De repente, la esperanza. En medio del lodazal en que hemos visto convertido el fútbol, súbitamente nos deslumbra un haz de luz. En el extremo opuesto a los sobornos. En las antípodas del juego sucio. Allí donde el corazón aún alberga pureza, el Real Madrid nos devolvió ayer la fe en el deporte, el resquicio de ingenuidad que necesitamos en este mundo podrido del fútbol y del propio mundo.
Dejando de lado hazañas propiamente balompédicas, lo sucedido ayer en el Bernabéu, al término del encuentro frente al Liverpool, es lo mas hermoso que se ha visto en ese recinto desde que este cronista empezó a frecuentarlo en los albores de la Quinta del Buitre.
A la ribera del Mersey, tras la noticia del fallecimiento de Amancio, los scouse decidieron rendir un tributo emocionado a la figura del Presidente de Honor del Real Madrid. El mítico Kenny Dalglish colocó una corona de flores allá donde se encontraba la afición blanca. Señorío del de verdad. Empatía institucional. Valores del deporte sublimados más allá del estereotipo.
No era fácil hallar un modo de manifestar reciprocidad en la grandeza. No resultaba sencillo estar a la altura. No sé qué componente del organigrama blanco alumbró la idea feliz, pero los amantes del deporte se lo deben agradecer por siempre.
No me perdonaré nunca no haberlo visto allí, en la misma grada donde miles de personas quedaron sobrecogidas, ateridas de emoción. Hay que inventar una palabra nueva para esto, un término recién nacido que conjugue la sorpresa y el nudo en la garganta. Salvo error u omisión, es la primera vez en la historia del templo madridista en que se despide a un oponente con su himno. Vivimos en una sociedad tan podrida que en redes sociales hubo quien aventuró que el Madrid estaba trolleando al Liverpool tras haberle derrotado. Guardad vuestras mentes sucias para menesteres impropios. No enturbiéis el momento irrepetible, la falla en el tiempo, las lágrimas salvíficas.
Es difícil concebir algo de mayor trascendencia, un gesto en el cual cristalizar la amistad entre dos instituciones de forma más cabal. La amistad, eso tan infravalorado e infrautilizado en la música, en el cine, en la poesía, deslumbró ayer con un fulgor de multitud compungida. Se quedaron allí inmóviles, incapaces de reaccionar, mientras los ingleses presentes en el estadio superaban el primer momento de perplejidad. Cuesta un instante interiorizar tanta grandeza, comprender lo que está sucediendo. Y mientras unos cantaban, otros aplaudían y los demás permanecían hieráticos, superados por lo inusitado del instante. Ese niño con su bandera red, que las cámaras capturaron entonando el salmo con los ojos húmedos, creía que había hecho todo el viaje desde Liverpool para esto, y de repente entendió que había hecho todo el viaje desde Liverpool para esto otro. Sintió que cada metro del camino había valido su peso en oro, a pesar de la derrota. Pero qué derrota. No hay derrota en la amistad.
Salvo error u omisión, es la primera vez en la historia del templo madridista en que se despide a un oponente con su himno. Es difícil concebir algo de mayor trascendencia, un gesto en el cual cristalizar la amistad entre dos instituciones de forma más cabal
No ha ocurrido nada más importante, nada más edificante, en muchos años de fútbol, o quizá es solo que el contraste con el último mes de mordidas y enjuiciamientos es demasiado abrupto. La belleza choca con bendita virulencia cuando vives instalado en la carcoma. Y allí quedó la multitud súbitamente reconfortada, redimida. Renacida. Casi como aquellos presos de la película que de repente, gracias a la audacia de uno de sus compañeros de prisión, escuchan por los altavoces del recinto penitenciario esa voz angelical cantando versos en italiano que, sin necesidad de entenderlas, les transportan a un lugar nuevo.
Cuando camines en la tormenta,
lleva la cabeza alta
y no temas la oscuridad.
Al final de la tormenta
hay un cielo dorado
y el dulce canto de plata
de una alondra.
Sigue caminando a través del viento,
sigue caminando a través de la lluvia
aunque tus sueños sean zarandeados.
¡Camina!
