Considero que nuestro entrenador, Zinedine Zidane, es un hombre educado, tranquilo, equilibrado, afable, autocrítico, tan sencillo como tímido y humilde donde los haya… a la par que uno de los más grandes y reconocidos profesionales que hoy se puedan encontrar en el mundo del fútbol. Seguro que pocas celebridades del deporte continental gozan de un reconocimiento público y social tan amplio y de una reputación tan sólida como la suya. Y me atrevo a escribirlo con Maradona de cuerpo presente…
Se concentran en su figura casi todos los conocimientos y fundamentos esenciales, así como las grandes maestrías, de este juego y negocio llamado fútbol: fue un jugador brillante (ganador de una Copa de Europa y campeón del mundo y de la Eurocopa con la selección de Francia); goza de experiencias en la dirección deportiva, que aprendió de la mano de José Ángel Sánchez; es padre y educador de chavales locos por la pelota (sus cuatro hijos son futbolistas); entrenador de cantera (en Valdebebas y entrenador del Castilla); buen descubridor y formador de jóvenes promesas; ayudante de entrenador (recordemos que era el segundo de Ancelotti cuando el Real ganó la décima); y como míster (titular) del primer equipo ha sido posiblemente el más exitoso de todos cuantos entrenadores vagan hoy por esos campos de dios (tres champions consecutivas, dos mundialitos y dos ligas, entre otros trofeos).
Se trata de unas merecidas cualidades -pues se las ha trabajado a conciencia- ampliamente reconocidas, a lo largo y ancho de este mundo, por muchos actores del deporte y cada día por más amplios sectores sociales. Zidane, sin duda, es una celebridad mundial. Pero no por ser poseedor de todos esos méritos personales y profesionales, deja de ser un hombre controvertido por sus ideas y planteamientos futbolísticos. Zidane se ve especialmente ‘acosado’ cuando se producen ‘tontas’ derrotas del equipo (suele pasar a comienzos de temporada), por sus decisiones sobre las alineaciones (muchos las ven a veces ‘incomprensibles’), por su gestión de los cambios durante los partidos... o por la ‘apática’ actitud de sus jugadores cuando parecen mostrar una preocupante falta de hambre de triunfo. Sea cual sea el argumento de turno, el hecho es que cada temporada la tensión se ‘masca’ por rachas en las salas de prensa, en las redacciones de muchos medios y en las redes sociales. Y me remito, como ejemplo cercano, a la rueda de prensa tras el partido del sábado pasado contra el Villarreal, que acabó en tablas (1-1), después de ir llevando ventaja desde el minuto 2 por el gol de Mariano.
Los periodistas le formularon preguntas incómodas. Es lo lógico (pues forma parte de su profesión) y también lo habitual (algunos plumillas son abiertamente antimadridistas, ejercen periodismo de bufanda y no serían capaces de hacer preguntas de semejante tenor a los entrenadores de sus equipos del alma). Le interpelaron sobre por qué entregaron el partido cuando lo tenían muy bien controlado en la primera parte y no fueron a por él; también le preguntaron por Isco y la posibilidad de que se vaya en enero, un asunto que al entrenador le gusta poco… e insistieron en si el equipo, con partidos como ese, no está tirando desde ya la Liga por la borda.
Zinedine no se mostraba cómodo, claro que no, especialmente cuando uno de ellos trató de indagar sobre cómo lleva las críticas. “Yo tengo la misma ilusión de siempre y así va a seguir siendo. No os preocupéis. Vosotros seguid con lo que estáis haciendo y yo con mi trabajo”, respondió algo alterado. Parecido a lo que sucedió en la respuesta sobre Isco: “De lo que pasa dentro [del vestuario] no vamos a hablar. Pero Isco es jugador del Madrid, está con nosotros, se queda aquí y no hay más que hablar…”
no por ser poseedor de tantos méritos personales y profesionales deja de ser un hombre controvertido, por sus ideas y planteamientos futbolísticos.
