Artículo publicado el 22 de octubre de 2016 y reflotado el 18 de enero de 2022 con motivo del fallecimiento de Francisco Gento.
El nombre de Paco Gento está ligado a la banda izquierda del terreno de juego, a la conquista de innumerables títulos y a la historia del Real Madrid y del fútbol mundial. Un jugador legendario del deporte rey.
Su idilio con el balón comenzó en su Cantabria natal jugando en las filas del Nueva Montaña, el Rayo Cantabria y el Racing de Santander. Precisamente con el cuadro santanderino debuta en Primera División frente al F.C. Barcelona en febrero de 1953. Apenas diez encuentros ligueros y cuatro de Copa son su bagaje antes del que el Real Madrid se fije en él y le contrate tras pagar un millón y medio de pesetas y las cesiones de Espina y Urcelay.
Nacido en Guarnizo el 21 de octubre de 1933, fue un extremo zurdo de una velocidad asombrosa, convirtiéndose en una auténtica pesadilla para las zagas rivales, que se veían desbordadas cuando arrancaba a correr. Además tenía una pierna izquierda muy precisa con la que realizaba excelentes centros y disparos, y un regate en seco que sorprendía a los laterales contrarios.
Sus comienzos en la Casa Blanca no fueron sencillos y en primera instancia se rumoreó una cesión al Celta o incluso un regreso al Racing en trueque con Espina. Sin embargo Di Stéfano, su nuevo compañero recién llegado esa campaña, convenció a Bernabéu de que Gento estaba por explotar. En la temporada de su debut levantó su primera Liga en un curso en el que compartió delantera con Joseíto, Olsen, ‘La Saeta Rubia’ y Molowny.
En el verano de 1954 llegó al club Rial, lo que supuso una gran noticia para el cántabro. El interior argentino entendió a las mil maravillas el estilo de juego del extremo y con sus pases en profundidad maximizó todas las virtudes de Gento. Comenzaba así el período glorioso del club merengue, que se convertiría en los siguientes años en el mejor equipo del país, de Europa y del planeta.
El extremo siempre se caracterizó por su regularidad y apenas se perdía partidos por lesión. Uno de los grandes damnificados fue Manolín Bueno, otro futbolista zurdo de enorme calidad que se vio a la sombra de Gento durante muchos años. El de Guarnizo siempre completaba temporadas con más de 30 partidos en sus piernas y una media de 10 tantos por campaña.
Resultó fundamental en la conquista de las cinco Copas de Europa seguidas del Real Madrid de 1956 a 1960, pero sobre todo en dos de ellas, en la edición de 1957 cuando marcó el tanto de la tranquilidad en la final en el Bernabéu ante la Fiorentina y un año después, cuando el Milan de Giuseppe Viani les puso en serias dificultadas y una diana suya en la prórroga dio el tercer entorchado continental a los merengues.
Su extensísima carrera se prolongó también durante la década de los 60, en la que ya no estaba Rial pero sí Puskas, que con su prodigioso pie izquierdo le siguió surtiendo de balones para que Gento galopara por la banda. Con el magiar en el plantel, el cántabro cuajó probablemente su mejor temporada entre 1959 y 1960 al conseguir 14 tantos en Liga, desarbolar al F.C. Barcelona en un choque liguero disputado en el Camp Nou que finalizó 3-5 (dos goles llevaron su firma) y brillar con luz propia en la legendaria final contra el Eintracht en Hampden Park.
Además, Gento también figura como nexo de unión entre dos generaciones, la que había logrado llevar al Real Madrid a la gloria a finales de los 50 y una nueva repleta de jugadores españoles bautizada como ye-yé con ganas de comerse el mundo. Ese equipo, en el que destacaban Amancio, Pirri, Zoco, Grosso o Velázquez, se coronó campeón de Europa por sexta vez en 1966, siendo capitaneados por el extremo zurdo en Bruselas contra el Partizan de Belgrado.
Fijo para todos los entrenadores que tuvo en el Madrid -Enrique Fernández, Villalonga, Carniglia, Fleitas Solich y Miguel Muñoz- con los años perdió velocidad, pero continuó siendo constante su presencia en el once. En sus últimos tiempos como profesional prosiguió adornando su palmarés con tres Ligas entre 1967 y 1969 y una Copa en 1970 contra al Valencia en el Camp Nou. Sin embargo, una pequeña espina se cruzó en su camino al despedirse de forma oficial con la camiseta blanca en la derrota de la final de la Recopa contra el Chelsea en 1971 en el duelo de desempate.
