Van Nistelrooys no ha habido muchos pero sí unos cuantos; Benzema solo uno

Había un anuncio en televisión de mochilas para niños, creo, que decía: "Mayoral hace amigos". Yo hubiera titulado este artículo de ese modo si no tuviera agradecimientos pendientes aquí en La Galerna (también conocida últimamente como O.K. Corral) no precisamente a Jesús Bengoechea y otros lectores a propósito de Van Nistelrooy, pues yo no hablo con groseros de semejante calibre. Yo quisiera hablar (pero me puede la timidez) con esos no lectores encantados de serlo, ínclitos y amables comentaristas que no leen lo que escribo y sin embargo han tenido en estos días el buen gusto de dedicarme en Facebook y Twitter lindezas que harían sonrojarse de orgullo al hombre más sereno.

Qué es eso de decir que soy un genio. O que mis artículos son "un tour de force intelectual". Qué vulgaridad. Que si soy sutil y fascinante porque cito a Walt Whitman sin ser ajeno a las "polémicas más garbanceras". Qué es eso de mi "sonrisa beatífica" y de mi insignidad o de hablar de mi hija con ese tacto elegante e irresistible. Qué decir de mi "brutal rotundidad" o de mi "agudo contraste" o de mis "referencias siempre gozosas y a veces oscuras". Cómo podría yo responder a toda esta barbarie bengoecheica. Cómo podría yo responder a esto y a otros (Falstaff, Kollins, Matamoros, Azpitarte...: buenos pájaros todos) que se han manifestado en similares términos soeces. Ya lo he dicho porque quería quitarme este resquemor, quería liberarme del insulto.

Ahora puedo libremente seguir diciendo que Benzema sólo ha habido uno y Van Nistelrooys, si no muchos, sí al menos unos cuantos a los que el propio Bengoechea (ese individuo siniestro que me paga un salario de futbolista y me elogia delicada y públicamente como nadie lo había hecho, y que edita este panfleto maravilloso en el que escribo mis libelos subversivos), mencionaba en su réplica: Hugo Sánchez o Santillana, por ejemplo. Y yo no lo vi, pero, ¿y Puskas? ¿Y Zamorano? ¿Aquel Zamorano con gula de aquel año valdánico al que surtía Amavisca por la izquierda no podría ser un Van Nistelrooy? ¿Algo parecido? No sé si me explico. Todos distintos pero con las mismas trazas. Y hay más. Seguro.

¿Quién hay similar a Benzema? Van Nistelrooy puede ser hasta el mejor nueve de la historia del Madrid. Yo esto podría firmarlo ahora mismo (con mano temblorosa, eso sí, pensando así a vuela pluma en Ronaldo Nazario, a medio camino quizá entre Ruud y Karim), pero ha habido otros, peores si quieren, de su tipo. No sé muy bien cómo decirlo. Puede que de su tendencia, de sus formas, de sus costumbres ahí sobre la yerba. Es más que eso. Es como si Benzema no tuviera piernas, ni brazos, ni cosas así, tan comunes, y tuviera otras en su lugar.

No ha habido Benzemas porque todos los futbolistas del mundo han utilizado las piernas. Benzema es el único que utiliza las, digamos, bretgfdsystfda. Benzema tiene algo así a modo de extremidades: bretgfdsystfda. Yo no he visto nunca a ningún delantero, a ningún nueve, salir al campo con bretgfdsystfda. Y ustedes tampoco. Benzema un día sale a jugar con bretgfdsystfda y otro con jastrerpsrdrurnan en lugar de piernas como si eso fuera normal.

Pero vamos, que yo no quiero convencer a nadie, y menos a un personaje tan desagradable como el tal Bengoechea que se permite el lujo de escribir tan bien como su admirado Faulkner (y el mío) para decirme cosas tan bellas que es para ir a decirle a la cara cuatro cosas. Pero no lo voy a hacer porque ante todo soy un hombre educado (y también porque vive en Gales).

Yo a quien sí querría convencer, en cambio, es a todos esos caballeros, señores (de señorío) que no leen mis artículos y me han agasajado gratuitamente con maravillas léxicas lejanísimas a las impresentables ordinarieces de Bengoechea. Les escribo sólo unas pocas (no quiero matarles de sensualidad) para que se deleiten al menos una pequeña parte de lo que yo lo he hecho: "Deficiente mental", "gilipollas", "basura", e incluso pluralizando: "subnormales", "hijos de puta", "apestosos"... Observen toda esa musicalidad, sientan esa hondura y serenidad, son violines y tambores al mismo tiempo. Son sonidos evocadores sobre los que floto. Qué ligereza. Y hay más, pero ya les digo que sería matarles de gozo y yo venía aquí hoy en realidad a hablarles de Mayoral (para lo que me he quedado ya casi sin fuerzas), que, como las mochilas para niños, ayer hizo amigos y a mí se me fue haciendo en sólo noventa minutos (como todos esos otros jóvenes) precisamente ese nueve que Zidane debe de llevar viendo años.