La lluvia del Bernabéu parece la de las Red Rocks en aquel junio de 1983 cuando U2 grabó su concierto mítico. La gente en ambiente festivo con sus chubasqueros acomodándose en las gradas y diciendo que va a ver un gran espectáculo porque los irlandeses van a sentirse como en su casa. Esto es lo que pensaba yo del Athletic, de visita a la capital con el agua irlandesa-vizcaína. Por poco se cumplen las expectativas nada más empezar después de un mal pase de Cristiano, que acaba en un mano a mano de Iñaki Williams y Keylor que salva el costarricense con las yemas de los dedos. Luego Cristiano enmienda el error a fuerza de trabajo, que es una cosa que nunca nadie comenta. El falso mantra de que el portugués es sólo gol, cuando el gol es su virtud más notable, si quieren, pero sólo eso.
Se escucha la corneta e Isco roba en el área como un pícaro que va detrás de su víctima y le mete la mano por todos los bolsillos y al final encuentra algo. Isco se encuentra a Benzema entre un gentío londinense, y el francés golpea el balón como siempre: con mil efectos que burlan varios pares de piernas. Un defensa cree que puede parar un remate de Karim, pero Karim los envía llenos de polvitos mágicos y esos balones que van botando parecen los de un anuncio de juguetes: la pelota loca de Mattel, podía llamarse el invento; y cuando se asocian así los blancos, que ni ellos mismos se lo esperan, hay que decirles La banda de Fagin, donde ya habrá tiempo de encontrar a Oliver Twist, aunque yo me inclino por Lucas Quinto. El gol multiplica el talento de esos pillos mientras Zidane, Fagin, va acumulando riquezas. Kroos hace honor a su apellido y cruza ríos, escala montañas o atraviesa bosques. A Kroos hay que anunciarle como a un todocamino alemán: Gama Kroos por veinticinco millones de euros, con garantía hasta 2022.
Los minutos iniciales se juegan dentro del laberinto. Cristiano conduce bien en esas transiciones de medio campo cuando baja a recibir. El juego fluye en un orden desordenado, voluble según el virtuosismo de cada individuo. Marcelo deja atónito al personal. Nunca he visto un lateral tan preciosista que tuviera tan pocos juglares. Yo le canto a Marcelo por las aldeas, y a Benzema, que gusta de tocarla con partes del cuerpo desconocidas. Karim es el descubridor de la anatomía. Bale y Lekue tienen un juego propio, como a ver quién hace más pompas de jabón, y se está formando un poco de barullo. Arrecia la lluvia y Lekue canta por la banda: "I threw a brick through a window, i threw a brick through a windooow...!" y el balón sale de pronto rebotado para la bella Eraso que se la deja a Sabin con la defensa madridista bailando el twist. Es el empate que voltea el partido con una llave de pressing catch. Raúl García va por el campo con cara de que le diga Penélope Cruz: "Eres un guarro", y él responda con un palillo entre los dientes: "Y tú una jamona".
Kovacic da un golpe de efecto con una rabona en carrera que si la llega a hacer, digamos Busquets, hay que darle un Transilium al locutor, que en esta ocasión se queda como plano, casi dormido. Es curioso. El Athletic está combinando bien pero es cruzar los tres cuartos y venírsele encima la niebla. Isco está bien, dándole juego ahí en el centro a los de Bilbao, mientras Bale sigue con su lucha aparte, una lucha contra el desborde. En una de esas se pierde por detrás de un capote a rayas pero su centro no llega ni a Cristiano ni a Benzema, que ha perdido su don del inicio. Es el galés de nuevo quien lanza para Cristiano que se escora a la derecha. Él quiere centrar pero no puede. Todos su compañeros están marcados y él está sólo frente al portero. Lo intenta pero detiene Iraizoz. Cristiano es un egoísta. Eso dice la locución que ya no se podrá quitar la inquina hasta el final. Cristiano es un egoísta. Ya.