Camina con esperanza en tu corazón
A veces opino sin haber leído , todavía, el texto de marras. Lo hago un poco para evitar el sesgo y ,algo menos, por poner a prueba la idoneidad del titular o, cuando menos, mi interpretación al respecto.En fin, lo verdaderamente importante es lo que pudimos observar ayer. Fue impresionante. Un acierto total. Un detalle (precioso) más a cargo del Real Madrid. Pudimos escuchar el escalofriante himno del Liverpool y ver los ojos humedecidos por la emoción de sus jugadores. Eso no me reconcilia con el fútbol, pero casi.
Precioso artículo, Enhorabuena.
Grandísimo ejemplo de deportividad y respeto al contrario por ambos clubes, tanto dentro como fuera del césped.
Pocas veces se ve en un evento deportivo la pureza y el sentido de lo que debe ser el deporte por parte de directivas, afición y jugadores. En el partido de ida y en el de vuelta Liverpool y Real Madrid se centraron en jugar al fútbol. Sin pérdidas de tiempo, sin engaños, sin renunciar al ataque, nada del "otro" fútbol.
Los gestos de cortesía, respeto y sí, señorío, de ambos clubes dan un poco de luz, como bien dice el artículo, a lo poco que nos queda de ilusión por este deporte.
D. Jesús yo también presente en el partido no pude evitar que las lágrimas humedecieron mis ojos y combinada con mi alegría por el triunfo sentía una enorme frustración al no poder compartir esa alegría con su afición porque ellos también se merecían ser felices
Esta gente venida de tan lejano , afición, cuerpo técnico , directivos, jugadores son los que hacen grande al fútbol y hacen que disfrutemos con este bendito deporte lo demás es ESCORIA
Afición del Liverpool GRACIAS
Lo bueno: Fue maravilloso salir del estercolero mental y moral en el que vivimos, y vivir por unas horas esa pureza. Esos valores que no debieron perderse.
Lo malo: que hay que volverse al estercolero.
Lo peor: Que ahora sabes lo que te estás perdiendo por vivir en un estercolero. O mejor dicho, por estar rodeado de estercoleros y vertederos.
Go Reds. Un honor, como siempre.
Sencillamente genial!! Lo visto en el Bernabeu y el artículo de Jesús.
Fue un bonito detalle que yo, particularmente, habría programado al comienzo del partido para evitar malas interpretaciones o para no poner a los jugadores del Liverpool en una situación incómoda tras la derrota. Pero gran idea, de quien fuera.
Fue muy bonito y emocionante. Ellos fueron unos caballeros en la ida. Así da gusto
Gran detalle, pero creo que mejor fue el suyo en la ida, siempre el que da primero da dos veces.
Esta eliminatoria es lo mejor que he visto en fútbol en mucho tiempo. El fútbol desarrollado por ambos equipos ha hecho que los 180 minutos se me hayan hecho muy cortos (vale, es cierto que el haber ganado la eliminatoria haga que los madridistas estemos mucho más contentos, pero no hay que olvidar que el Liverpool ha tenido fases de juego y peligro igualmente).
Si a eso añadimos el comportamiento de los jugadores en el campo, de los técnicos en los banquillos y ruedas de prensa, que no ha habido polémicas arbitrales... y los increíbles gestos de ambas directivas, empezando por el emocionante homenaje a Amancio por parte del Liverpool, y continuando por el sincero y bello gesto de agradecimiento del RM, simplemete, me reconcilio (por unos fugaces momentos) con el fútbol.
Y ahora... vuelta a la bazofia. Sólo hay que comparar cómo se comportaron en Liverpool, homenajeando a una leyenda del equipo rival, con el lamentable comportamiento del público del Osasuna en la misma situación para entender porqué digo esto. This is Spain...
La hermandad entre las aficiones del Liverpool y Real yo creo que quedó fijada en París con lo que tuvieron que sufrir juntas en San Denís. Pero sí , el detalle del Madrid poniendo el himno estuvo a la altura del que tuvieron ellos con Amancio. Y es tremendo también el alivio que da ser arbitrado en Europa , se prima el fútbol, no hay tarjetas amarillas absurdas, no te encuentras Raillos ni Maffeos....