Antes del comienzo del choque ante el Chelsea, la grada del Santiago Bernabéu coreó el nombre de Fede Valverde. Aunque no descarto que haya honores de hombre del partido que se anticipen al mismo (como consignamos en el título, Valverde lo fue), no parece que fuese una manifestación futurista de afecto.
¿Aplaudían entonces al uruguayo por lo ya acontecido, y más específicamente por su ya célebre puñetazo a Baena en un parking bajo el asfalto? Si difícil es calibrar las motivaciones de las personas de manera individual, imaginemos lo complicado que será aventurar por qué hacen las cosas las masas. Sin embargo, yo tengo para mí que no le aplaudían por eso sino a pesar de eso, es decir, no por ese pasado turbulento de apenas días antes, sino por todo lo demostrado por el Halcón con la blanca y a ras de suelo.
Fede ya sabe que ha cometido un error y que tendrá que pagar por él, y la grada se hace cargo de que lo sabe, aplicándole el atenuante de las presumibles miserias escupidas por Baena, por no hablar del atenuante del amor mismo. La Galerna titulaba su portanálisis/editorial del día siguiente parafraseando a Cortázar (“Queremos tanto a Fede”), no porque aprobemos la agresión, que nunca es aprobadle, sino porque nos fijamos en todo lo bueno e irreprochable que el jugador ha protagonizado desde que le conocemos, hasta la llegada de esta mancha en su historial. Nadie necesita más apoyo que el hombre ejemplar en la primera ocasión en que deja de serlo. Descuento que algo parecido a esto quiso decir el público, aunque reitero la inmensa dificultad de analizar los porqués de las multitudes. Amalgaman quizá, bien pensando, tantos pensamientos y/o tendencias inconscientes como cada uno de los seres humanos que las componen, pues infinito multiplicado sigue siendo infinito.
Valverde, desde el césped, levantó los brazos al cielo para hacer dos cosas: corresponder a los aplausos con aplausos y juntar las manos en señal, se diría, de petición de perdón. Para mí, sí hubiera que traducir sus gestos desde el centro del campo, habría que hacerlo así: “He captado el mensaje”. Y el partido que jugó a continuación fue el de un orate enardecido por la idea de prolongar ese acuse de recibo. Sé quién soy. Sé dónde estoy. Gracias por acogerme. Gracias por hacerme quien soy. Gracias por perdonarme el haber manchado el escudo, no volverá a pasar. Y ahora permitidme que corresponda a tanta devoción dejándome hasta la última bocanada de aire que quepa en hora y media de batalla.
Justo y valioso escrito el suyo, don Jesús. A la altura de semejante futbolista y al nivel del club. Gracias.
CONTIGO SIEMPRE VALVERDE
Felicidad para toda tu familia y para ese hijo que iluminará vuestras vidas
Un saludo y HALA MADRID HASTA EL FINAL
Frase para mi Galerna: "
Frase para mi Galerna: "Nadie necesita más apoyo que el hombre ejemplar en la primera ocasión en que deja de serlo."
Gracias Jesús.
Hala Madrid!!
Baena y el entorno de Baena niegan que dijera lo que Valverde dice que dijo.
Yo creo a Baena. Estoy seguro de que dijo "mucho morro".