Viernes por la tarde, día previo a la disputa del Real Madrid-Huesca. Termina la jornada de trabajo semanal para el madridista medio —para el entero, con suerte, concluyó antes de comer—. El madridista medio pensaba que la semana no terminaría nunca, pero la semana, al igual que la vida, tras mucho quejarse uno, concluye de repente. El madridista medio está inserto en el vagón de una montaña rusa: en apenas unos días, la gravedad lo arrastró con fuerza hacia abajo contra Cádiz y Shakhtar para ascenderlo sin freno frente al Barcelona y zarandearlo de un lado a otro contra el Borussia Mönchengladbach. El madridista medio se baja medio mareado de la vagoneta al llegar a casa y se prepara un café. Hoy lo toma solo, con un hielo inmenso que se queja al zozobrar en el líquido hirviendo. Le invade una extraña sensación cambiante que fluctúa entre el fracaso absoluto y la temporada épica. Pero al ver a Zidane en un vídeo que le han enviado por Whatsapp, al madridista medio se le dibuja una sonrisa en la cara, o una cara en la sonrisa, porque vaya usted a saber cómo funcionan ahora los gestos con esto de las mascarillas.
Por fortuna, no solo existe el madridista medio, también hay madridistas más listos y más lelos, por supuesto, porque los listos también tienen derecho vivir y a que se les respete. Habita España un madridista muy preparado, que no duda ante ninguna circunstancia, siempre tiene clara su posición y cualquier acto menos bélico que el desembarco en Normandía le parece una muestra de debilidad inaceptable para el Real Madrid. A este madridista de raza suprema no le gusta Zidane. No le gusta no ya por sus características técnicas, sino porque el francés no alimenta la falsa épica y desmitifica cualquier intento de modificar el relato para convertirlo en una epopeya de mercadillo. No le gusta que Zidane no sobreactúe. No le gusta que Zidane no haga públicas las discusiones que tiene con sus jugadores. No le gusta que Zidane no se luzca dialécticamente para dejar en mal lugar a algún compañero de profesión. No le gusta que Zidane logre una y otra vez lo que él cree que es incapaz de conseguir.
El madridista lelo va a rebufo del madridista listo o superior. Necesita adular a otros para rellenar su inseguridad con algo más que realidad. El madridista lelo estará en contra de Zidane si el superior lo está, y a favor en el hipotético caso contrario. El madridista lelo es el típico cobarde capaz de realizar el acto más valeroso, siempre y cuando sea para epatar a su adorado líder.
El madridista medio había sonreído antes, mientras tomaba un café, con un vídeo de Zidane que había recibido por WhatsApp. Se trataba de un vídeo en el que Zizou felicita a Maradona por su sexagésimo cumpleaños. El madridista medio no se para a pensar si Maradona jugó en tal o cuál equipo, o por qué derroteros condujo su vida. Solo aprecia la naturalidad de un Zidane al que le importa tres narices la opinión del madridismo polarizado. El madridista medio estima a Zidane, pero sabe que la estancia del galo como entrenador del primer equipo es probable que hace tiempo rebasara el ecuador y cada vez esté más cerca del final. Mas el madridista medio ama más al Real Madrid que a cualquier figura individual y no ve un drama que Zidane se vaya. O «le vayan». A diferencia del madridista superior, para el que es una hecatombe incomprensible que un entrenador viril no dé un golpe de estado y desbarate todo con cara de señor enfadado. Porque para el madridista superior, reírse no está bien.
El madridista medio aguarda con esperanza el partido del sábado a las 14 horas contra el Huesca para saber qué inclinación adoptará la vagoneta de la montaña rusa. El madridista medio vivirá el partido con pasión y sentirá como el que más cualquier resultado que se produzca. Pero el madridista medio será capaz de frivolizar con la derrota o con la victoria sin que ello suponga ninguna falta de respeto ni déficit de madridismo cinco jotas. El madridista medio tampoco entrará al trapo de la provocación fraternal. Prefiere disfrutar de su equipo a demostrar que tiene razón.
El madridista medio verá el próximo partido del Madrid por televisión, con su familia, con la calma que infunde que haya vida más allá del fútbol, pero con la pasión de saber que existe poca más interesante que la relacionada con el Real Madrid.
Fotografías Getty Images.
Que manía de dividir madridistas por dios...
Como en los demás ámbitos de la vida, de todo hay, y así debe de ser. Todos pensamos que tenemos razón. Cada uno que piense y opine como le parezca. Yo opino casi siempre al revés, no lo puedo evitar.
Buena argumentación. Todos somos madridistas, cada uno subiendo o bajando según sus sensaciones en esa montaña rusa. Ni uno tiene la razón porque siente una subida, ni el otro porque percibe una bajada. Cada uno reacciona según sus sentimientos. Pero todos estamos de hecho en la misma atracción: la increíble y emocionante aventura Real Madrid.
Si, pero tú nos divides en un buen sentido, el autor lo hace para denigrar.
Leches. Ya no sé si soy pipero, omaíta, superior, medio, lelo, zidanista, mouriñista, oficialista, troll, culerdo infiltrado... Sí que sé que me encanta el Madrid, me ilusiono esperando el partido y cuando empieza. Luego, pues según, sigo ilusionado o decepcionado, pero sigo siendo del Madrid.
Zidane es una bendición, se equivoca como todos pero es el mejor para el Madrid, el no se mueve por el dinero, como la mayoría, el se motiva con el equipo, con el proyecto, por la satisfacción del trabajo bien hecho, eso descoloca a los anti-madridistas y es blanco de sus frustraciones y sus críticas más feroces... Se siente, vosotros no tenéis un Zidane en vuestro equipo
De hecho me coloco en una de las casillas..... Se siente vosotros no tenéis un ZZ.
Quizás es por mi edad (77) pero hace mucho que no me preocupa la casilla en la que me enviaste, líder o seguidor. Faltaría más. Es como si después de toda una vida profesional de empleado, autónomo y empresario tuviera curiosidad por hacerme un test de inteligencia de esos que circulan por periódicos y revistas.
No me ofende el artículo, de hecho me gusta como casi todo que escribe.
Un abrazo don Francisco, las casillas existen pero son vasos ligeramente comunicantes.
El madridista medio no existe.
Cada madridista tiene sus cosas. No creo que sacando la media nos salga un hombre como el descrito en el artículo.
Yo creo que nos sale un señor que sufre más de lo que disfruta, porque los medios de comunicación le tienen medio convencido de que se están haciendo las cosas muy mal, a pesar de que ganamos algunos títulos para tapar vergüenzas.
Vergüenza de prensa.
Hacen falta muchas Galernas para que los aficionados puedan llegar a tan siquiera plantearse que son felices... y no lo sabían.