Este domingo se disputó la Superbowl, una gran final deportiva que ganaron los New England Patriots (yo veo en las gradas de ese equipo a Emerson y a Hawthorne y a Thoreau, insignes madridistas, y sobre la yerba más madridismo: Tom Brady es como la versión apuesta de Luka Modric) y un gran acontecimiento publicitario y cultural que este año le ha tocado amenizar a Lady Gaga en el intermedio. Es difícil sacudirse los ecos de este chou musical, claro que la señora Gaga no contaba con que este lunes en Barcelona actuaban los políticos separatistas catalanes, con Artur Mas bajando de los cielos también enfundado en plata.
Un día nos daba clase de laboratorio el viejo profesor de Química del colegio. La primera lección que nos dio fue que nunca había que mezclar agua con sodio, e instantes después procedió a mezclar el contenido de dos probetas y, comprobando demasiado tarde la composición de una de ellas exclamó: ¡Pero si es sodio, atrás, majos, atrás!, antes de que se produjera la explosión de la que se estuvo hablando durante años y de la cual no hubo que lamentar víctimas ni heridos aparte de la infortunada probeta.
No vamos a mezclar aquí (no mucho, al menos) agua con sodio, que es lo mismo que mezclar política y fútbol. Pero no me digan ustedes que es difícil relacionar el intermedio superbowliano de los del 9N con cada interludio culé donde el victimismo se convierte en reivindicación de toda índole. Pobre Lady Gaga. Semanas de ensayos para que vaya Piqué, por ejemplo, y señale a los palcos y le robe así cualquier protagonismo. Está el chou de Mas y compañía y está el chou de Luis Enrique y compañía de común esencia que dejan el chou de la Superbowl en unas guitarras alrededor de una hoguera en la playa.
A propósito de la playa, me acuerdo de la película homónima de Danny Boyle cuando Leonardo DiCaprio recibe por correo electrónico una fotografía de sus tiempos en aquel paraíso efímero. Es una fotografía de grupo sobre la que el remitente ha escrito a mano: "Parallel Universe". La fotografía está captada en movimiento. Están saltando y sonriendo sobre una playa de arena blanca, en bañador y en pareo, que es exactamente lo que ha estado haciendo y cómo ha estado sintiéndose el F.C. Barcelona durante todos estos largos años.
En esa imagen se puede ver a Messi (el único mohino, como siempre, el mismo al que su público aclamó el sábado en el momento de ser sustituido y no salió de él el más mínimo gesto de agradecimiento del que no se hablará, y que no sentirá el aficionado culé acostumbrado a los repetidos desplantes de su Dios de los que nunca nadie jamás ha hablado), Piqué, Busquets, Mascherano y demás en bañador y en pareo sobre esas playas de arena blanca que son para ellos los terrenos de juego de España.
Un lugar que se rige por sus propias normas, sus propias conductas y sus propios deseos cumplidos a cuya entrada se puede leer: "Universo paralelo", o quizá, mejor, el "Univers paral-lel" que son Artur Mas y sus fieles de camino al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña o el barcelonismo (que también y tan bien conoce el camino de los tribunales) denunciando campañas en contra, arbitrales y federativas, que ponen en peligro (qué si no) su feliz estancia en la playa. Pero no pasa nada. Esto no es agua con sodio sino el idílico ensimismamiento de los habitantes de un paraíso donde ante el menor atisbo de movimiento siempre aparece un espectacular intermedio de la Superbowl para dejar las cosas como tienen que estar. Pobre Lady Gaga, debe de ser del Madrid.
Precioso artículo, como es habitual en vd. D. Mario. Por eso, me permito aconsejarle que corrija ese "a" escrito a mano de su cuarto párrafo.
¡Bien! Veo que ha leido el comentario.