En un universo paralelo dentro de las infinitas versiones de la realidad que podrían discurrir conjuntamente en un multiverso, posibilidad no confirmada pero tampoco descartada por la mecánica cuántica, Jordi Alba asiste a Messi en el minuto 15 del Liverpool-Barça y el argentino, tras acertar esta vez en su recorte dentro del área a Matip, marca el 1-1 y neutraliza la salida en tromba del Liverpool, que tiene ahora que anotar cuatro goles más para pasar a la final. Los ingleses pasan aturdidos toda la primera parte, acusando el golpe, maldiciendo que un Barça completamente sometido les haya marcado cada vez que ha chutado en la eliminatoria. Son momentos duros mientras asisten a un descomunal rondo del equipo catalán, que no llega a probar en ningún momento a Alisson pero marea la pelota espectacularmente de lado a lado del campo a 70 metros del portero brasileño. Piqué para Busquets, Busquets para Arthur, Arthur para Busquets, Busquets para Piqué. Todo entre olés de su público y de los periodistas españoles en las cabinas de radio, excitados por una “exhibición para la historia en un templo del fútbol mundial”.
En la banda se desgañita, inmune al desaliento, un tipo grande y rudo, que luce una barba algo desaliñada, gorra y ropa de sport. Bien podría ser Julián el del bar de abajo, pero resulta ser el entrenador del Liverpool. Jürgen Klopp grita a sus chicos que siempre es posible. Que son mucho mejores que el rival. Que el Barça puede tener el balón, pero son ellos quienes tienen las pelotas. Y que recuerden los movimientos trabajados durante la semana, en la que se especificó claramente a cada uno cómo hacer daño al Barça y cómo impedir al contrario desarrollar sus virtudes. Y los ‘reds’ reaccionan poco a poco, empujados por una confianza inexplicable en sus posibilidades y un orgullo descomunal, moviéndose por el césped clavando la coreografía exhaustivamente diseñada por el técnico alemán en la pizarra. Y terminan pasando por encima del Barça, ganando por un agridulce 4-1 que les depara una atronadora ovación de Anfield pero también una injusta eliminación. El Barça se mete en la final y sus jugadores lo celebran sobre el campo, alguno dedicando feos cánticos a Madrit, como en él es habitual.
El Barça se mete en la final y sus jugadores lo celebran sobre el campo, alguno dedicando feos cánticos a Madrit, como en él es habitual.
No sucedió así para mí ni para usted, lector, no en nuestro mundo. Y menos para los barcelonistas con los que compartimos la existencia, pobres. Pero esto puede haber ocurrido en uno de los infinitos universos paralelos que podrían existir. ¿Y la prensa española? ¿Qué dice la prensa española en ese escenario en el que Messi fue capaz de regatear a Matip a los 15 minutos en esa gran ocasión en la que debía marcar la diferencia? ¿Cómo interpreta la eliminatoria ahora? Pues como siempre, pues su ventajismo trasciende las leyes del Cosmos: en función del resultado.
El Liverpool le había dado dos baños escandalosos a los azulgranas, tanto en el Camp Nou como en Anfield, pero lo que cuenta en esta realidad que nos ocupa son los goles, a diferencia de en las cuatro de cinco Champions ganadas por el Madrid, donde las bolas calientes y la flor eran la explicación de unas conquistas aberrantes, incluso contraproducentes, que tapaban fracasos como la Liga perdida en 2016 con un punto menos que el Barça de los 19 penaltis a favor. Las conclusiones que sacan los expertos son exactamente opuestas a las que estamos leyendo en nuestro universo conocido tras la debacle culé en Anfield, aunque muy parecidas a las del 3-0 del Camp Nou una semana antes, también en función del resultado pese a que el baño del Liverpool fuera posiblemente aún mayor. “El que tiene a Messi tiene el as de bastos”, se dogmatiza. “Esta Champions es de Messi porque esta vez sí la quería. Y si Messi quiere no hay partido”. “Valverde le ha dado una lección a Klopp, golpeando cuando el Liverpool ejercía con más intensidad su falso dominio de los partidos. Ha sabido evolucionar el tiqui-taca hacia una versión definitiva, más versátil, completa y astuta. Guardiola era el mejor porque nunca le importaba cómo juega el rival y Valverde a su vez es el mejor porque se adapta a cómo juega el rival”.
