Cruzar el puente de Ayamonte no es cruzar una frontera. Es volver a una España antigua y digna, bien intencionada, que quizás solo exista ya en nuestro ideario. Una España de fútbol en la calle y pan con chocolate, de tardes eternas y casas aireadas. Siempre quise pensar que Portugal es madridista, Cristiano me lo confirmó, como imagino que lo es mi vecino diligente. Como mi mejor amigo y confidente. Como mi primo favorito. Es un error recurrente y voluntario juzgar el madridismo como una virtud, un error que no quiero enmendar.
Paul Weller no siempre tiene razón. ¿Por qué entender a los demonios que combates? La calima del sur amenaza y, vencido y perezoso, pienso que no hay peor sitio que aquel donde no quieres estar. Y ese sitio es aquel donde no eres querido. Tal vez haya llegado el momento de encontrar un lugar a salvo de este atrezo de competición casera y castiza, un lugar donde el error parezca lo que es, donde ganar o perder sean un lance. Donde la amistad no sea una conveniencia mediático-política. Donde los clickbaits no se impongan a la realidad. Donde el relato, tozudo, lo marquen los hechos, no las ideologías bastardas. Donde no abunden los siervos, sucios de tinta sucia. Donde el dinero permita plantillas, no tanto voluntades. Donde, en suma, la masa sepa por qué odia y a quién beneficia su odio inculcado.
No hay peor sitio que aquel donde no quieres estar. Y ese sitio es aquel donde no eres querido. Tal vez haya llegado el momento de encontrar un lugar a salvo de este atrezo de competición casera y castiza, un lugar donde el error parezca lo que es, donde ganar o perder sean un lance
Quemar ese puente que nos ata y dejar atrás ese ruido pestilente sería liberador. Frente a nosotros, otro reto magnífico: cerrar la puerta al salir, como un estruendoso adiós. Respirar aire nuevo. Jugar las cartas sabiendo que la mano no está perdida de antemano. Lo contrario nos haría, en cierta medida, cómplices.
La dignidad puede encontrarse frente al Chaves o al Oporto. Tal vez allí, no haya un casus belli semanal. Tal vez en Portugal, los vomitorios no vomiten hiel. Tal vez allí, una falta sea solo una falta. Tal vez en Portugal, una decisión arbitral tenga forma de línea recta.
Pessoa era madridista. Como mi vecino, como mi primo favorito. La Liga Ibérica está al otro lado del puente.
El Madrid hace tiempo que rema contra el viento, amigo de causas que parecen perdidas, en un país de alcahuetas y alcahuetes donde lo anormal es rutina. Posiblemente reivindicar nuestra marcha sea solo un deseo pero, quién sabe si, de suceder, les confirme, al fin, que todo era nuestra culpa. Solo tal vez, entonces, y por distintos motivos, no hagamos feliz a tan solo medio país. Bienvenidos a Xanadú.
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Ojalá pudiéramos irnos.
Suscribo.
(*)Fernando Pessoa. Julio Cortázar, Sigmund Freud. Albert Einstein, Marta Graham, Mahatma Gandhi, Igor Stravinsky, Ernest Hemingway, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Charles Bukowsky, Jack Kerouac, Williams Burroughs, Maxim Gorki, David Bowie, Bob Marley, Keith Moon, Jim Morrison, Winston Churchill...madridistas a "tutti pleni".
En oposición y contraste: Francisco Franco , culer como els Negreira, pare i fill... y Torrebruno. también.
Sería la mejor salida, en mi opinión. Gracias por leer el artículo.