El PSG no consigue el capricho de la Copa de Europa
Sólo le faltaba un partido al fútbol para acabar cediendo al capricho de sus asaltantes. Ay, la vieja Europa. La de Di Stéfano y Gento, Beckenbauer, Charlton o Gullit al borde de la invasión oriental. Una gran mancha negra y viscosa que se extiende oculta bajo el celeste del antaño Manchester pobre o del rojiazul del pujante París de los noventa. Año tras año, ajenos a los usos y costumbres del lugar, ellos aparecen con sus tesoros de Las Mil y una Noches para hacer realidad su sueño de ganar la Copa de Europa. No será este año, cuando más cerca han estado, porque el Bayern de Múnich, señor de abolengo alemán, el bávaro guardián de las esencias copaeuroperas que nos quedaba, lo impidió con la nostalgia de El Mundo de Ayer.
Había dicho el joven Mbappé horas antes de la final que él estaba allí, en París, para ganar la Copa de Europa con el club de su ciudad. Mbappé cree que el PSG sigue siendo el club de los parisinos, de los pesegistas, y no el juguete de un príncipe lejano. Yo veía ayer el partido y contemplaba, como si fuera un asustado Stefan Zweig, ese París de los veinte y de los sesenta y de los ochenta movido como un juego de mesa por un sultán desde su palacio de oro. Allí había unos alemanes con pantalón corto y medias, armados de alegría y orgullo de ser lo que son para impedir mi visión apocalíptica.
El bien ha vencido al mal en esta cruzada futbolera
Ayer jugó el Bayern de Múnich la final de la Copa de Europa, pero es como si la jugara también el Real Madrid y todos los viejos clubes (cada vez menos) que siguen siendo viejos clubes. Equipos que gestionan su patrimonio y sus recursos dentro de las reglas y los códigos que se dieron hace un siglo. Este PSG no sabe nada de códigos. Tampoco de méritos. No puede haberlos por el simple hecho de abrir el grifo y salir de él dinero sin límite para comprar Neymares, Mbappés y Di Marías que se dejen comprar. Pero no lo han conseguido. El bien ha vencido al mal, incluso permitiendo todos los organismos de competiciones los escandalosos incumplimientos del juego limpio financiero.
Yo esta mañana estoy un poco por salir a tomarme una cerveza tocado con un sombrero con pluma para brindar por mis aliados, por mis hermanos europeos muniquistas en esta cruzada futbolera. Que los mejores viejos equipos europeos de la historia sigan siendo los mejores equipos europeos del presente es una maravillosa sensación de pertenencia al pasado que no podemos olvidar. Desde lugares remotos, desde culturas distintas, intentan comprar, y compran sin freno, nuestro pasado futbolero como si no hubiera existido. Media Europa futbolística está en manos de advenedizos extranjeros, subrrogados a golpe de fajo en generaciones de aficionados, de padres e hijos vendidos al antojo irrespetuoso de recién llegados.
Por eso hoy es un buen día. Hoy hay nuevo viejo campeón de Europa y tenemos que felicitarnos. El Bayern de Múnich es, por detrás del Real Madrid, la joya que ansían imitar (porque no la pueden comprar) todos esos petroleros que en realidad no compran clubes sino recuerdos. Todos nuestros recuerdos.
Fotografías Getty Images.
Estupendo artículo Mario. Alguno de mis mejores recuerdos en el Bernabéu son contra el Bayern. Las paradas de Paff en el 87. La remontada al año siguiente con Michel y Jankovic. El gol de Anelka, el de Benzema contra Guardiola y por supuesto esa maravillosa noche en la que Ronaldo nos llevó a la final de la copa de europa tras la prórroga. En fin, el clásico de europa. Ojalá nos veamos pronto y rememoremos viejas afrentas. Me consta que a pesar de la rivalidad hay admiración mutua.
Febrero de 2018.
Estoy por trabajo en Bocholt, noroeste de Alemania. Ida de 1/8E de Champions, Besiktas-Bayern y nos vamos los futboleros del equipo, formado por alemanes, italianos, turcos y polacos, a un pub a ver el partido. Allí hay una mesa grande con unos cuantos forofos del Bayern ataviados con el pack completo: fleschen de 1L de cerveza en mano, bufandas, gorras y pintura. Confraternizamos, hablamos de fútbol, del Madrid y de la Champions y al terminar me despido con un amable: "Bueno, pues a ver si nos vemos en semis o final, ¿no?"
De repente, les cambia la cara a todos los alemanes, que me miran con cara de terror y gestos de dolor: "¡¡¡No, no, por favor!!!" y haciendo cruces como si fuera un vampiro.
Para un niño que creció con las goleadas de los 80 que nos metían cada vez que cruzábamos el Rín , de un joven que vivió a la Quinta estrellarse allí varias veces, de un adulto que sufrió el gol de Makaay y de un padre que lloró en la tanda de penaltis del 2013 y que tuvo que aguantar la ridiculez de "La Bestia Negra", ver a esos tradicionalmente arrogantes teutones aterrados con la posibilidad de chocar otra vez contra ese equipo de blanco de un país del sur de Europa constituyó uno de los momentos más gratificantes y kármicos de su vida. Nos temen. Algo estaba cumplido. El Real Madrid siempre vuelve. El Real Madrid es eterno.
Spoiler: nos tocaron en semis y, por tercera vez consecutiva, les mandamos al carrer. Y me acordé de sus caras de horror.
¡Qué historia más buena! Un momento para disfrutar, je je je..
Como nunca, una de mis mayores satisfacciones! Como me gustaría enviarle una foto a mi yo de aquellos años en que Alemania era sinónimo de goleada humillante!
Le comprendo, le comprendo perfectamente. A veces la vida, te ofrece momentos ...digamos que de revancha...
Yo creo que Bayern y Madrid se odian deportivamente, y ambos tienen elementos en común que les hacen ser insaciables y competitivos en la Champions, pero a la vez se admiran mutuamente y como se ha dicho por aquí el entrentamiento entre ambos es uno de los partidos del siglo.
El Barca hace unos años estaba empatado a 5 champions con Bayern y Liverpool y desde ayer se ha visto superado por ambos y a su vez ha descendido un escalón europeo.
City y PSG a seguir gastando dinero....
Gran artículo, don Mario.
Refleja muy bien el sentimiento que tenemos muchos futboleros frente a estos millonarios del golfo que creen que la historia se puede comprar.
Pues como diría la protagonista de una famosa serie televisiva, "Not today".