Cristiano Ronaldo es gol. Del mismo modo que según el Sistema Internacional de Unidades (SI) el metro es la unidad de medida de la longitud y el kilogramo la de la masa, el gol es la unidad de medida del fútbol. En fútbol, vence quien más goles marca. En la historia de este deporte, quien más ha ganado ha sido el Real Madrid. Por lo tanto, podemos colegir que Cristiano es el Real Madrid.
Cristiano es muy suyo, y en lugar de utilizar el Sistema internacional de Unidades (SI), optó hace tiempo por crear el suyo propio, al que llamó SIUUUU.
No sabemos si Cristiano tendrá DNI como el común de los ciudadanos (o su documento análogo en otros países) o simplemente portará una tarjeta en la que rece: Cristiano Ronaldo. Sin más. Porque Cristiano ha alcanzado ese estatus de conocimiento social en el que no hace falta identificación, como el Sol, Júpiter o Conchita Velasco. No obstante, según ese documento, hoy cumple 36 años, mas se le podría aplicar aquella inexistente letra de aquel tango que no cantó nunca ningún Gardel de “36 años no es nada, que febril tu mirada”. Porque si algo ha hecho siempre Cristiano es volver, pero volver a marcar goles, porque irse no se ha ido nunca.
Cristiano Ronaldo es como la energía, ni se crea ni se destruye, solo se transforma (como la cara de Belén Esteban). El primer Cristiano era un espigado y habilidoso driblador que jugaba por la banda derecha y primaba la asistencia al gol. Tras un tiempo en Manchester —supongo que por lo deprimente de la ciudad y el clima— decidió pasar más horas en el gimnasio e incrementó su masa muscular y potencia de manera considerable. En ese instante, cambió su posición en el campo al lado opuesto para aprovechar su capacidad de penetrar hacia dentro y chutar como una bestia parda. Los goles comenzaron a caérsele con a la misma velocidad que desaparece el sueldo a primeros de mes.
Yo nunca he visto disparar a puerta con la potencia de Cristiano salvo a las catapultas que asediaban los castillos enemigos y a Roberto Carlos, otra bestia parda. Con la izquierda, con la derecha, con la cabeza, con el tacón, es igual.
Cristiano ha alcanzado ese estatus de conocimiento social en el que no hace falta identificación, como el Sol, Júpiter o Conchita Velasco
Después de transformarse en superhéroe en el United, Cristiano eligió el Real Madrid para seguir agrandándose. Esta era un unión que estaba predestinada desde antes mismo de que la isla de Madeira —en la cual nació Cristiano— fuese una simple semilla. En el Madrid creció y el Madrid creció con él, fue un ejemplo de simbiosis perfecta. Durante los nueve años que vistió de blanco (y otros colores horrorosos que crearon los diseñadores) se convirtió en el máximo goleador del mejor equipo de la historia. Y eso es mucho decir. Visto con perspectiva, parece imposible crítica alguna, pero la estancia de Cristiano en el Madrid fue un juicio constante. No obstante, no habría cabido la posibilidad de que fuese de otra manera; sin ese nivel de exigencia, Cristiano no habría sacado de sí hasta la última gota de gol que poseía. Y aún posee, porque recientemente ha escalado una nueva cima y también es el máximo goleador de la historia del fútbol. Casi nada.
La contraparte de esto es que la incesante demanda a la que somete el Real Madrid a sus futbolistas pasa factura porque el desgaste es ciclópeo y llegó un momento en el que fue necesario llamar a un abogado y formalizar el divorcio.
Con la separación los dos perdieron, pero quizá haber continuado una relación que no daba más de sí hubiera sido aún peor para ambos. Ronaldo ha seguido su camino en la Juventus y parece no tener fin, pero todo se acaba, y como dice aquella canción —ahora sí existente— “Siempre se vuelve al primer amor”. Cristiano y el Real Madrid volverán a juntarse. No sabemos si con la frente marchita, pero volverán.
Cristiano es gol. Para meter gol hace falta un balón. El balón que marcó la infancia de una generación fue el Tango, como la canción (existente o inexistente).
Cristiano tiene nombre de Tango
Felicidades, Cristiano.
Fotografías: Getty Images.
Felicidades BESTIA. Tu si que eres grande
Lastima no poder tenerte.
Tienes que volver al Madrid para seguir haciéndolo grande
Cuando veo en Youtube esas jugadas a velocidad fulgurante, terminadas por Cristiano perforando la portería rival, se me escurre una lagrimita por la mejilla. ¡Qué tiempos tan cercanos y a la vez tan lejanos!
Esas jugadas me gustan más, cuando las protagonizan jugadores vestidos de blanco nuclear, y no cuando lucen esos "otros colores horrorosos que crearon los diseñadores".
Saludos.
Qué cierto lo que dices. Pero podemos decir que lo hemos disfrutado.
Me alegro de que muchos comiencen a valorar lo que ha supuesto Ronaldo en la historia reciente de nuestro club. 4 champions y prácticamente todas sus temporadas llegando a semifinales en champions. A ver si aprendemos lo importante que es tener a un jugador de este nivel. Fue una estupidez perderlo pero aún lo es más creer que podríamos sustituirlo con Mariano y Jovic. La realidad es que Ronaldo era el 60% del equipo, no solo por sus goles sino por su capacidad de intimidación. Sin él estamos como vaca sin cencerro.