Traigo a colación esas dos respuestas no con el ánimo de defender a Zidane, pues él sabe defenderse solo; lo hace un par de veces por semana con acreditada solvencia y, además, en este caso la sangre tampoco es que estuviera llegando al río. Lo hago, más bien, porque la situación trae también a mi mente preguntas que buscan explicaciones que, por ahora, no encuentro. Yo me pregunto si, con ese ‘arsenal de cualidades’ que le adornan ¿es que Zidane no sabe muy bien lo que hace? ¿Es que no se da cuenta de sus errores y, quizá por eso, los repite sistemáticamente? ¿Acaso no tiene Zidane a su alrededor gente bien preparada que le asesore? ¿Quizá es que no ve y habla a diario con sus jugadores y sabe mejor que nadie a quién debe o no debe poner en cada partido? O es que ¿es simplemente un ‘iluminado’ con mucha ‘flor’ y solo por eso ha ganado tantos y tan importantes títulos?
Después de tanta pregunta absurda y majadera, me reenfoco hacia horizontes bien distintos: ¿No será acaso que el entrenador busca una piedra filosofal del fútbol -su utopía- que no acaba de encontrar? ¿Es que quizá trata de acercarse a esa perfección que todos los entrenadores buscan, y con la que sueñan, pero que ninguno ha logrado todavía?
Voy a tratar de explicarme sucintamente. Supongo que, si yo fuera entrenador, mi sueño estribaría en disponer de una plantilla perfecta, con gente de mucho talento y con gran capacidad de aprender y asimilar lo que su mister les pide (o sea, capaz de desarrollar ese talento de forma continua); con todas las posiciones cubiertas de forma solvente y muy bien dobladas con jugadores homologables (todos titulares o todos suplentes, llegado el caso); con versatilidad para saber jugar -y poder hacerlo- con cualquier dibujo táctico que les proponga su entrenador; con inteligencia colectiva para leer un partido sobre el césped y agilidad para adaptarse sobre la marcha a cualquier contingencia del juego. Me refiero a una plantilla con inteligencia colectiva racional muy alta y una inteligencia emocional sobresaliente. Y con hambre siempre, con mucha hambre de victorias… Hablo de un ‘nirvana’ para el que los jugadores de hoy no están preparados (porque nadie, nunca, les ha planteado semejante reto).
Intuyo que Zinedine busca algo que está en su mundo onírico. Un sueño futbolístico/filosófico que únicamente el Real -por su grandeza- parece capacitado para poder encarar; un logro que ahora se dibuja y antoja más lejano y difícil en esta coyuntura tan empobrecida por la pandemia que vive el fútbol. El Club, desde que se marchó Cristiano, no ha realizado fichajes de relumbrón (salvo el de Hazard, quien apenas cuenta todavía como activo neto por culpa de sus muchas lesiones). Dos años sin fichajes parecen mucho tiempo para el Madrid. Por unas u otras razones, Zidane nunca ha podido dar cuerpo a una plantilla de autor (‘su’ plantilla), ni ha conseguido plasmar sus ideas en el juego. Tiene muchos jugadores buenos, que se van marchitando, pero otros que no le gustan o que no responden a sus planteamientos, aunque tampoco ha podido prescindir de ellos… Y, mientras llega su momento, está obligado a disputar una desaforada cantidad de partidos (ocho en diciembre, por ejemplo) y a gestionar su cruda realidad en forma de excesivo cansancio, gran cantidad de lesiones o falta de motivación.
Cuando llegan las derrotas del equipo, el entrenador lo resuelve fácilmente: autoinculpándose. No le cuesta -ni le importa- hacerlo de ese modo: “Soy el único responsable”. Pero esa no es la solución… porque él sabe que los problemas son colectivos (en el fútbol, casi todo es colectivo) y que, tal vez, persigue en la más estricta intimidad esa ‘utopía’ que sus jugadores no entienden o no comparten…
intuyo que Zinedine busca algo que está en su mundo onírico. Un sueño futbolístico/filosófico que únicamente el Real -por su grandeza- parece capacitado para poder encarar; un logro que ahora se dibuja y antoja más lejano y difícil en esta coyuntura tan empobrecida por la pandemia que vive el fútbol.
