Y qué importa la verdad

Hola a todos. El diario Sport está preocupado por Arda Turan. El turco dio ante una -por lo demás- espléndida España una nueva exhibición de inoperancia futbolística. Hace muy bien Sport en preocuparse por la completa falta de relevancia del turco, que no le salió precisamente barato al Barça cuando lo compró al Atleti hace ahora ya casi un año, a lo largo del cual, por no hacer, el barbudo y algo excéntrico jugador ni siquiera ha tirado bota alguna al costado de ningún linier.

El diario Sport hace muy bien, insistimos, en preocuparse por ese fichaje ruinoso para el Barça que por el momento es Arda Turan, pero mejor haría en preocuparse por su propia decencia. Les urge.

A la hora en que escribimos este portanálisis -es una hora tardía precisamente para dar tiempo, en un alarde de generosidad, al rotativo catalán a que deponga su actitud-, los chicos de Mascaró y cía. mantienen en su página web el desmentido de una noticia y un artículo que profundiza en dicha noticia. Estos señores, que han abrazado ya no pocos hitos de indignidad periodística (ya sabéis que fueron el único medio deportivo que no trajo a portada el atentado mortal contra una peña madridista en Irak) pueden estar batiendo su propio récord de oprobio, o bien alcanzando la segunda plaza, dado que lo que lo de Irak tiene muy complicada superación.

Sport, como muchos otros, se ha hecho generoso eco de un bulo publicado por Bild según el cual, al término del partido Portugal-Islandia de la Eurocopa, Cristiano se había negado a intercambiar su camiseta con el jugador islandés Gunnarsson a la desabrida  y arrogante voz de "¿Pero tú quién eres?" Resulta que Gunnarsson ha negado tal extremo, y resulta que el propio Sport ha dado espacio al desmentido tras haber dado terreno a la noticia. Pero lo increíble es que Emilio Pérez de Rozas publique un artículo que la da por buena, que ese artículo se publique en la versión impresa del Sport de hoy (cuando el desmentido ya era conocido) y que ambas cosas, desmentido y artículo, convivan en perfecta armonía como si no pasara nada. Con esta pasmosa actitud, Sport nos está diciendo a todos, con toda la franqueza del mundo: "Sé que esto es mentira pero me da completamente igual. De hecho os lo admito: es mentira. Pero a continuación, como habrá gente que no repare en nuestro desmentido, ponemos a parir al supuesto protagonista de la supuesta noticia (Cristiano) como si no supíéramos que la noticia en sí es una vulgar patraña. En otras palabras, nos damos por enterados de la verdad pero ésta nos resbala, como queremos que le resbale a nuestros lectores".

¿Qué podemos decir ante esto, amigos galernautas? ¿Qué podemos decir, salvo pasar a otra cosa con un suspiro que ya no es ni de incredulidad ni de lo siguiente, sino de lo siguiente a lo siguiente, allí donde la incredulidad se da la mano con el estupor y el estupor con la ira?

Por lo demás, y como ya sabéis, España ganó con brillantez a Turquía. Es una victoria que a La Galerna, apátrida en su madridismo, no le dice nada especial, aunque la abundancia de españoles en nuestras filas (en las de La Galerna) nos hace esbozar una mayoritaria sonrisa ante las victorias de la selección, a pesar de muchos pesares, a pesar de tantos y tantísimos pesares. A La Galerna no le importaría que España, que en efecto está jugando francamente bien, se hiciese con el título. Si España se alza con la tercera Eurocopa consecutiva, La Galerna no sentirá nada, si bien gran parte de sus componentes sentirán una somera y nada electrizante satisfacción.

Lo que sí fue electrizante, en cambio, fue el júbilo ante la paliza que los chicos del baloncesto le propinaron al Barça en el segundo acto de la final de la ACB y en el propio pabellón blaugrana. Hala Madrid.

PD: Busquets volvió a fingir una agresión, esta vez ante Turquía. Esperamos, claro, el inminente tuit de Gary Lineker llamándole literalmente "gilipollas".