Antes de nada. Soy gordo, sufro obesidad. No sé si mórbida, pero los que me conocen saben que tengo bastantes kilos de más.
Esta semana ha saltado a la palestra el asunto de los gordos porque Lauren Fryer, la novia del jugador del Arsenal Declan Rice ha sufrido ataques furibundos en redes sociales por su sobrepeso. En este caso, el jugador y esposo ha salido al paso de todos esos comentarios diciendo que su mujer es el amor de su vida, cosa que, aun siendo más o menos obvio (está casado con ella) es de agradecer en este mundo que vivimos. Pero ella, ella ha tenido que quitar sus fotos de las redes sociales para no seguir siendo presa de los comentarios de la gente “correcta”, de la inmensidad de gente “delgada”.
También una de las mejores tenistas españolas de la historia, Garbiñe Muguruza, ganadora de Roland Garros, Wimbledon y de las finales de la WTA, ha sufrido ataques porque la mujer, que ha decidido retirarse del tenis, se ha mostrado en una fotos y, ¡oh, pecado mortal!, ha ganado peso. Ya está otra vez en las redes la gente metiéndose con la chica. En ese caso ha respondido que se ha retirado del tenis para vivir la vida. Olé por ella.
La gordofobia es la discriminación silenciosa porque nadie la pone en el foco. Y nadie la pone en el foco porque los gordos somos presas de todos. Me explico, el negro siente la discriminación del blanco, el inmigrante del nativo, el LGTBI+ del hetero, el facha del rojo, el rojo del facha. El madridista del antimadridista, el taurino del animalista, el gitano del payo y así… Pues bien, el gordo sufre la discriminación del blanco, del negro, del inmigrante, del nativo, del LGTBI+, del hetero, del facha, del rojo, del madridista, del antimadridista, del taurino, del animalista, del gitano y del payo, a los gordos nos discriminan todos.
El gordo es presa de los comentarios, las críticas, los chistes y los memes de todos. El gordo no puede comprar ropa en una tienda normal. Cuando voy a unos afamados grandes almacenes españoles cuyo nombre no es necesario referir porque todos nos acordamos de su triangulito verde, “buenas tardes, quiero comprarme un pantalón”. Mirada circunspecta del vendedor y… “tiene que ir a tallas grandes”. Primera discriminación. ¡¡Qué gaitas de tallas grandes!! Pues el precio de las tallas grandes es sensiblemente mayor que el de las tallas “normales” (cosa que no entiendo porque si es por tela, la ropa de los bebés es tan cara o más que la ropa de mayores y ahí lo de la tela no cuela). Aquí lo que te dicen es “eres gordo, pues paga”. Hay tiendas de una afamada cadena de la que es dueño un tocayo del último presidente de honor del Real Madrid anterior a Pirri en las que, directamente, casi no te dejan ni entrar. Ni se me ocurre entrar a una tienda de esa cadena porque ¿para qué? Aquí lo que te quieren decir es “eres gordo, ni entres, que me espantas al personal”.
La gordofobia es la discriminación silenciosa porque nadie la pone en el foco. Y nadie la pone en el foco porque a los gordos nos discriminan todos
Cuando vas a una feria o a un parque temático te hacen sentir como un peligro público, porque no te dejan montar en la mayoría de las atracciones… por gordo. Bien porque la estructura no aguanta tu peso (¿?), bien porque no te puedes abrochar el sistema de seguridad porque no cabes. El caso es que en el parque de atracciones, feria de pueblo o parque temático de campanillas te conviertes en el perfecto tenedor de ropas y/o mochilas del personal. Bueno, al menos sirves para algo. Vas a un restaurante (donde te tendrían que tratar como a un rey porque vas a consumir más que la media) y ponen las mesas con su asientos de tal forma que tienes que entrar de lado y cuando consigues entrar ahí debes estar sentado y comer con la opresión de la mesa en la barriga. No eres parte de la manada normal, eres un bicho raro. La gente te mira cuando intentas entrar en esa trampa de la mesa, hacen comentarios del tipo “mira el gordo ese” (los oímos, pero nos callamos, que conste).
Muchos de ustedes saben que tengo una cuenta en la red social X algo potente (@RMadriddatos) y que cuando escribo algo pues tiene su pequeña relevancia. No es la primera ni la segunda ni la centésima vez que me veo abocado a bloquear al disidente de mi opinión que, por todo argumento, me dice “cállate, gordo” o lindezas peores. ¿Y en materia sentimental? Bueno… ahí ni hablamos… recuerdo hace años que me metí en una app de esas para encontrar pareja… Jajaja, cuando les enseñaba la foto, me decían 9 de cada 10 que “es que el peso…” sin conocerme ni nada, sin haber cruzado más de dos palabras conmigo. Eres gordo y por eso te tacho de mi lista de posibles amigos. Recuerdo en aquella época, ya os digo que hace años de esto, quedé con una chica después de haber hablado varias veces y que tuviera mis fotos… la cara que puso cuando nos vimos era un poema, se tiró toda la velada hablándome de dietas… vaya, que a la primera cerveza, me excusé educadamente para marcharme de allí.
