Yo ya he visto y ustedes han visto conmigo tantas Copas de Europa blancas como vieron nuestros mayores. Yo estaba tan seguro como siempre de que era nuestra (la Copa de Europa siempre es nuestra), pero estaba más nervioso que nunca. A la final llega el que se lo gana, pero desde la Séptima esta era la primera vez que teníamos a un rival de nuestra talla. Me importa un bledo si me llaman arrogante, pero ustedes saben como yo que ganarle la final a la Juve no es lo mismo que ganársela a la Sampdoria o al Leverkusen o al Valencia o al Atlético. Ganarle la final a la Juve es ganársela a quien la persigue con una convicción parecida a la nuestra, sin desmayar, pese a que se le resiste mucho más que a nosotros; es ganársela a quien ha presentado candidatura en forma, a quien te desafía sin bajar la mirada, a quien ha hecho una temporada rocosa, a quien se planta en tu cocina con un castillo inexpugnable.
Ganarle la final a la Juve es ganársela a alguien que la persigue con una convicción parecida a la nuestra
Por todo eso estaba yo seguro como siempre y nervioso como nunca. La ocasión no era como otras y la gloria en juego mayor. Además íbamos a la batalla con los mismos que volvieron victoriosos de Milán el año pasado. Ayer circularon por los túneles internos de La Galerna Laurence Olivier y Kenneth Brannagh travestidos de Enrique V en Agincourt arengando a sus tropas con las palabras de Shakespeare. Ayer era el día de San Crispín y los nuestros como los soldados de Inglaterra no querían ni uno más para compartir tanta grandeza, ni uno que pudiera romper aquella hermandad de los happy few.
A la altura del descanso entré en una extraña placidez. La segunda parte la recuerdo con una extraña distancia, como la victoria. Los viejos sueños están cumplidos. Por fin la fortaleza es nuestra de nuevo. Me siento como el judío al que le han dado la llave de su casa en Sefarad y al entrar reconoce la posición de cada uno de los muebles y determina quedarse a vivir allí para siempre.
La Galerna trabaja por la higiene del foro de comentarios, pero no se hace responsable de los mismos
"Yo ya he visto y ustedes han visto conmigo tantas Copas de Europa blancas como vieron nuestros mayores".
Estos días, he pensado eso mismo. Haber vivido la historia del Madrid es haberlo visto ganar la mitad de sus doce Copas de Europa. Hoy, el club es, en términos de la competición más importante, el doble de grande que cuando empezamos a seguirlo.
Albert Camus escribió "El primer hombre" cuando se dio cuenta de que había sobrepasado en edad a su padre, que murió joven. Si vemos algún día la Decimotercera, habremos visto al Madrid ganar más Copas de Europa de las que ganó hasta 1998, cuando ya era el primer club del mundo.