En mi reflexión de hoy, quiero poner los muchos años que he dedicado al apasionado estudio y análisis de la influencia de los comportamientos, las actitudes y las emociones en el performance de los futbolistas de élite, al servicio de intentar generar una conclusión objetiva y sustentada sobre el caso Vinicius Junior.
Empezaré por decir que, para mí, es una realidad incontestable que Vinicius Jr. es perseguido con especial saña por parte de los jugadores contrarios dentro del campo de juego, y que esa persecución, muchas veces incluye el uso excesivo de la fuerza, alcanzando la violencia en algunos casos. De hecho, creo que podríamos convenir, independientemente de nuestra tendencia futbolística, que eso es un hecho objetivo.
Dejando tajantemente claro que condeno absolutamente la violencia desmedida que se ejerce en muchas ocasiones en el campo y desde la grada contra el brillante extremo del Madrid, podría llegar a entender que un jugador con un estilo de juego tan fascinante para sus seguidores como recalcitrante para sus oponentes genere puntualmente reacciones excesivas de parte de estos, seguramente producto de la impotencia. Por otra parte, más allá de que considere que, en ningún caso, podamos “culpar” a la víctima por las acciones de sus agresores, sí pienso que podemos “responsabilizarla” en alguna forma por el hecho de no haber intentado evitar o atenuar tal agresividad general, en favor propio y del equipo. Y me sigo explicando a continuación.
Como seres humanos respondemos y reaccionamos a los acontecimientos de nuestro entorno y a las acciones de los demás. Esas acciones de otros, muchas veces responden a su vez a otras nuestras, determinando círculos viciosos (relaciones negativas) o “virtuosos” (relaciones positivas), según lo que nuestras habilidades socio-emocionales sean capaces de promover. Por ello, aunque nos cueste creerlo y por ácida o apática que pueda llegar a ser la actitud de otros hacia nosotros, en buena medida nuestra capacidad de relacionarnos y comunicarnos con estos determinará los resultados de esa relación. De manera que, si entendemos que nos es conveniente para alcanzar determinado objetivo, debemos intentar generar la mayor empatía posible en ese caso, independientemente de que la otra parte no parezca dispuesta a contribuir con ello.
Por lo anterior, para mí, cabe la más que razonable posibilidad de que Vini esté aún a tiempo de adquirir herramientas y capacidades que contribuyan a bajar ese nivel de excitación, agresividad, beligerancia y hostilidad que se tiene contra él, sin que esto implique traicionar en ningún caso su esencia dentro del campo de fútbol, ni de prescindir de su estilo y sello personal.
Intentar por todos los medios posibles inducir una moderación de las actitudes de sus oponentes en el campo no puede más que ser una inversión muy rentable para Vinicius, ya que mientras eso no suceda, es él quien corre mayor riesgo que otros de sufrir una grave lesión, es él quien pierde el foco y “se va” a veces de los partidos, es él quien puede acabar expulsado según la interpretación que tenga un árbitro sobre alguna de sus reacciones y/o es él quien sencillamente se topará con defensores mucho más comprometidos y motivados que ponen un “extra” que amenaza su efectividad, debido a que estos normalmente suben su nivel contra él, en ocasiones dramáticamente.
Creo que el crack del Madrid bien haría en intentar generar el mayor estado de empatía con todos aquellos factores que de alguna manera atentan contra sus posibilidades de desarrollar totalmente su potencial, entiéndase: jugadores rivales, árbitros, entrenadores y aficionados contrarios, e incluso, la prensa, las redes sociales y los demás medios de comunicación, quienes son capaces de generar matrices de opinión que impactan muchas veces en lo que sucede en el campo. Si Vinicius es capaz de desarrollar actitudes “y aptitudes” que le permitan rebajar la presión que factores como estos ejercen sobre él, logrará hacer prevalecer el privilegio que le confiere la notable superioridad de sus capacidades técnicas, tácticas y físicas, respecto a mayoría. Y eso, se aprende… Créanme.
La empatía se practica, se promueve y tiene efectos milagrosos en las relaciones personales, incluso en las de mayor tensión, y a todos los niveles (relaciones afectivas, de negocios, corporativas, políticas, internacionales, etc.). Una buena combinación de herramientas de gestión emocional, comunicación y lenguaje gestual, y su programada y progresiva implementación como parte de la formación integral como futbolista, de un chico además con muchas condiciones naturales para caer bien, podrían ser la diferencia entre finalizar su carrera contando con una destacable valoración por parte de muchos entendidos del fútbol, o por el contrario, con más de un Balón de Oro en su vitrina personal.
¡Vamos, Vini!
Esta mañana, una cantaídem de GolTV le ha preguntado a Ancelotti si no pensaba que a Vinicius le vendría bien que le sacaran una tarjeta roja. Me hubiera gustado que Carletto hubiera estado más contundente y la hubiera mandado a la merde
En realidad la respuesta perfecta hubiese sido preguntarle a la periodista cuantos partidos de nevera deberían tener los árbitros que no enseñan rojas y amarillas evidentes en faltas realizadas sobre Vinicius. Esa es la respuesta.
Estoy de acuerdo con el artículo. Vinicius es la víctima sin duda alguna, pero en este entorno en el que tiene que jugar y en el que se mueve la prensa y la opinión antimadrilista creo que esta rebeldía, aunque más que justificada, le perjudica y perjudica al equipo.
Como ya dije en otro comentario, si los arbitrajes y la prensa fuesen otros, no habría problema alguno, se sacarían las tarjetas correspondientes, la prensa pediría protección a los jugadores e incluso habría sanciones a los equipos y aficionados racistas. Pero estamos en La Negreira Lí (un saludo a Rubén Uría). Aquí la lógica y la justicia no existen. Al contrario, árbitros comprados y público manipulado. Hasta se llega a pedir tarjeta roja a Vinicius desde la prensa, "pa que aprenda". Sin embargo no se piden sanciones ante actos evidentes de violencia y racismo.
Es muy difícil hacer que este ambiente cambie, sobre todo porque la prensa lo incentiva y lo fomenta (otro saludo Rubén). Lo del juego limpio, deportividad y arbitrajes imparciales contra el Madrid no existe y ni la prensa (hola Rubén) ni los aficionados antimadrilistas lo quieren contra el Madrid. Sólo quieren *odernos, de forma descarada, sea como sea y a cualquier precio.
El problema no es de Vinicius ni de lis contrarios, el problema es la persecución arbitral que es lo que saca de quicio a Vinicius y al resto de los mortales y que envalentona a los contrarios. Ni con Hugo, ni con Cristiano eran llegar a los extremos que han alcanzado con Vini