El martes, en la previa del partido contra el Inter, dijo que cuando las cosas están difíciles “toca sufrir”; al día siguiente, tras la lección magistral e incontestable que dio su equipo en San Siro, se le veía feliz: “Cuando se ponen, se ponen”. Auténtica loa hacia todos sus jugadores: titulares, suplentes y ausentes. Una noticia de esta semana recordaba que dos jugadores que están en la agenda del Club -Mbappé y Haaland- llevan más goles esta temporada (entre los dos) que todo su equipo… Si sus fichajes llegaran a buen puerto, quién sabe si la utopía de Zinedine podría ir tomando cuerpo en unos cuantos meses.
Eso de que el Madrid no ha hecho fichajes en los dos últimos años no se de donde lo sacas. En la temporada 2019-20 se fichó a: Militao, Mendy, Rodrygo, Jovic, Hazard.
Correcto.... Gastó, se gasto mucho, pero salvo Mendy y Rodrygo que se pagaron caros, pero que han tenido un cierto rendimiento... Sobretodo el primero.
El resto ha sido un desastre de dinero tirado a la basura... 110 + 50 + 60. Más de 200 millones para nada.
La idea es tratar de acertar y que te repercutan al equipo..... A día de hoy sólo se tiene esperanza por Hazard... Por lo que fue, los otros dos... Son casos perdidos.
Es que hasta que no llegan y se ponen a jugar es imposible saber cuál va a ser su rendimiento. El año que vino Cristiano vinieron también Kaka, Benzema y Xavi. Algunos rindieron desde el primer día, otros tardaron más y alguno no rindió nunca. Es muy pronto para sacar conclusiones rotundas, pero las inversiones son así unas funcionan y otras no y si alguien tiene la fórmula para que todas sean acertadas que lo diga.
Zidane tiene el don del futbol. Ese don lo tienen muy pocos. Y el don de pasar de los demás, todavía más escaso.
El día que es entrenador del Madrid, yo pensaba que Zidane sería el mayor fiasco del siglo. Que Florentino se había vuelto loco. Que Zidane estaba como imagen del Madrid y esa imagen la dilapidaria en un mes.
Me equivoqué, como casi siempre. Poco a poco empezó el Madrid a carburar, es que había equipazo, Zidane les entendía y ellos a él. Si la liga dura 2 jornadas más, se la lleva.
Cayó la undécima. Pero claro, reconocerle más allá de gestor de vestuarios, era ir contra los grandes tácticos del futbol y que sus censores le pudieran reconocer su valor.
Pero llegó la siguiente temporada, para mí la mejor que vi del Madrid nunca. Liga y Champions con una superioridad y brillantez brutal, con un equipo coral de rotaciones.
De nuevo sus censores atónitos, lo único que le reconocen de nuevo es su gran gestión del vestuario. Lo demás, nada.
Siguiente temporada, la liga se abandona rápido, a pesar de un inicio impresionante. Sus censores se frotan las manos. Pero se quedan en shock por la décimotercera.
Yo me quedo en shock, se va Zidane, sorpresa mayúscula. Contra pronóstico.
Siguiente temporada, el desastre. Y vuelta, contra pronóstico otra vez.
Todos pensamos una limpieza fina, él no. Ganó la liga, contra pronóstico.
Este año se le sigue negando en los mismos sitios, a veces todos dudamos de lo que hace, pero sigue dejando atónitos.
Este año volverá a sorprender contra todo pronóstico. Y nos dejará atónitos.
Me quedo un poco perplejo ante esto de Zidane:
"...a la par que uno de los más grandes y reconocidos profesionales que hoy se puedan encontrar en el mundo del fútbol. Seguro que pocas celebridades del deporte continental gozan de un reconocimiento público y social tan amplio y de una reputación tan sólida como la suya".