El club, como no podía ser menos, le organizó en diciembre de 1972 un homenaje a la altura y, coincidiendo con el 25 aniversario del Santiago Bernabéu, se enfrentaron a Os Belenenses, el rival que inauguró el coliseo blanco. Gento marcó uno de los goles de la victoria y se despidió de la parroquia, que le tributó una gran ovación. Curiosamente ese fue el segundo homenaje a ‘La Galerna del Cantábrico’, puesto que en 1965 ante River Plate Bernabéu le impuso la Medalla al Mérito Deportivo por sus 12 años en la institución madrileña.
Con la selección española también tuvo gran protagonismo durante más de una década, disputando 43 partidos y marcando cinco tantos. La primera oportunidad se la dio Ramón Melcón en el año 1955 cuando le convocó para un partido ante Inglaterra. El choque se jugó en un Chamartín a reventar y concluyó empate a uno. Un par de años después participó activamente en la clasificación para el Mundial de Suecia. Sin embargo, el equipo nacional, pese a tener un plantel de lujo, fracasó en la lucha por el billete mundialista tras tropezar en casa frente a Suiza.
El primer gol de Gento con España se hizo esperar y no llegó hasta 1959, en un duelo clasificatorio para la Euro del año siguiente contra Polonia. El zurdo aprovechó un buen centro de Olivella tras gran pase previo de Kubala para batir al arquero Stefaniszyn, según cuentan las crónicas de la época. Por problemas extradeportivos en la eliminatoria frente a la URSS los hispanos no llegaron a la fase final del torneo europeo, pero sí lo harían dos años más tarde al Mundial de Chile. El cántabro fue importante en los partidos contra Gales y Marruecos y posteriormente fue incluido en la lista de Helenio Herrera y Pablo Hernández Coronado.
En territorio chileno España cayó en el debut ante Checoslovaquia y estuvo cerca de tropezar también contra México si Gento no realiza una cabalgada maravillosa de área a área sorteando rivales para asistir a Peiró en el último minuto. Restaba la contienda contra el Brasil de Garrincha, Vavá o Didí y pese a que se jugó como nunca, dos dianas de la nueva perla brasileña Amarildo y una discutible actuación arbitral les apartaron de cuartos de final.
En 1964 el cuadro nacional vivió un gran momento de gloria con la conquista de la Eurocopa de Naciones en casa, pero para Villalonga el futbolista de Guarnizo no fue uno de sus fijos. Sí fue de la partida en eliminatorias previas, como ante Rumania o Irlanda del Norte en Belfast, en cuyo choque Gento resultó clave al anotar el tanto del triunfo, pero en la fase final Lapetra le arrebató el puesto. En la siguiente cita internacional el técnico cordobés sí premió su excelente año blanco donde ganó la 6ª Copa de Europa y fue titular en dos partidos del Mundial de Inglaterra actuando como capitán. Primero en la derrota contra Argentina y posteriormente en la victoria contra Suiza, que no sirvió para pasar de ronda.
Los últimos choques del extremo defendiendo a su país tuvieron lugar entre 1968 y 1969, contra Inglaterra en el Bernabéu en cuartos de final de la Eurocopa y Finlandia en La Línea en un encuentro de clasificación para el Mundial de México respectivamente.
Otro momento inolvidable de su carrera tuvo lugar en 1963, cuando fue convocado por la FIFA para una selección mundial que se enfrentó a Inglaterra en el centenario de su federación. El partido se disputó en Wembley y pudo compartir vestuario con otras leyendas del fútbol mundial como Yashin, Law, Masopust, Seeler o el luso Eusebio que llegó a decir de él que “era sin duda el mejor extremo izquierdo del mundo”.
En su vida posterior al césped Paco Gento ejerció como entrenador durante varios años. Dirigió a los juveniles del Real Madrid, al Castilla, al Castellón, al Palencia durante tres años y al Granada. Ya con la llegada del nuevo siglo fue nombrado Embajador del Madrid en Europa, lo que le hizo viajar con el primer equipo a numerosos partidos de Champions y mañana mismo -23 de octubre de 2016- los socios darán el sí para que sea anunciado como nuevo Presidente de Honor de la entidad merengue.
Un auténtico mito del balompié que vistió en 605 ocasiones la camiseta blanca, logrando 181 dianas y con un palmarés irrepetible en el que figuran 12 Ligas, 6 Copas de Europa, 2 Copas, 2 Copas Latinas, 1 Copa Intercontinental y un largo etcétera de trofeos individuales.
