¿Viniqué?

Me pidió Jesús Bengoechea que adelantase el fin de mis vacaciones, que no esperase a la Supercopa de Europa, y aquí estoy. No le perdonaré nunca tener que volver de mi retiro dorado para ver un partido horripilante como el de anoche, en el que el Madrit no hizo nada y la Juventus hizo menos todavía. Tuvo suerte el equipo del traidor Lopetegui porque en el rival no estaba Cristiano Ronaldo, quien, por si no lo he dicho nunca, me parece el mejor futbolista de los últimos veinte años, más aún desde que se fue del lugar en el que se mueven los hilos de Espanya.

No voy a hacer una crónica al uso, sino que me voy a centrar en esa fiebre que les ha entrado a los madridistas con un tal Vinicius, al que yo conocí precisamente anoche viendo el partido. Hizo dos carreras, una asistencia de aquella manera y alguna bicicleta. Eso te lo hace cualquier chico de La Masía y no se arma tanto revuelo. Pero Vinicius es brasileño y hay que vender camisetas. Así le va al Madrit, que mucho ganar Champions de casualidad, pero luego en Liga no huele ni el Rubialato -bendito Luis, qué falta nos hacía tu llegada. ¡Viva Tánger y Visca Catalunya!-.

Volviendo a Vinicius, el chaval hizo tres cositas y Asensio otras tres. Así ganó el Madrit, como casi siempre, sin saber por qué y con más suerte que fúpbol. No le auguro un buen futuro al traidor Lopetegui, que encima puso a un chaval en la izquierda que si te descuidas lo puedes llamar Regular. Y luego un tal Lunin, que es más largo que la mili de Rambo. Se está rodeando el Madrit de chavales desconocidos para hacernos creer que apuesta por la gente joven y que tiene un proyecto de presente y de futuro. Que las Champions League y el famoso cuatro de cinco no os engañen. El que manda es el Barcelona, aunque todavía no queremos demostrarlo a nivel continental.