"...Se trata de unas merecidas cualidades -pues se las ha trabajado a conciencia- ampliamente reconocidas,..."
Esto será fuera de nuestras fronteras porque nuestra prensa deportiva que debería ser el garante y propalador de semejantes reconocimientos, no lo hace, más bien lo contrario. Y todo porque al querer propinar una patada a Florentino eligieron como diana a Zidane en cuanto lo nombró entrenador del primer equipo y se apresuraron a pregonar que era un error mayúsculo porque no tenía los conocimientos suficientes para dirigir al Real Madrid. La realidad, que todos conocemos, les llevó la contraria pero ellos no se apearon del burro. Insistieron en que no sabía y para justificar el cómo es posible que ganara tanto, trajeron a colación el gran y sesudo análisis que era la suerte. Un insulto a la inteligencia media además del evidente desprestigio, inmerecido a todas luces, que conlleva para el propio Zidane.
Así que, eso del reconocimiento no será en nuestra taimada prensa deportiva. Y como consecuencia de esa falta de respeto constante de la inmensa mayoría de la prensa deportiva, en cuanto llegan curvas, como a todo los equipos del mundo, se pone en cuestión sus conocimientos y experiencia como entrenador. Algo que no se pone de manifiesto con el Cholo, aunque no se esté de acuerdo en sus planteamientos de partido y gestión de equipos. Y esto es fruto d ela prensa deportiva.
Resulta que los periodistas, que no saben de ná y que brillan por su pobre acervo cultural, incluido el pobre aunque malintencionado uso del lenguaje, saben más que los propios profesionales y con absoluta desfachatez e insolencia se atreven a decir quién vale o no por sus impresiones, sensaciones, gustos y fobias personales. No sentencian por sus conocimientos en la materia, la verdad, que puede estar a la par de muchos aficionados, sino llevados por sus impulsos ya sean por intereses crematísticos o simples filias y fobias. Es una tomadura de pelo total.
El artículo me recordó esa frase de Richard Dees que dice que todo lo que está antes del pero no cuenta. El artículo desgrana una colección más o menos prosaica de cumplidos a Zinedine Zidane para, al final ponerle un pero, y es que anda encabezonado o perdido en no sé sabe que utopía o laberinto, cuando la realidad ha demostrado todo lo contrario: Zidane no ha sido nunca un teórico perdido en probabilidades o en hipótesis, sino un pragmático, alguien que ha partido de lo que tenía y le ha sacado el mayor partido posible.
Respecto a lo que el autor designa como utopía es lo que fue al 90% el equipo de la 2016/2017, como muy bien señalaba Andrius, y en un 70% el equipo de los últimos 6 años desde la consecución de la de la Décima Copa de Europa.
Por lo demás, coincido plenamente con Vagawain, como siempre. A mí también me ha sorprendido leer que Zidane está reconocido y que Zidane respondió alterado.
Alterado y nervioso son términos que se han repetido últimamente en mentideros futbolísticos nada bien intencionados a propósito de Zidane para alimentar la polémica, y favorecer las tertulias y las risas a costa de decir que el entrenador anda quemado. Quemado sin ninguna razón, por supuesto.
¡Cómo me gustaría ver un día a Bettoni en rueda de prensa, diantres!
En mi opinión la plantilla se ha envejecido y los jóvenes y los fichajes en general no han subido el nivel anterior, más unido a la marcha de Cristiano, ha terminado de rematar al Madrid,porque el delantero que se ficha, Jovic no va, Vinicius se equivoca continuamente en
las decisiones, Asensio, no encara a nadie desde hace ya mucho tiempo y el equipo en general va perdiendo calidad, entonces no es un tema realmente de Zidane, él hace todo lo que puede aunque se equivoque como todo el mundo en algunas decisiones. Falta calidad y gol.