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¡Que grande mi paisano el de Guarnizo!. Ejemplo de lo que debe de ser un jugador del Madrid. Por cierto, que bonito era el equipaje que lucía el Madrid en aquella época. Se demuestra que no hace falta ser un genio del diseño para hacer algo atractivo. Hoy en día . esa equipación se vendería como rosquillas. Estoy convencido.
Mi madre,gran aficionada al fútbol,según ella por seguir a sus hermanos que jugaban en el equipo del pueblo, me contaba que una vez su madre , Trini, santanderina, le refirió la alegría de una vecina porque a su hijo lo había cogido el Madrid.
“Trini, a mi hijo lo han cogido en el Madrid !!. Su hijo era Paco Gento.
De Madrid al cielo.
Se acostumbró uno tanto a Paco Gento, que sonaba raro cuando, al final de la alineación del Madrid, el comentarista de turno no incluía a Gento en el once titular (...Puskas y Gento; ...Velázquez y Gento) y posiblemente era sustituido por Manolín Bueno, gran futbolista, pero claro...
Gento, en los años finales de su carrera, jugó varios partidos fabulosos, que sin embargo no acabaron clasificando al Real Madrid, caso de la eliminatoria de semifinales de Copa de Europa contra el Manchester United de B. Charlton y G Best, en 1968. O el empate a tres del primer partido de liga de la temporada 1969/70 en el Bernabéu contra el Barcelona, donde remontó el 0-2 de Bustillo con un gol de antología a pase de Fleitas... O en la eliminatoria de Copa de Europa de esa misma temporada contra el Standard de Lieja, aunque se perdió, qué pundonor, qué coraje, qué bravo aquel Gento cercano a los 37 años y cómo le aplaudía el Bernabéu en noche de lluvia infernal...
Quede para el recuerdo de aquella infancia y adolescencia, en que el sueño de cualquier joven futbolista era jugar en el equipo de su pueblo, de su ciudad para, finalmente, acabar jugando en el Real Madrid. Sin esa ilusión, transmitida a través de décadas, hoy no tendría el Madrid esa aureola que lo hace diferente a los demás.
Aquí el poema que dediqué a Paco Gento el día que falleció. Descanse en paz y hala Madrid siempre.
Julio Arrebola Solórzano
18 de enero ·
Compartido con: Público
A Paco Gento:
En su última carrera
galopa buscando el cielo
ya rebosante de estrellas
el alma de Paco Gento.
Estrellas que fueron y son
soles de sus compañeros,
legendarios del balón,
del equipo del Madrid,
que forjaron al Campeón
compitiendo en buena lid.
Campos Elíseos de ensueño
reservados a los mitos
se visten de blanco eterno
homenajeando a un equipo
de futbolistas punteros,
figuras del pasado siglo,
del guardameta al extremo.
Como perseida fugaz
o rayo jupiterino
ha llegado la Galerna
del Cantábrico a jugar
con su Real Madrid divino.
Deleite del Universo,
ya rueda el balón triunfal
al compás del movimiento
de Kopa y Héctor Rial,
Di Stefano, Puskas...¡Gento!
Sus primeros equipos antes de Rácing fueron el Unión Club, equipo del Astillero efectivamente; pero en el nombre del otro club sólo una apreciación: no se llamaba exactamente "La Montaña" sino el "Nueva Montaña" nutrido por los obreros de la factoría de Nueva Montaña Quijano, situada a las puertas de Santander.
Sin duda por eso fue y llegó tan rápido a la cima. Las estaciones de la línea férrea, que aún existe, eran entonces: El Astillero, Guarnizo, Nueva Montaña y Santander; y el ferrocarril el modo de transporte más veloz y de mayor virulencia que se conocía.
Por eso mismo, en Bilbao, al extremo izquierdo del Athlétic, Gorostiza lo apodaban "el Expreso de Irún".
(cosas del fútbol)
Hola, Pablo
Muchas gracias. Pediré que lo corrijan.
Gorostiza era 'Bala Roja'. 'El Expreso de Irún' era Elicegui, que jugó en el Real Unión, Athletic de Madrid y Deportivo.
Saludos
Tienes razón, Elícegui, de la Real Unión (de Irún, claro) le tocó cargar con el sobrenombre del Expreso.
¡Corrían como demonios, los extremos por la banda izquierda!