Guardiola era el mejor porque nunca le importaba cómo juega el rival y Valverde a su vez es el mejor porque se adapta a cómo juega el rival
Hay lugar también para alabar la planificación deportiva de Bartomeu, que no ha sido validada en los últimos años por Messi sino que se debe a una sagaz toma de decisiones fruto de un estudio exhaustivo y modélico del mercado y de una brillante gestión económica. Luis Suárez es un depredador y su peso no le impide seguir ágil e incisivo, Arturo Vidal ha dado equilibrio al equipo, Busquets está atravesando una segunda juventud, Jordi Alba (a diferencia de Marcelo) es un lateral que hace daño en ataque pero sabe defender y jamás pierde un balón en zonas peligrosas, quién se acuerda de Xavi teniendo a Arthur, La Masía no se toca salvo cuando hay que tocarla y a Coutinho y Dembelé se les debe conceder más tiempo, hablemos de Bale. La idea que más cala es la de “una planificación que debe ser imitada por el Madrid”. Florentino no se atrevió a desmembrar el equipo en 2017, como sin duda cualquiera con dos dedos de frente habría hecho tras ganar un excelente doblete Liga+Champions, luego ganó una tercera Champions seguida (son siete partiditos) porque Ramos ejecutó a Salah y a Karius y ahora se dedica a fichar a púberes por precios alejados de la inflación disparatada del mercado en vez de copiar a su némesis blaugrana gastando 600 millones de euros en auténticos fenómenos como Malcom, Vidal, Boateng, Coutinho, Dembelé, Paulinho, Andre Gomes, Alcácer, Digne, Arda, Aleix Vidal, Mathieu o Vermaelen. Se pide su dimisión, como es natural. Todo porque, recuerden, Messi que perdió 50 balones en la eliminatoria pero metió una falta que no era adelantándose el balón cinco metros, le cayó un rebote en línea de gol y sí fue capaz de desbordar a Matip para marcar en Anfield como suele hacer en Liga ante rivales que luego se hacen selfies con él en el vestuario.
En la final del Metropolitano se enfrentan el Tottenham y uno de los mejores equipos nunca vistos, que apunta a otro Triplete, comandado por el mejor profesional de toda la historia de las profesiones según etiquetan al Barça y a Messi los oráculos del análisis y los eruditos de la actualidad. Los de Pochettino, que aparece en rueda de prensa demacrado y sin poder articular palabra, se presentan a la primera final de Champions de su existencia con alguna que otra baja. Sin que esto pueda quitarle méritos al Barça en caso de llevarse la victoria, según nos cuentan los expertos. Lloris se ha roto la clavícula tras caerse bajando la basura. Kane, ya recuperado, resbala con una piel de plátano dos días antes y se vuelve a romper. Eriksen pilla un virus raro en una firma de autógrafos y permanece en aislamiento. El gobierno surcoreano cambia repentinamente su ley de servicio militar y finalmente Heung-Min Son es llamado a filas de inmediato en la previa para que el sacrificio por su país sirva de ejemplo. Y Dele Alli abandona repentinamente el fútbol para ingresar en una comuna hippie. Lo normal con el Barça. La flor de Zidane. Y con todas esas ausencias, el Tottenham se las compone para hacer un gran partido y llegar 0-0 al minuto 120 tras ver cómo le escamotean tres penaltis y cómo le perdonan la expulsión a Luis Suárez, que ha jugado con un gadget en las botas que dispara pequeñas cuchillas cuando detecta la proximidad de una pierna rival y rocía en un córner con gas pimienta al guardameta ante la impasibilidad arbitral. En la tanda de penaltis el Barça alcanza la gloria. Levanta su Sexta Copa de Europa. Ya ha superado por fin las cinco de Florentino y está a la altura del Real Madrid de 1966. El barcelonismo, sutilmente dirigido por informaciones que introdujeron durante toda la semana la posibilidad de festejar en Cibeles, se congrega en allí entre Putas a España y banderas esteladas. Se producen graves disturbios, con centenas de heridos, cientos de miles de euros en desperfectos y una víctima mortal. La prensa busca responsables durante días hasta terminar culpando a Mourinho.
