No faltará quien interprete de manera torticera el espíritu de este escrito y lo achaque a la envidia, pues, sirva como introito para quien no lo sepa ya, pertenezco al grupo de lo que un argentino enfurecido llamaría flequillo de carne, cabeza de rodilla o tobogán de piojos. Sí, querido amigo, soy cabrio, soy aerodinámico por la parte de la cabeza, la frente me llega hasta la nuca, me hago las sienes brasileñas. En una palabra, soy calvo profesional. Subrayo la condición de profesional, pues no es de vocación, no en vano, en mí mora un espíritu metalero más heavy que una lluvia de hachas. Reivindico desde esta tribuna, que tan graciosamente me brinda la Galerna, la figura del jebi calvo, encarnado en prominentes figuras como Carlos de Castro de Barón Rojo o, sobre todo, del Marqués de Sade del Metal, don Rob Halford, líder de Judas Priest. Insisto en la mala intención de quienes consideren estas líneas como hijas de la envidia, pues nada, absolutamente nada tiene que ver con ella.
Una vez aclarado este aspecto, no por preliminar menos importante, entremos en materia: Vinícius debe abandonar las veleidades capilares de manera inmediata. No perdamos de vista que estamos en 2025 y que los jugadores de fútbol son personas jóvenes y permeables a las modas. Las tendencias estéticas más vanguardistas son abrazadas por aquellos que, gracias a su poderío económico y a la natural donosura de un deportista de élite, pueden permitírselo, así como por el hecho contar con no más de un par de décadas de existencia. Así, últimamente hemos visto que prevalece el peinado que mi padre, certero como casi siempre, catalogó como “corte de pelo de culo de centolla”. Quien haya visto tan delicioso crustáceo en decúbito supino sabe perfectamente de qué se trata y cuán lamentablemente atinado es el símil. En épocas pretéritas triunfaba el pelo de punta o pelo cenicero, teniendo su máximo exponente en Javier García Portillo, el delantero canterano del Real Madrid al que, otra vez, mi padre definió como “el chico ese con cara de lancha rápida”.
Ningún espíritu razonablemente observador puede obtener una conclusión diferente a que Vini debe tender al conservadurismo en su peinado para poder dar lo mejor de sí mismo sobre el campo
Vinícius Junior, el mejor jugador del mundo según la FIFA, es un hombre extremo, tanto en su posición sobre el campo como en su manera de gobernarse dentro y fuera del mismo. Cuenta con un carácter volcánico e indomable que, sin duda, le ha llevado a lo más alto, pero que también le juega algunas malas pasadas, hallándose entre estas la de la elección pilífera.
Sansón, el héroe bíblico, perdió su fuerza sobrehumana cuando la taimada Dalila lo rapó mientras dormía. Vinícius constituye su trasunto inverso de tiempos actuales, no en vano baja su rendimiento de manera alarmante en cuanto opta por unas extensiones comparables a grandes macarrones polícromos o elige unas trencitas que parecen un homenaje al monstruo de la película Depredador, sólo que perpetrados por un infante de cuestionable constancia, pues salta a la vista que dejó la obra a medias. Tanto en un caso como el otro, las prestaciones futbolísticas de Vini se vieron sustancialmente mermadas, si bien carezco de elementos para establecer una relación entre excentricidades de peluquería y control del esférico, tema este que daría para un tractatus de varios tomos. Además, el hecho de llevar cosas que sobresalgan en la cabeza es una tentación para determinados elementos de los equipos rivales, que no pueden resistir la pueril tentación de pegar un tirón a ver qué pasa.
Ningún espíritu razonablemente observador puede obtener una conclusión diferente a que Vini debe tender al conservadurismo en su peinado para poder dar lo mejor de sí mismo sobre el campo. Tampoco estaría de más que alguien que le quiera bien, como puede ser usted, querido lector, le explique que la diferencia entre una excentricidad y una mamarrachada se reduce al número de ceros de la cuenta corriente del sujeto sobre el que se efectúa el análisis, y que la mesura ática va a ser siempre garantía de acierto, llámese uno Ataúlfo, David Beckham o Vinícius Junior, sea o no el mejor jugador del mundo.
Getty Images.
Vamos a creerte que no estás terriblemente envidioso de todas las maravillas y desastres que puede hacer Vini con su pelo cuando le de la gana, pero un poco ridículo y estupido si es el artículo, que es fácil imaginar que ha Jesus Bengoechea le dio pereza escribir.
Saludos No Envidioso....jajajajajajajaj
Son jóvenes. Tienen mucho dinero. Son personas públicas. Pero también deberían de tener algún asesor de imagen. Son también futbolistas y los "looks" en las pasarelas o en discotecas. Aún recuerdo tarjetas por llevar la camiseta fuera del pantalón. Ahora igual tendría que sacar tarjetas para que se suban el pantalón y no enseñen la marca de calzoncillos que les patrocina. En fin cada uno que lo vea como quiera. ¡¡HALA MADRID!!
A mi me importa un rábano como vistan en su vida privada, lo que importa es su rendimiento y el de Vini esta temporada es muy pero que muy pobre, resta más que suma y está metido en follones de forma absurda.
Ya dudo que cambie su mentalidad, gente así de su calaña no lo hará nunca, gracias por todo y adiós
Tú te permites hablar de vinicius y englobarle entre la calaña,palabras textuales "calaña"pues yo me permito englobarte entre los miserables que cuanto más lejos del club mejor ,anda a pastar
Hay que ser miserable para llamar a un ser humano al que han insultado han agredido han pisoteado han criticado sin motivo alguno han colgado de un puente un monigote con su silueta ha tenido y tiene que soportar un acoso organizado por sinvergüenzas antimadridistas y por perrodistas indignos y sectarios bufanderos y hay gentuza que lo define como calaña, calaña y inhumano son los que lo atacan por el mero hecho de ser jugador blanco, eso si que es de calaña miserable estos canallas no les importa que el barcelona pague 8,4 millones a los arbritos durante décadas para adulterar la competición y obtener títulos de manera fraudulenta, eso no les importa a esta panda de sinvergüenzas...que cosas Vini es un Santo y el mejor jugador del mundo
Simpático artículo.
Vinicius lo que tiene que hacer es lo que le dé la gana, el problema (al contrario de lo que piensas) son sus asesores. Qué Vinicius protesta??? Y yo. Hay muchas razones para protestar... Que se lo pregunten a Laporta;)
Chichita haz el favor de editar el comentario y quitar el "ha" de tercera persona del singular del verbo haber o tener y utilizar la preposición a... O te puede caer "la del pulpo".