El Barça no merece nada (tampoco la liga) 

Buenos días. El Barcelona es campeón de una liga que no se debería haber jugado. La competición se debería haber cancelado en el mismo momento en que se supo que el club catalán había estado comprando al estamento arbitral, vía su vicepresidente Enríquez Negreira, durante al menos 17 años. La gravedad de estos hechos es tan extrema que cualquier intento de “business as usual”, como decían los londinenses en medio del blitz, debería haber sido abortado de inmediato.

Sin embargo, se ha seguido adelante como si aquí no pasase nada. Sí pasa. Pasa muchísimo. Cualquier cosa que se haga sabiendo lo que sabemos, en la impostura de que no lo sabemos, es ilegítima de raíz. Es un muerto provisto de hilos a quien alguien, desde arriba, hace moverse en la pretensión torpe de que vive. El Barça ha sido -y todo indica que sigue siendo- el beneficiado de un sistema corrupto hasta la médula que desde luego, en este modesto medio de comunicación, no vamos a compulsar con la hipocresía de unos parabienes que significarían una falta de respeto a nuestra propia inteligencia y nuestro propio orgullo.

Sucede además que todo indica que el negrísimo (o negreirísimo) periodo de ignominia y fraude prosigue. Se consumó la crónica de un alirón vergonzosamente anunciado y minuciosamente preparado por los continuadores de la era Negreira, a saber, sujetos que siguieron en el terreno de juego sus directrices compradas y que hoy ostentan las posiciones más altas en el CTA, desde la presidencia (Medina Cantalejo) a la máxima autoridad del VAR (Clos Gómez), pasando por diversos mandos medios hechos a medida por peones del sistema como Undiano Mallenco. Son los nuevos Negreira.

El CTA no tiene la mejor credibilidad. Rubiales no tiene la menor credibilidad. Tebas no tiene la menor credibilidad. Qué decir de Roures, el perpetrador de un relato antimadridista a través de sus medios, rendidos a la narrativa pergeñada por el avalista y socio del impresentable Jan Laporta, que sigue vicepresidiendo la RFEF como si aquí, nuevamente, no pasase absolutamente nada. Es una cochambre inmunda y nosotros, desde luego, no tragamos.

Intuíamos en esta mañana festiva que quienes más iban a hacernos enojar no eran los medios deportivos cataculés, sino los editados en Madrid. No nos equivocábamos.

No, Marca, no. El Barça no merece nada. Tampoco la liga. Bueno, matizamos. El Barça merece tal vez un descenso administrativo. Merece ser desposeído de todos los títulos (como mínimo los nacionales) que adquirió pecuniariamente en el periodo Negreira, y que se investigue si procede privarle de más jalones en su palmarés. Hasta que esto no se haga, el resto está de más, especialmente si prosiguen las decisiones arbitrales más aberrantes y sospechosas, como de hecho prosiguen. ¿Recuerdan? “Puedo ayudaros con el VAR”. Repase el lector las estadísticas del VAR esta temporada, coronadas por la anulación de un gol de Asensio en el Camp Nou que habría cambiado la deriva del campeonato y que todavía hoy tenemos que tragarnos en un acto de fe, en virtud de unas líneas de fuera de juego que son el hazmerreír de una competición que se presenta como seria en medio del estigma imborrable del negreirato.

Imborrable, al menos, hasta que no se haga nada al respecto.

La Galerna no felicita al Barca. Claro es que el Barça puede vivir sin nuestra felicitación. El Barça puede vivir sin tantas cosas… Puede vivir sin dinero (ya llegará por medio del jeque a quien no hace sino preparársele el terreno) y puede vivir sin decencia. Puede vivir incluso sin darse por enterado de su falta absoluta de dignidad, o al menos sin dar acuse de recibo de que sabe que carece de ella. Dice Marca que los culés han ganado “con una superioridad indiscutible”. Lo que es indiscutible son las ganas de Marca de dar la patada hacia adelante y seguir con el fraude hasta el día del Juicio Final, sin que podamos decir, infelizmente, que el propio Marca (como la práctica totalidad del resto de los medios deportivos) vaya a salir bien parado si es que es verdad lo que nos contaban de pequeños en el sentido de que en el Más Allá triunfa al fin la justicia.

Aquí, desde luego, en el Más Acá, la justicia no tiene trazas de triunfar. La muerte de la inocencia que el BarçaGate ha supuesto para el aficionado al fútbol no tiene marcha atrás. Una vez que el espectador sabe que este tinglado es un gigantesco trampantojo de competición, con unos árbitros entregados a mejorar sus carreras a base de obedecer a sus jefes (proveedores de servicios pagados por quien ayer se coronó bochornoso campeón), con unos medios que propalan mensajes de loa perpetua a ese bochornoso campeón y odio al otro aspirante tradicional al título, esto no vale para nada.

Game over.

Que ha vuelto el Barça, dice As, medio deportivo editado e impreso en Madrid, capital de España mientras no se demuestre lo contrario, que se demostrará. Que ha vuelto, dice. Ha olvidado As las dos ultimas palabras del que debería haber sido su titular. “El Barça ha vuelto a robar”.

As es lo mismo que Marca: una pieza del sistema que, como tal, aspira al mantenimiento del statu quo pergeñado por Tebas y Roures y Rubiales, personajes que financian a As y a Marca y a muchos más medios y que han lanzado la consigna con la que se ha de morir, o sea, sigan, sigan. Dispérsense. Aquí no hay nada que ver.

No, As.

No, Marca.

No, Tebas.

No, Roures.

No, Rubiales.

A los que nos sabemos estafados no nos dispersaréis.

Os dejamos con las portadas de aquellos medios que, estando igual de comprados que As y Marca, se espera que lo sean a diferencia de ellos en virtud de su procedencia geográfica. Quedaos con vuestra liga de maffeos, raíllos, falis y ballius.

Nosotros estamos a otras cosas.

Pasad un buen día.