Courtois, Odriozola, Varane, Sergio Ramos, Marcelo, Casemiro, Kroos, Modric, Gareth Bale, Vinicius y Benzema.
Si el 19 de mayo, minutos después de cerrar el telón de la desastrosa temporada 2018/2019, te dicen que la alineación de arriba sería la que presentaría Zinedine Zidane en la apertura de la campaña 2019/2020, seguramente tu reacción cabalgaría entre la indignación y la sorpresa. Sin embargo, este pasado sábado, poco antes de las 16:00, supimos que el técnico francés apostaba por un once sin caras nuevas, lo que supuso una bofetada a la ilusión blanca.
Con Hazard, Mendy y Rodrygo lesionados y Kubo en el Castilla por decisión del propio entrenador, las bazas para refrescar el once eran Jovic, Militao y James, pero los tres se quedaron en el banquillo. Zidane tiró de la vieja guardia para revertir una situación que, siendo sinceros, pintaba entre mal y muy mal. Había preocupación dentro del madridismo. El equipo había sido un horror en pretemporada, con alguna derrota sonada, y ni siquiera existían resultados a los que agarrarse como mal menor.
Sorprendió la presencia de Bale, que respondió a la inesperada confianza de Zidane con un gran partido. Activó al equipo en los últimos metros y lo envolvió de energía y vértigo, algo que agradecieron sus compañeros, que una y otra vez buscaron al galés al pie y también con envíos a la espalda de la defensa del Celta. La actitud de Gareth, más allá de su fútbol, fue intachable. Y no era fácil presentarse así en Balaídos, ya que Zizou no contó con él en pretemporada y hasta lo sacó verbalmente del Real Madrid en varias ruedas de prensa.
El resultado, 1-3, hizo justicia a lo visto sobre el terreno de juego. Se vio un conjunto maduro, serio, comprometido y generoso, con momentos de gran fútbol, como por ejemplo la acción del 0-3, obra de Lucas Vázquez. Sólo Odriozola desentonó. El Madrid fue armónico y nada anárquico. Fue como si la pretemporada no hubiera existido. Lavado completo de cara y un gen competitivo a prueba de bombas. Todo ello acompañado de la derrota del Barcelona el día anterior, que también ayudó lo suyo a nivel psicológico.
Seguro que Zidane sigue esperando a Pogba y que la directiva trabaja en silencio mirando de cerca al centrocampista francés y de reojo a Neymar y Van de Beek, pero, mientras la 'Summeriana' entona su desenlace, Zizou parece haberse dado cuenta que los que están son los que deben llevar el barco a buen puerto, ya sean sus intocables o gente como Bale o James. Es una gran noticia que el preparador galo haya decidido dejar las rencillas atrás y sacar el máximo provecho a lo que tiene. A falta de pan, buenas son galletas.
A toro pasado, quizá habría que haber sacado a Militao en lugar de Odriozola. Zizou puede tener sus filias y sus fobias, pero el sábado demostró que en primer lugar es un profesional.
LQDZ. Punto.
Si tan fácil es hacer lo que hace zz...¿porque el varza el patético o los demás no lo hacen...? Venga hombre seamos serios que lo digan los mafiosos de la taberna vale pero que lo digan supuestos Madridistas...mas seriedad...seguir comprando mantras antimadridistas, de los segurolas maldinis est.
Hay que meterle al Farsa.
Pues sinceramente, a quien le sorprenda la alineación, los cambios e incluso los tiempos de los mismos es que no ha visto a Zidane ni en fotografía. Es lo que ha hecho siempre, cuando ha funcionado y cuando no. Eso si, apoyarse como lo hizo en Bale, depender de él de ese modo, después de todo lo ocurrido en pretemporada ya me parece de auténtico sinvergüenza. Y lo admito sin más porque es bueno para el Madrid, pero algún día pagará y muy caro por hacer cosas como esa.