Kane, ya recuperado, resbala con una piel de plátano dos días antes y se vuelve a romper. Eriksen pilla UN VIRUS RARO en una firma de autógrafos y permanece en aislamiento. El gobierno surcoreano cambia repentinamente su ley de servicio militar y finalmente Heung-Min Son es llamado a filas
Por supuesto, la Champions vuelve a ser el torneo más prestigioso, el que proporciona más ingresos directos e indirectos y la razón de ser de los grandes clubes europeos. La Liga era más importante que la Champions antes, pero ahora la Champions es más importante que la Liga. El Barça ha ganado dos trofeos que son cada uno más importante que el otro en una interminable espiral onanista. También se incide en que, lógicamente, la primera Orejona con el VAR se la ha llevado el Barça, como no podía ser de otra forma, y se explota hasta la extenuación este concepto, como si Ramos hubiera marcado en Lisboa no el minuto 93, sino en el 193; como si el Bayern hubiera accedido a la prórroga del Bernabéu con un gol legal, como si a Ramos no le agarrara Savic dentro del área en su gol en fuera de juego por dos centímetros en Milán, como si el penalti de Benatia a Lucas no fuera más que obvio. De bolas calientes no se dice palabra, pese al hecho de haberle caído al Barça en octavos de final un equipo que está a más de 20 puntos del campeón francés y en cuartos otro que ni siquiera se ha clasificado para la próxima Champions. Son excusas de malos perdedores bufanderos, y se le da rápido carpetazo a esas teorías inadmisibles por el periodismo serio. Respecto al banquillo, se renueva inmediatamente al Txingurri Valverde, reinventor del fútbol y perfecto subordinado de Messi, y Bartomeu convoca elecciones de inmediato para renovar mandato al no presentarse nadie en contra. D10S firma un nuevo contrato hasta 2030 por 100 millones netos por temporada más variables. Y el madridismo arde en RRSS pidiendo cabezas. Florentino, culpable. Se te escaparon Malcom, Vidal, Boateng, Coutinho y Dembelé, torpe.
En otro universo paralelo y muy lejano, el Madrid hace una gran Liga y en el Clásico del Bernabéu, donde se juegan sus opciones ambos equipos, gana con el mismo córner que el Liverpool. Modric saca rápido y Benzema la enchufa mientras Rakitic está en la feria de abril, Piqué gestiona sus inversiones desde el móvil, Busquets está pidiendo cita previa con el SEPE, Jordi Alba se encuentra girado hacia la tribuna de prensa amenazando a un periodista y Ter Stegen ha salido a por el pan en patinete. Pero el tanto es anulado por Hernández Hernández a instancias de De Burgos Bengoetxea desde el VAR: el colegiado no había pitado esperando a que todos ellos terminaran sus tareas. No se puede sacar así a mala idea contraviniendo el fair play más elemental, y menos contra un equipo que hace gala de una exquisita deportividad, así que además amonesta tanto a Modric como a Benzema. Los portavoces en prensa sobre temas arbitrales intentan explicar al pueblo iletrado e ignorante durante la semana, con más vehemencia que éxito y con algún que otro insulto, que el tanto estaba bien anulado. Al final de la temporada se presenta un balance a los medios donde se recoge que el VAR evitó una injusticia contra el Barça que habría desvirtuado la Liga en favor del Madrid. “Con el primer VAR de la historia, la Liga y la Champions han sido para el Barça. Esta es la información, luego ya que cada uno saque sus propias conclusiones”, dice un conocido comunicador. Lanza su mensaje para lelos de este universo y de otros.
Con la tremenda presión que es capaz de hacer el Liverpool, o el Ajax, esos rondos guardolianos son ya imposibles a ese nivel. Ya no están ni Xavi ni Iniesta en sus mejores años. La última Champions la ganaron por un tridente descomunal (igual que el año pasado el tridente Salah - Firmino - Mané llevó al Liverpool a la final), del cual 2 de ellos ya pasan los 30 (entonces tenían 27-28 años) y el otro, el que iba a ser el crack futuro y que fue clave en esa Champions, se largó al PSG. Ahora el VARsa ya no tiene ni tiki-taka (aunque les queda el tiki-atraka, al menos en liga y copa) ni tridente. Y encima Messi no es un líder; por ponerle similitudes, se parece en carácter a Bale: frío, como aislado del resto, pero que con una genialidad te gana el partido, y que con sus arrancadas y disparos intimida al contrario. Pero no es Cristiano Ronaldo, no es Modric, no es Sergio Ramos, no es Raúl, no es Gerrard, no es Drogba, no es Robben. No tiene ese carácter, esa garra de poner los huevos encima de la mesa, de mear sangre. No es un líder.
Equilicuá.
Paul, ese es un universo para lelo, pero podría ser perfectamente el nuestro.
Buen artículo.
Una distopía digna de Ray Bradbury.
Genial.
Brillantísimo relato distópico, en efecto.
Enhorabuena Pa..., LA CENTRADA, LA REMATADA, I GOL!
Puede parecer exagerado, pero es la realidad en la que vivimos. Felicidades por plasmarlo de una forma tan clara.
Tal cual, señor Tenorio.
Ese universo para lelos que describe, es el universo en el que vivimos.
El VAR culé hubiera anulado el cuarto del Liverpool por atentar contra el fair play competitivo.
Luego, algún personaje como Fouto, nos lo habría explicado, por si no lo entendemos.
Saludos.
Sublime
Me quito el sombrero. Absolutamente genial el artículo. Felicidades.
