Johan Huizinga, en su seminal Homo ludens, añadió a la actividad de trabajar y a la de hacer la guerra la de jugar, cuya esencia es una competitividad sujeta a reglas e incondicionalmente voluntaria, que se distingue del salvajismo guerrero por las propias normas del juego limpio, y del prosaísmo laboral por ser lúdica de principio a fin. No hay duda alguna de que el deporte, fundado hacia el siglo IX a.C. con los Juegos de Olimpia, pertenece ese orden lúdico de actos, y tampoco que con ellos se inventó una lucha por el reconocimiento no acosada ni por ganarse la vida ni por prevalecer sobre un enemigo mortal.
Al contrario, aprendimos entonces a luchar contra nosotros mismos, sin asomo de trampa pero sin asomo de tregua, descubriendo el agonismo del héroe pacífico que solo arriesga el infarto por ampliar una marca, precedido en este empeño por el noble Hércules, fundador de aquellos Juegos para festejar el asesinato de un joven amigo. Evocando ese espíritu celebra La Galerna sus primeros tres años de andadura, consciente de que centrarse sobre el Real Madrid le ahorra una inmensidad de concesiones pequeñas y grandes, pues su objeto es pura y simplemente la institución española más prestigiosa del planeta, no solo en el orden deportivo sino en el cultural.
Bien sabemos todos sus redactores que esa eminencia le engendra enemigos más o menos vehementes, pues ningún otro club puede chupar rueda de una gloria previa en medida pareja, y como uno de los miembros más recientes de nuestro periódico aprovecho para recordar el dicho latino: Si te tiran barro no contestes, porque deberás agacharte, y te mancharás por segunda vez. Eso no obsta, por supuesto, de disfrutar y airear informaciones tan preciosas como la que me enseñó Jesús, nuestro dire, precisando las dos ligas con un solo penalti disfrutadas por el Barça, o señalar favores arbitrales y parcialismo en medios de comunicación.
Lo que querría aportar –en buena medida por edad- es una actitud parecida a la de Bernabéu, dispuesta a volcar la exigencia hacia dentro, pues allá el envidioso con su torcida forma de admirar. Otros clubs se aferran al fanatismo de la patria chica; pero estamos comentando las peripecias del único que llena la tierra entera, y que quizá exige de su parroquia una actitud siempre más próxima a la ecuanimidad que a ninguna otra cosa.
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Puede que tenga usted razón cuando dice que a nosotros nos corresponde la ecuanimidad…...me gusta leerle porque sus artículos tienden a rebajar la tensión…..y eso para mí es bueno porque en lo tocante al fútbol y concretamente al Madrid a mí la edad no me ha dado esa capacidad de distancia, es más, voy a peor porque yo lo entiendo como una persecución..... hace mucho que para mí se colmó ese vaso y no puedo ser ecuánime, no ya con los rivales, sino con la prensa, a la que considero literalmente nuestra enemiga…..por eso la Galerna es tan importante, por ser un pequeño oasis en medio de tanto desierto mediático…
Saludos
El Real Madrid, club de futbol es un magnífico equipo español y en el mundo, digno ejemplo para la competitividad y disfrute de las personas.Para mí,madrileño,el mejor.¡OJO!, con decir en relación a la cultura y el R Madrid,lo mismo¿?:Para nada.No mezclemos las lechugas con el caviar...por decir algo sonado.Deportivamente,único y el summum futbolero....y ya es bastante.Pues es la verdad y por otro siglo más....En cuanto a Escohotado ,me agrada sobremanera sus comentarios.Vuelvo a la cultura, que me interesa bastante más.Han de demostrar uds esa excelsidad cultural.Se lo, agradecería, enormemente.Quedo a sus noticias.Un cordial saludo.
Tampoco yo he entendido bien esa alusión a lo cultural. Lo que sí considero, al contrario que otros galernautas, es que es mejor no meterse en el barro al menos institucionalmente. Creo que el Real Madrid ha sabido actuar inteligentemente con un programa en abierto que destapa las vergüenzas de la prensa con sentido del humor y con una frase final de programa que me encanta. Quizá lo veo así porque aunque me apasiona el deporte nunca he sido muy forofa, de hecho son los tiempos de Laso y Zidane (y de implicación institucional frente a la violencia ultra) los que me han hecho más madridista que nunca y me alegra compartir ahora con tanta gente la indignación que he sentido desde hace muchos años ante la prensa deportiva (una profesión, dos varas de medir, jaja). Feliz aniversario y a cumplir muchos más, gracias por ser un maravilloso oasis en el desierto de la prensa.
Por aportación cultural del Madrid entiendo ofrecer una alternativa al fanatismo. No faltan hinchas suyos tan irracionales como los de otros clubs, desde luego, pero no recuerdo en otros himnos menciones al honor y la buena lid. Tampoco conozco un público tan exigente con el equipo de casa y tan inclinado a reconocer logros de visitantes, como el que vengo viendo en las tribunas del Bernabéu desde los años 50, cuando mi padre me llevó por primera vez. Algunos llamarán traición a semejante cosa -por ejemplo aplaudir jugadas del contrario, como se me viene a la cabeza en el caso de Cruyff y Ronaldinho, entre otros-, pero sin ese plus de rigor hacia dentro y magnanimidad hacia fuera difícilmente habría conseguido destacar de modo tan nítido. Cuanto más se incline su parroquia por la visceralidad, y menos al sentido crítico, más mediocre será su desempeño.
Más mediocre será el desempeño del equipo, quise decir.
Entendido
Entendido, pero no creo que los silbidos a los jugadores del propio equipo que se escuchan en el Bernabéu (por errar, no por mala actitud del jugador) sean una muestra de honor y buena lid. De hecho, nunca he comprendido esa supuesta exigencia del público en el estadio y me parece de lo peor del madridismo, muy lejos de ser una aportación cultural positiva. Pero hoy toca hablar de la gesta, enhorabuena a todos y a por la 14.