Vinicius ha puesto al fútbol español ante el espejo y sus fantasmas, muchos de ellos heredados de la noche oscura de los grupos ultras de la década de los ochenta, cuando las gradas de los estadios españoles y de media Europa eran lo más parecido a un bar del lejano Oeste que te podías encontrar.
Las instituciones no pueden seguir presumiendo de fair play, de lucha contra el racismo y de juego limpio y mirar hacia otro lado ante el escrache que está padeciendo desde hace meses el 20 del Real Madrid.
La Liga, la RFEF y el CSD están ante una oportunidad de oro de demostrar que todo el esfuerzo que llevan invertido desde hace años para erradicar la violencia de los estadios no ha sido en balde. La impunidad y el ‘yo no estaba allí’ y por lo tanto, no puedo opinar, o no es mi competencia, no vale en este caso.
La Liga, la RFEF y el CSD están ante una oportunidad de oro de demostrar que todo el esfuerzo que llevan invertido desde hace años para erradicar la violencia de los estadios no ha sido en balde
El ‘Asunto Vinicius’ se ha ido tanto de las manos que en estos momentos no cabe otra opción que actuar sin contemplaciones, pero no sólo contra el aficionado de turno que pasaba por allí y en un momento de enajenación dedicó parte de su tiempo a sacar el racista que lleva dentro, sino contra los clubes de fútbol que no actúan contra esta lacra. Hay que dar donde más duele y eso es el cierre de las partes de los estadios donde se produzcan los cánticos racistas, no solamente las multas económicas. Sin contemplaciones. Una grada vacía hace daño económico, institucional y de reputación.
Y lo mismo sucede con los futbolistas. El ‘otro fútbol’ de los camorristas Maffeo y Raíllo se vende muy bien con ese calificativo de ‘cancheros’ que vale para un roto y un descosido. Es su forma de entender este deporte, pero lo que no es de recibo es que los medios de comunicación alaben una actitud que debe sonrojar a sus protagonistas cuando se han visto en televisión. Y si no se sonrojan, deben hacérselo mirar con detenimiento. Quizá perdieron alguna clase de ética en el colegio.
Mención aparte merece la patada alevosa de Gabriel Paulista, indecente, violenta y muy capaz de lesionar de gravedad a un compañero. Que un árbitro lo califique en el acta de juego violento y se sancione sólo con dos partidos es otra vergüenza que va echando tierra sobre este caso y alimentando la sensación de ciudad sin ley.
Todo parece valer y por esa gatera se cuelan los árbitros, incapaces o incompetentes (elija cada uno el calificativo) para frenar la caza a Vinicius que se ha desatado y que llega hasta un punto que a muchos hace gracia e incluso justifican porque el tema vende.
Los datos son vergonzosos de por sí: Vinicius es el jugador que más faltas recibe de las grandes ligas europeas, ha sufrido entradas alevosas, cánticos racistas, mofas y provocaciones de compañeros de profesión y menosprecio de los medios de comunicación, más interesados en jalear la polémica que en condenar sin ambages lo que está sucediendo. Y, además, le han colgado en efigie de un puente en Madrid. ¿Qué más le pueden hacer? Por cierto, cumple sanción por acumulación por tarjetas en el próximo duelo liguero. Los pájaros disparando a las escopetas.
O el fútbol español para esto sin excusas, sin medias tintas y sin contemplaciones o estamos ante el preludio de algo muy grave
A todo esto, no se puede olvidar que el ‘Caso Vinicius’ comenzó en el Metropolitano, el estadio de la ‘mejor afición del mundo’, donde un grupo muy numeroso de hinchas inauguró los cánticos racistas a costa de un baile o no baile en un supuesto gol que ya daban por descontado que Vini marcaría. Y no pasó nada. Las instituciones con competencias para sancionar miraron para otro lado. Como vienen haciendo en todo este proceso.
La conclusión es clara: o el fútbol español para esto sin excusas, sin medias tintas y sin contemplaciones o estamos ante el preludio de algo muy grave.
Y a todo esto el Real Madrid se ha limitado, hace ya tiempo, a emitir un comunicado con ocasión del racismo en que incurrió un participante de El Chiringuito, pero poco más. Entiendo que desde la institución no se enciendan las luces de alarma por un lance aislado del juego pero, cuando a uno de sus futbolistas le están haciendo un escrache partido tras partido desde las gradas y los terrenos de juego, es hora de dar un golpe en la mesa. Aunque solo sea por respeto a una afición que se empieza a hartar de poner siempre la otra mejilla. Basta ya de abusos.
Getty Images.
Enhorabuena Israel ,un estupendo y acertado artículo,gracias por expresar tan bien el pensamiento de la mayoría de madridistas
¿Enhorabuena por el artículo? Se ha dejado en el tintero a los mayores responsables de este escrache: los periodistas. Ellos son los que lo han iniciado, fomentado y jaleado y, uno de los más recalcitrantes y que, aún sigue haciéndolo, es ese impresentable de José Pedrerol.
De vergüenza lo que dice ese periodista, de ese programa el cual dirige... Vini es culpable porque entra en las provocaciones, el que más faltas sufre de las grandes ligas porque en España se pitan faltas que en Europa no se pitan, que ahora, besarse el escudo es una falta de respeto a la grada contraria o que si no regateara tanto y soltara el balón antes no se merecería que le dieran tantas patadas. Ese señor es el que hace la campaña contra Vini. Ese.
Va siendo hora de pedir responsabilidades a la prensa y a los tertulianos de bufanda.
Y el CSD, ¿no dice nada?. Si fuera otro caso...
Vergüenza.
Superliga, ya
En este país campan una larga serie de sinvergüenzas que todos sabemos quiénes son que un día sí y otro también se van de rositas.
Por poner el ejemplo que más indigna al madridista aquel juez que en sus conclusiones dictamina aquello de que "NO SE PUEDE CONSIDERAR RACISMO PORQUE SOLO FUE UN MOMENTO"