De Zinedine Zidane se dice que es un chamán, que posee propiedades un tanto mágicas que hacen que sus (continuas) victorias y títulos sean fruto de una suerte de conjuro esotérico. Unos lo llaman flor y otros, suerte. Él, sincero, siempre responde que efectivamente es un tipo afortunado. Que cómo no lo va a ser si entrena al Real Madrid. Se alude a la capacidad de motivación del marsellés, de su habilidad para gestionar grupos, de su mano izquierda para controlar los egos.
Todo eso es cierto, desde luego. Alguien que consigue los éxitos del galo tiene que saber llevar un vestuario, aunar voluntades, lidiar con la presión, hacerse respetado por compañeros y dirigentes. De lo que no se habla tanto es de su capacidad táctica. Como si disponer de liderazgo estuviera reñido con ser buen entrenador en el plano más puramente estratégico o de plan de juego. O lo contrario, que también ocurre: pensar que por ser un genio de los sistemas no hace falta gestionar un grupo de trabajo compuesto por estrellas millonarias.
Volviendo a lo que nos atañe, Zidane. Se ha instalado la idea preconcebida de que se trata una suerte de alineador. Gana por la calidad de sus jugadores (como si el resto de equipos que alcanzan sus metas no contaran con matera prima de primerísimo nivel) y su trabajo consiste en invocar a los dioses de la suerte para que le vuelvan a sonreír. Mientras que con otros se escriben cantares de gesta basados en los diamantes trapezoides que realizan los futbolistas, manejados por el técnico como si del director del Bolshoi se tratara, a menudo los análisis del Madrid de ZZ se limitan a sesudos “tiene mucha suerte y las individualidades -cuando no los árbitros- le solventan la papeleta”. Con Zidane está mal visto utilizar esos conceptos que suenan tan bien como “diferentes alturas”, “triángulos” y demás.
La realidad es que Zinedine se ha convertido por méritos propios en uno de los entrenadores más creativos, estimulantes e intervencionistas -otro de esos términos que gusta mucho- del panorama actual. Lo lleva siendo todo el año, sin parar de probar cosas, alternar sistemas y, en general, proponer novedades. Pero después del parón de la pandemia (ay) ha conseguido dar una vuelta de tuerca, recuperando ese equipo mutante que es capaz de variar mil veces para ganar a cada rival en su terreno. A continuación, algunas de esas innovaciones que le están sentando tan bien al Madrid.
1. Carvajal por dentro. No es la primera vez que un entrenador mete al lateral por dentro, pero esto resulta especial. Que Marcelo (un genio de la pelota) o Mendy (una de sus características, ya lo hacía en Lyon) lo hicieran antes podría resultar hasta normal. Pero con Carvajal, no. ¿Qué se pretende con esto? En primer lugar, provocar un efecto dominó en el que Varane se abre casi a la posición de lateral derecho, lo que le permite contactar con el extremo e interior derecho, que hace la diagonal para fuera, evitando pérdidas conflictivas y dando tiempo y espacio para que Ramos juegue centrado, con tiempo, espacio y visión panorámica. Pero no sólo eso: cerrando a Carvajal se consigue fijar al centrocampista que sale a la presión, de manera que el interior del Madrid puede realizar un desmarque de distracción. Carvajal llama la atención del centrocampista rival, que tiene una preocupación extra y descuida el espacio a su espalda. Salió especialmente bien contra el Mallorca y frente al Getafe, movilizando a Maksimovic para desestructurar el sistema defensivo del equipo azulón.
2. Proteger a Ramos. Un detalle más sobre la posición interior de los laterales: es una manera de proteger a Sergio Ramos, que está siendo poco precavido a la hora de saltar a los duelos: no está priorizando el espacio y está saliendo perdedor más veces de lo que era habitual en él en la anticipación. Lo que busca Zidane es que el juego del rival se dirija en lo posible hacia Varane que, por otra parte, está imperial en la corrección.
