Las victorias saben especialmente bien tras catar una sucesión de derrotas, y Kiev —gélida ya en octubre— tiene algo de talismán para los blancos desde la chilena firmada por Bale, que encarriló la última Champions. La temporada pasada el Shakhtar se impuso con su habitual cohorte de brasileños poco o nada conocidos —el otro día salió con ocho de entrada—, que encuentran en el Este europeo un escaparate modesto para su refinada manera de cultivar el balompié, otrora llamada jogo bonito.
Pero tras un comienzo vacilante, donde cualquier incursión por la banda de Lucas amenazaba con hacer un roto, y Modric no encontraba su sitio, incluir a un Mendy ausente la friolera de medio año cerró la otra banda incondicionalmente. No sé cómo, por cierto, este jugador se hace tan a menudo con rebotes y balones divididos, pero a partir de dicho desequilibrio fue cobrando relieve la medular madridista, donde un cada vez menos despistado Modric empezó a engranar con la máquina de ponerla a cualquier distancia que es Kroos —otro ausente hace mucho por la misteriosa pubalgia—, y emergió un Casemiro sin los rastros de baja forma exhibidos últimamente.
Los tres de arriba tardaron unos momentos en percibir el cambio, sostenidos todos por un Courtois que sembraba serenidad, y a mediados de la primera parte un par de buenas ocasiones sugirieron que el gol en propia puerta del rival no era simple fruto de un centro muy insidioso de Lucas Vázquez. Hasta ese instante Vinícius insistía en chutar mal con el lateral de ambos pies, pues echar el cuerpo hacia atrás la manda alta por sistema, mientras Rodrygo se quedaba varias veces a punto de lograr sus objetivos.
Fue cobrando relieve la medular madridista, donde un cada vez menos despistado Modric empezó a engranar con la máquina de ponerla a cualquier distancia que es Kroos, y emergió un Casemiro sin los rastros de baja forma exhibidos últimamente
No obstante, tres actos de Vini volvieron a deslumbrar. En el primero abrió lateralmente hacia Benzema, mientras para no caer en fuera de juego desaceleraba al entrar por dentro, ofreciendo a quien recibiera el centro hacia atrás del galo —en este caso Modric— un pase fácil en vertical, que le dejaría solo ante el portero. Se ve que entrenan esa maniobra, porque recuerdo a Vinícius enfrentado a varios guardametas, resolviendo el lance con más o menos pericia. Toca picarla para no dar opción, y justamente eso hizo el muchacho, para dos minutos después entrar en el área pequeña caracoleando entre cinco contrarios, plantarse ante el portero y batirle con un zurdazo a la escuadra más cercana.
Mal nos reponíamos de ambas acciones cuando una tercera entrada, esta vez con él mismo colándose hasta donde parten los centros de la muerte, y dar el pase exacto a un Rodrygo que entraba en perpendicular y la empalmó aprovechando el pasillo abierto por Benzema, cuyo movimiento al palo corto atrajo a dos marcadores. El mozalbete carioca pudo hacer hat trick, aunque bien estaba con dos goles y una asistencia.
Todo el segundo periodo fue una exhibición, y solo faltaba la guinda unida a Asensio, otro superclase no siempre motivado, de quien partió el pase impecable a Benzema que sería el quinto
Todo el segundo periodo fue una exhibición, y solo faltaba la guinda unida a Asensio, otro superclase no siempre motivado, de quien partió el pase impecable a Benzema que sería el quinto. Vale la pena, por cierto, reparar en el rendimiento de este último, que lleva más de una década estando literalmente en todas las jugadas de ataque; esta temporada lleva 12 goles en 11 partidos, y terminó la previa con una media de 1.
Conmueve oír que a despecho del covid Florentino haya logrado ahorrar lo requerido para fichar a Mbappé y Haaland, en principio (Hazard, Jovic y hasta Bale enseñan cuánto pueden divergir intenciones y resultados) garantes de la excelencia a la cual a aspiran desde 1902 los estatutos del Real, fundado por dos hermanos catalanes nada separatistas. Pero quizá sea todavía mayor signo de previsión y amor al club familiar plantarse en Lyon para convencer a Benzema de que se hiciera madridista, cuando le llamaban Karim le dream (“Karim el sueño”) y corría el verano de 2009. Esas sí que son personas convincentes, guiadas por metas tan factibles como fértiles.
Fotografías Imago.
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Sigue habiendo buenas sensaciones con Vini y ojo, Rodrygo parece haberle cogido el tranquillo a la Champions. Todavía sufriremos cierta irregularidad porque son jóvenes, pero parece que van consolidandose. Que siga así.
Abrazos madridistas
Es un placer leerle, don Antonio.
En el fútbol profesional también intervienen , además de los factores económicos , los amiguismos. Es un tanto complejo, dándose el caso de que no siempre juegan los mejores o los que mayores méritos estrictamente deportivos presentan.
Y lo que yo espero ,como simple aficionado que puede entender lo condicionantes antes mencionados, es que la cúpula directiva del club madridista evalúe bien dónde está la calidad futbolística . Aquella que podrá contribuir a las ganancias deportivas y, por ende, económicas. Los directivos que deciden y ejecutan me parecen eficientes y eficaces cuando veo que apuestan por Vinícius y Rodrygo. Este, especialmente si consigue un mejor desborde partiendo de una posición estática, me parece un futbolista de muchos quilates.
Y quiero aprovechar este artículo para
comentar que el partido de Lucas me pareció bastante bueno.