En los trabajos miran si estás gordo o no, “se exige buena presencia”, recuerden que dicen muchas ofertas de empleo, como si el estar gordo o delgado denotara tu capacidad profesional. Vas en el metro y te miran raro, vas en el autobús y te miran raro. Entras en un gimnasio y te conviertes en el centro de las miradas y de los comentarios. Hasta el monitor te mira con un “aquí hay trabajo”. El gimnasio, el paradigma de la discriminación por razón de peso… ya he decidido decir a mis amigos que me van a contratar como monitor de gimnasio, cuando me miran de arriba a abajo (lo hacen, se lo aseguro) les digo “sí, para la foto del ‘antes’”. Hala, chiste colocado y todos de risas, pero ahí lo dejo. Hasta tus familiares y amigos, que te quieren de corazón, cuando te ven, no te preguntan si estás bien o si las ventas de VETERANOS Y NOVELES (geoplaneta 2023) van bien, no, lo primero que te dicen es “estás más delgado” o “parece que has cogido peso”. Y eso lo dicen los que te quieren de verdad, imagínense el resto.
El gordo sufre la mayor de las discriminaciones porque nos apartan todos. además, los que nos discriminan o nos critican lo hacen sin rubor e incluso con autoridad moral porque se escudan en “la salud”, con bula papal, vaya. ”Debes perder algo, chico, te lo digo por salud, no por otra cosa”. Pues ya te la ha colado… Ya sabemos nosotros que tenemos un problema de salud con la obesidad, y también sabemos el gran sacrificio que hay que hacer para poder corregirlo. Y también sabemos que tomar la verdadera decisión de adelgazar no es fácil. Son decisiones en la vida que no son sencillas porque implican cambiar por completo los hábitos de vida con los que llevas desde siempre.
Ya sabemos nosotros que tenemos un problema de salud con la obesidad, y también sabemos el gran sacrificio que hay que hacer para poder corregirlo
Soy boomer, estoy a punto de cumplir los “cincuenta y todos” (gracias, Marta, es genial) por lo que soy de una generación con padres que han pasado hambre en la posguerra. Que lo primero que hacían cuando tenían hijos era cebarlos porque si estabas gordo eso era “hermosura”. “¡Qué hermoso está el muchacho!”, exclamaban con aprobación las amigas/cuñadas/hermanas/vecinas de tu madre cuando te veían. Lo importante era que tuvieras reservas en el cuerpo por lo que pudiera pasar
Y así, nos han inoculado a algunos de nosotros unos hábitos que, efectivamente, no son correctos en la sociedad actual, pero que son muy difíciles de corregir. Y cuando estamos luchando en nuestro fuero interno contra esa verdad, cuando te tiras media vida haciendo dietas y la otra media viendo qué dieta hacer, que te venga un enterao de tres al cuarto a decirte lo que tienes que hacer y a insultarte utilizando simplemente el ilustrado argumento de la gordura no hace ni pizca de gracia. Pues sí, queridos lectores, la gordofobia no sólo existe, sino que es, quizás, la mayor de las discriminaciones. Y se sufre, se sufre mucho. Y duele, duele mucho.
Para terminar y como siempre, recordarles que ser del Real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida… ¡Hala Madrid!
Getty Images.
La verdad es que nunca se para a pensar uno en estas cosas.
Mucho ánimo, y gracias por el artículo. No está de más saber cómo se siente uno para empatizar un poquito más con él.
Vivimos en un mundo en el que odiar es mucho más cotidiano que amar. La raza humana es peculiar.
Muchas gracias, amigo. Saludos
Olé, Javier, muchas gracias
Lo primero decir que las dos mujeres que salen en la foto (Garbiñe y Lauren Fryer) están bien guapas que no gordas ni nada de eso, la gente tiene el gusto atrofiado.
Lo segundo que soy un tipo más bien delgado y hace unos años engordé y alguna gente que me veía después de cierto tiempo me decía "como has engordado" y a veces no tenía apenas confianza con algunos de lo que me lo decían como para hacerme ese comentario, incluso hace poco me volví a encontrar con uno y me dijo "ya has adelgazado", con lo cual en la pequeñísima experiencia con la gordura que ni siquiera era muy exagerada tengo que decir que todo lo que diga aquí Javier Vázquez le creo al 200%, deberíamos naturalizar más la conversación cuando se habla con una persona que está gorda que tampoco es tan extraño y por supuesto por si alguna duda tenemos tengo que decir que sí, ya lo saben que están gordos igual que los morenos saben que tienen el pelo oscuro y los altos saben que pueden llegar sin esfuerzo a las estanterías más altas de los supermercados etc.
Por supuesto por temas de salud hay que mirar de estar lo más en forma posible y eso implica entre otras cosas no tener un excesivo sobrepeso pero tampoco se sabe el motivo por el que eso ocurre así que mejor no dar consejos de salud si no te los piden que no eres su médico o su entrenador personal.