3. Benzema por la derecha. La tendencia natural de Benzema es caer a la izquierda. Desde ahí puede recortar y disparar. Después de muchos años de compartir delantera con Cristiano, el francés se acostumbró a dejar camino libre para que el luso llegara a la posición de 9. Ahora es distinto: la intención, especialmente cuando juega Vinícius, es compensar espacio con Karim cayendo muchas veces a la derecha (el ejemplo más evidente fue contra el Español, pero también ocurrió contra la Real Sociedad). Al margen del reparto racional de terreno de juego, Zidane busca que Vinícius corra, que no tenga a nadie delante. Que no sólo regatee sino que desborde en carrera. Si el brasileño corre nadie le puede parar. Lo que lleva a otra de las innovaciones del marsellés:
4. Laterales como delanteros. Marcelo -especialmente- y Carvajal no sólo se meten por dentro para conseguir habilitar líneas de pase en salida de balón. En esa intención de darle espacio a Vinícius -pero también a Hazard, Rodrygo o Asensio-, muchas veces los laterales acaban siendo los jugadores más adelantados del equipo. Prioridad: que no haya freno para Vinícius, fijar ayudas por dentro y que el defensor exterior tenga otra preocupación más.
5. Extremos atacando el área. No es nuevo (de hecho, como comentábamos, Cristiano siempre lo ha hecho), pero en esta reanudación del fútbol se está viendo a Vinícius y Rodrygo siendo mucho más agresivos en el punto de penalti y llegando al segundo palo si la jugada viene de la banda contraria.
Fotografías Getty Images.
Este análisis lo tendrían que enseñar en las facultades de Periodismo, en la asignatura Periodismo deportivo, seminario Fútbol. A lo mejor lo enseñan, pero lo que es aprender, pocos lo habrán aprendido. Total, lo que mola es decir que nuestro entrenador tiene flor. Ya si eso, el análisis que lo hagan otros. Y si lo hacen, ni caso.
Este análisis me viene muy bien a mí para aprender cosas, para fijarme en lo que no me fijo, porque soy una espectadora de brocha gorda, es decir, no me fijo en tantos detalles tácticos, no tengo esa capacidad de observación, ni conocimientos futbolísticos, aún así, eso no me ha impedido valorar a Zidane también en el terreno táctico...porque yo no me trago ese cuento de que nuestro entrenador, que ha ganado tanto en tan poco tiempo se debe sólo a saber gestionar los egos de ese banquillo de tanta calidad y a la suerte del propio Zidane......no hay autogestión táctica de unos jugadores extraordinarios...no hay flor...hay mucho trabajo, mucho conocimiento y mucha humildad....
Saludos
Zidane está siendo fundamental esta temporada. Su gestión de una plantilla mal construida y con claras limitaciones donde los nuevos fichajes apenas han aportado ha resultado magnífica. Mantiene a todos activos con las rotaciones. Motiva e intenta presionar arriba aunque a veces el equipo no responda. Si finalmente gana liga y Supercopa me parece que el mérito será enorme. Esta plantilla venía de un desastre el año anterior y prácticamente con los mismos podemos volver a ganar. Soy consciente de que la temporada ha tenido unas circunstancias poco habituales y que el nivel general de los rivales ha sido bajo, pero Zidane ha sabido construir un equipo desde la defensa bastante competitivo y aplicado. Se le nota que admira a Guardiola y aunque el Madrid no está preparado para jugar de esa manera, lo cierto es que lo ha intentado. Esperemos completar la liga en estos cuatro partidos. Me preocupa la falta de gol pero creo q lo conseguiremos.
Hay innumerables ejemplos que demuestran la riqueza tactica de ZZ pero yo creo que el mejor ejemplo seria que hace 3 temporadas ganamos la liga batiendo records de goles marcados en partidos consecutivos, record de victorias fuera de casa, etc, y esta temporada con practicamente el 70% de ese equipo estamos en disposicion de ganar haciendo un juego completamente distinto y batiendo records defensivos, la verdad me parece de un genio
A mi también me lo parece. Y todo eso quitándose importancia...es el mejor.
Justo ayer, cuando no había leído aún este articulo , comentaba con otra persona y coincidíamos en lo mal reconocido , en cuanto a talento y trayectoria como entrenador, que está Zizou. Cualquier otro, ganando mucho menos, origina muchos más elogios y parabienes.