Se parecen las portadas de As y Mundo Deportivo, así como se vienen pareciendo muchas de nuestras vidas desde que se decretara el estado de alarma ante la amenaza pandémica. Ayer fue el primer día que dicha amenaza nos permitía salir a la calle a realizar algún tipo de actividad física y allá que fuimos, veteranos y noveles, aficionados y expertos, prudentes y arriesgados. Es esta salida la que reflejan los medios citados de una manera similar, a modo de collage más o menos estético (más bien menos), si bien hoy no es la estética lo decisivo, sino acaso la ética cívica que, también desde aquí, pedimos a nuestros conciudadanos, precisamente para que mañana como ayer podamos seguir saliendo con el menor riesgo colectivo posible. Está prescrito que se salga a correr solo, pero la carrera de verdad se gana en grupo o se pierde.
Son muchas las veces que se apela a la ética del deporte como escuela de vida, y nos parece que también aquí es posible sacarla a colación, más allá de los fulgores de las estrellas del Madrid o del Barça, más allá de los desorbitados dineros de los fichajes y de los derechos de televisión, más allá de títulos y fracasos. Jugamos en equipo o no jugamos. Mi papel en el juego, mi función, mi labor se inserta en una estrategia colectiva para la que soy (eres) imprescindible. Sin ti nos caemos con todo el equipo. Sin la contención en el centro del campo, pongamos sin esa que no para de realizar incansable Casemiro, es mucho menos probable que Benzema tenga el reposo necesario para rondar el gol. Sin el pulmón, el arrojo, el impecable sentido del espacio y el tiempo de Fede Valverde, es muy posible que las subidas de Marcelo resulten fatales, que Sergio Ramos no pueda estar a todas y que Courtois quede desasistido, en permanente estado de alarma.
Así queremos que vuelva la Liga, a cuyo próximo (y aún incierto) regreso dedica Marca su portada. Queremos que vuelva la Liga solo si se dan todas la condiciones necesarias para su regreso, una de las cuales nos parece la consideración de la ética antes esbozada, en el convencimiento de que el habitual once contra once debe considerar ahora más que nunca una cifra mucho mayor, y en la certeza de que, si ampliamos el foco hacia el superior bien común, no hay ningún "contra" de dichos onces que valga tanto como el "con" de once y doce y trece y catorce y millones y millones de seres humanos, aficionados al fútbol, al tenis de mesa, a la petanca o al parchís. Juguemos sabiendo que no nos podemos permitir perder.
Dicho lo cual, ¿qué demonios hacemos hablando de lo que hemos hablado cuando gracias a Sport nos enteramos de que De Jong y sobre todo Braithwaite regresarán a tiempo? No sabemos a tiempo de qué, pero siempre es de agradecer que se siga cultivando la noble costumbre de la puntualidad, tan en entredicho en estos tiempos de multitarea. Tampoco sabemos por qué -tal vez por las legañas de domingo, siempre más pertinaces- en un primer vistazo habíamos leído que quien regresaría a tiempo sería Barry White, razón por la cual nos hemos terminado de despertar de un susto, pues no solo resulta que esa voz merece la máxima atención, sino que sobre todo resulta que un regreso de White que no fuera vía YouTube o Spotify nos parecería un tanto irregular, ya que el bueno de Barry no está entre nosotros desde el año 2003, no como el aún más bueno de Braithwaite, que está entre nosotros desde hace dos tardes sin que terminemos de saber bien quién es.
En todo caso, valga esta confusión para cantarle a Messi el You're the first, the last, my everything que le dedica Sport hoy como siempre por el simple motivo de ser quien es. Ya se sabe, amics, que querer a alguien resulta interesado si el sentimiento brota de lo que ese alguien aporta a nuestras vidas. Aquí se quiere a alguien y punto. Y se le demuestra cada día en cada portada o lo que se está demostrando es que no se le quiere. Así que Sport se viste hoy (y ayer y mañana) de Barry White porque Messi merece pelazo, lentejuela, solapa ancha y lo que te rondaré morena.
Dirán ustedes que a santo de qué viene hoy una portada dedicada a Messi, aun más destacada su inoportunidad cuando el resto de portadas deportivas coinciden en celebrar el regreso del deporte a nuestras calles, pero es que ustedes no saben nada del amor. Es que ustedes no han tenido la suerte de sentir lo que siente Sport por la mañana, por la tarde y por la noche. Es que ustedes están saliendo por ahí a correr en chándal, zapatillas deportivas y hasta relojes cuentapasos, cuando deberían ponerse su mejor traje de fiesta, unos zapatos con ligera plataforma y brillantina en el pelo para celebrar la fidelidad de Messi a su (més que un) club, al club de los niños del mundo, al club de las renovaciones de hoja caduca, al club de Barry White.
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5 comentarios en: Vuelve el deporte y Barry White
Una pregunta que me estoy haciendo estos días con respecto a Dembelé.
Para poder fichar, el Barcelona alegó que el francés tenía para 6 meses.
Si se recupera antes, ¿puede jugar?
No sé si hay algo de legislación al respecto.
Ahí le has dado, Portega. Yo pensé lo mismo aunque me equivoqué creyendo que era Luis Suárez.
Sobre Messi, a mi no me parece que sea mejor por estar siempre en el mismo equipo. Al contrario, creo que lo difícil es demostrar que eres "top" (como dicen ellos) en distintos equipos, en distintos países. Y eso quien lo ha demostrado ha sido Cristiano Ronaldo. Lo fácil es quedarse en un solo equipo, protegido en una zona de confort.
Yo imagino que Champions sí puede jugar. Liga no, porque en teoría para inscribir al danés se usó su plaza.
Portega, ¡ por favor !, jugará y punto; vendele y el barriwhite . Ambos dos y simultáneamente. Oh i tant !. El poble culer, el elegido.
Si, se llama la ley del embudo. Se aplica lo ancho para el VARsa y lo estrecho Pal Madrid