Lo que pasa es que ser gordo no se puede esconder, no como otras características humanas que sí son ruines miserias que acarreamos disimuladamente. Por ejemplo, la falta de empatía (gracias, Yebrita, por demostrar una vez más lo que significa este adjetivo).
Todo mi cariño para ti, Javier. Y ole tú por tu valor.
Recuerdo un comentario de Ronaldo Nazario, diciendo que si a un jugador le llaman negro o maric#n, todos le defienden, pero que a él, cuando le llamaban "gordo" nadie le defendía.
En este caso, amigo,tu peso es directamente proporcional a tu grandeza como persona . La tiranía de las redes sociales no es más que el reflejo de la tiranía de lo esteticamenre correcto, ilusión de los frustrados en todo y que no aguantan 5 segundos delante del espejo, no solo en peso..en política, en orientación sexual y en filias futbolisticas.
Javier, no debe de ser fácil escribir este artículo. En el fondo ha sido una "salida de armario". Debes de haber tenido una experiencia devastadora, quizá fue la gota q colmó el vaso.
En mi caso no soy gordo. Podría decirse q sin ser Richard Gere tengo mi público... Y eso hace más difícil explicar por qué amo a mi esposa Gorda. Sin eufemismos de rellenita, huesos anchos, etc. Gorda. Punto. Así que he admirado a Declan Rice por su valentía.
Es desgarrador cuando asistes a quedadas con amigos, incluso buenas personas, que están influenciados por la cochambre de esta sociedad.
Y aquí es donde entra el Real Madrid. El que me enseñó q no rendirme nunca. El que, en momentos de zozobra, me recuerda que no solo estoy en el lado bueno de la Historia, sino de la Vida. Y el que me recuerda que amo a mi esposa porque a diferencia de otras estiradas aspirantes a influencers de palo, mi Cris me permite vivir momentos mágicos como el que hace apenas unos días, en el momento en el que veo a Rudiger chutar, ver la pelota cómo supera a Ederson, cómo casi lame el poste, cómo toca las redes, y antes incluso de que yo pueda tener tiempo pata levantar instintivamente los puños, me encuentro con un abrazo de la mujer que amo, y solo la oigo decir, o gritar: "Goooool! Gooooool!"
Te amo Cristina. Te quiero, Real Madrid
Vale, pero lo de los parques de atracciones no es una conspiración anti gordos, es por seguridad. Igualmente las tiendas de ropa traen ropa que puedan vender, si eres muy muy alto o muy muy gordo pues obviamente no vas a tener mucha variedad porque sois cuatro. Hay gordofobia? Sin duda, pero todo no es gordofobia, también es que estás muy gordo y el mundo no se va a parar a esperarte a ti. También se podría quejar un enano de que los estantes de los muebles los ponen muy arriba...
Ahí voy yo: amigo de buen comer y buen beber, jubilado y 135 kilos de humanidad a cuestas y deseando acabar esta misiva para bajarme a tomarme unos vinos con otros coetáneos aunque, más ligeros de peso. La verdad es que no me preocupa lo más mínimo lo que piense el que se cruza conmigo o la que me mira con cierto asombro o lo que piensen en el bar. Lo único es que mi espalda y mis rodillas ya se van quejando pero, que me quiten lo "bailao".
Además, a nuestro Madrid siempre lo veo sentadito, bien en el hogar junto a mi distinguida o en la taberna con cuatro que dicen saber de fútbol y dependiendo de la hora, con cosas ricas de comer o de picar sobre la mesa o alguna cerveza, café o un gin tonic.
A mí con que me quieran los que me tienen que querer ya es suficiente. Lo demás me lo da el Real Madrid.
Y si a alguien le molesta mi sobrepeso no tiene más que manifestarse porque igual con media hostia igual lo resuelvo.
Así que amigos me bajo al bar.
Saludos gordos para todos.
Es la primera vez que entro en esta web y leo un artículo tuyo. Nunca pude estar más de acuerdo con alguien en este tema que yo, también he vivido en mis propias carnes.
Un accidente de coche me tuvo postrado en una cama unos cuantos meses, con la consiguiente pérdida muscular y aumento de peso, incrementado por un tratamiento con cortisona, lo que hizo que me hinchase como un globo aerostático.
Esto me sirvió para saber que quienes consideraba amigos no lo eran, dado que dejaron de llamarme para salir porque les daba vergüenza salir con un gordo. Estupendo por ellos, pero mejor para mi porque me libre de alguien que no me convenía. Ahora me he quedado con dos amigos contados, pero amigos de verdad que jamás me van a cuestionar si engordé mucho o adelgacé.
Sé que con el tiempo acabará el tratamiento y volveré a ser ese chico fuerte, que no gordo, pero gracias a esto he visto la gran cantidad de discriminación que hay con las personas con sobrepeso. Gente que no ve más allá de un físico y que su limitación mental (por que no me explico de otra forma qué les puede pasar por la cabeza) no pueden aceptar que hay gente muy diferente a ellos.
Felicidades por el artículo, me he sentido identificado en muchos aspectos.