¡Enhorabuena Paul! gran artículo, desbordante a partes iguales de imaginación y realidad. Asistimos a la era del Universo para"lelo" Messi
Saludos
Genial el artículo.
Pensé exactamente lo mismo con lo del córner. Es más, estuve incluso mirando si el reglamento ponía algo de la forma de tirarlo.
Estoy convencido de que aquí, lo habría mandado repetir.
"Florentino no se atrevió a desmembrar el equipo en 2017, como sin duda cualquiera con dos dedos de frente habría hecho tras ganar un excelente doblete Liga+Champions". Mentira: Florentino descabezó al equipo que ganó en una misma temporada Liga + Champions y provocó que el Madrid hiciese el ridículo en Copa del Rey y en Liga para al año siguiente repetir el mismo ridículo y acrecentarlo cayendo eliminado en octavos de final de la Champions ante el Ajax:
Bajas del Real Madrid de 2017:
ALTAS:
THEO HERNÁNDEZ: 28 millones de euros - Presentación: 10 de Julio
JESÚS VALLEJO: Regresa de su cesión al Eintracht - Presentación 7 de Julio
DANI CEBALLOS: 16.5 millones de euros - Presentación: 20 de Julio
TOTAL: 44.5 millones
BAJAS:
MARIANO: Traspasado al Olympique Lyon por 8 millones
PEPE: Fin de contrato. Ficha dos temporadas por el Besiktas
DIEGO LLORENTE: Traspasado a la Real Sociedad por 7 millones
FABIO COENTRAO: Cedido al Sporting de Portugal
JAMES RODRÍGUEZ: Cedido al Bayer de Múnich que pagará 5 millones
ÁLVARO MORATA: Traspasado al Chelsea por 80 millones
DANILO: Traspasado al Manchester City por 30 millones.
*Datos sacados de la web: https://www.blogdelrealmadrid.com
-Bajas del Real Madrid de 2018:
Altas:Lopetegui (técnico), Rodrygo (Santos), Lunin (Zorya Luhansk), Odriozola (Real Sociedad), (Real Sociedad), Courtois (Chelsea), Reguilón y Javi Sánchez (Castilla), Mariano (O. Lyon).
Bajas:Mascarell (Schalke 04) y Achraf (Borussia Dortmund), Cristiano Ronaldo (Juventus), Kovacic (cedido al Chelsea), Theo Hernández (cedido a la Real Sociedad), Odegaard (Vitesse), Raúl de Tomás (Rayo Vallecano), Lunin (cedido al Leganés), Coentrao (Río Ave).
*Datos sacados de http://www.marca.com
Si eso no es descabezar al equipo del doblete yo ya no sé.
Morata no quería al Madrid y a James no le quería Zidane. Yo creo que Paul se refiere a que Florentino conservó a los pesos pesados de la plantilla sin ficharles competencia
El artículo maravilloso. No se puede resumir mejor y además con tanta gracia la realidad del fútbol y el periodismo en España.
Genial Paul como siempre le escucho en Radio Marca sobre todo y siempre coincide lo k dice con lo k yo diria es madridista pero objetivo y tiene toda la razon en lo k duce.
Genial artículo
Ja, ja, ja, ja, muy bueno, me parto. Lo único que tengo que añadir es que no se trata de un universo para lelo, sus actores están en este mundo, concretamente en mi trabajo, y narran su verdad tal cual la describe el autor. Genial.
Como la vida misma. Nada más que recordar algo de nuestra terrorífica temporada: Durante exactamente 18 días, que son los que sucedieron desde el 1-3 en el Wanda hasta el 0-3 de Copa (con una parada intermedia en el infame partido ante el Girona, que para mí es el verdadero final de la temporada), Solari fue el más guapo, el nuevo Zidane, el tipo con más personalidad. Aparecían Reguilón, Vinicios y Llorente como los nuevos héroes blancos. El Milagro Madridista era posible, el Triplete se acercaba. Fue aquella semana terrible de febrero -marzo y donde dijeron digo, volvieron a decir Diego. Quiero decir, que ya no es necesario engañar a la Masa Aborregada con manipular historia lejana. Basta con adoctrinarlos con un par de titulares, al más puro estilo 1984 de Orwell. ¿Pero es que nadie conserva un mínimo de memoria?
Coincido con Julio, en lo de Solari, el mejor entrenador y el más valiente de esta infame temporada.
Jajajajaja Enorme artículo! Y la culpa de todo la tiene Mourinho 🙂
Pues a mi me cuesta un esfuerzo recordar que es una distopía. No me parece muy lejos de lo que estamos acostumbrados a leer los últimos años.
Lo único cierto es que en todo ese multiverso, Manolo Lama seguiría siendo el trilero mayor, jajaja.