Lo que vino en la segunda parte fue una sucesión de intentos de derribo tan llamativos por parte del comentarista que a mí me llegaron a nublar la visión del partido. Todo empieza, o continúa, con ese "muchos gestos de incomodidad de Cristiano". O con la categórica afirmación de "no hay falta ninguna de Lekue" tras un forcejeo en carrera con Bale. Bueno. No es el día de Iñaki Williams, que al final va a perdonar por tercera vez una ocasión ante Keylor. El locutor sigue encelado y al comentarista, contagiado, le parece "un poco riguroso", que el árbitro le señale falta a Raúl García por un sañudo codazo a Bale entre los omóplatos. Yo me estoy empezando a asustar y, mientras Lekue insiste por esa banda de tacto tan agradable, el narrador afirma, tras un perfecto, medido y espectacular pase de lado a lado de Varane a Carvajal (que éste recoge con un contrario delante como un wide receiver), que el francés "no la saca demasiado bien", sin rectificación alguna posterior. En realidad el partido del Madrid es mucho mejor de lo que parece contado por una narración de tintes escandalosamente difamatorios.
El tercer comentarista, el experto, asegura, ya casi en medio de una orgía de antimadridismo indisimulado, que "es difícil que resuelva bien Bale con la pierna derecha" tras una jugada de habilidad y velocidad y poderío, mientras todo el trío locutor silba y mira sorpresivamente hacia arriba cuando, instantes después, a Carvajal le sangra la herida causada por los tacos de un vizcaíno. En el minuto sesenta y tres, Cristiano dispara en la frontal con buena intención y nulo resultado y el narrador advierte de que el portugués le pega "francamente mal". El partido es muy entretenido, pero más por ver si el Madrid va a ganar de una vez o el Athletic va a conseguir mantener ese empate milagroso que en la locución ven justísimo. No pueden sustraerse a la delicatessen de Benzema en pared con Cristiano, reacción que compensan con un homenaje sentido a la actuación de Raúl García, que abandona el campo parsimonioso mientras el Bernabéu le dedica una histórica pitada.
Luego salen al campo Morata y Lucas Quinto, también conocidos últimamente como Solsk y Jaer. El asedio madridista es tan terrible como inane. Ciertamente desesperante y lleno de infaustos recuerdos. Pero hay tiempo. Kroos y Bale se han vuelto locos. El alemán no cesa de probar nuevas direcciones de jugadas y el galés es un percutor. Uno de sus centros lo remata Morata en boca de gol y el rechace de Iraizoz queda suelto y el madrileño rebaña y marca. La victoria sobre la dureza y la ofuscación la celebran todos juntos. El Madrid gana al fin con oficio y en la locución dicen con la boca pequeña que es el líder del campeonato. Menos mal que Cristiano falla en el último minuto delante del portero, pudiendo haber pasado la pelota a su izquierda o a su derecha o a cualquier parte para marcar el tercero, así esos tres hombres, y yo me alegro por ellos, tuvieron algo bueno para no irse a casa, con la que estaba cayendo en las Red Rocks, tan descontentos.
Buena crónica del partido y mejor crónica de la retransmisión. Acertadisimas!
Enhorabuena y hala Madrid!!!
Lo mismo digo, maravillosa crónica del partido y fantástica radiografía de la retransmisión del trío calavera, que es para echarlos de comer aparte. Lo que tenemos que aguantar los madridistas, y encima pagamos por ello.
Una de tus mejores crónicas. Felicidades.
Los comentaristas del plus (para mi siempre serán los del plus) son repelentes, insufribles y cochambrosos. Pero lo más alucinante es que a muchos madridistas (o al menos ellos creen que lo son) les manipulan sus mentes haciéndoles creer el supuesto mal partido del Madrid o la reacción inmadura y egoísta (a juicio de Robinson y cia) del gran Cristiano. Estoy hasta la po...a de ellos. No los soporto.
Una pena que no pueda opinar de los comentarios de los locutores de Mvistar Plus,pero yo hace mucho tiempo,primero,que no los soporto,sobre todo al ingles y segundo,que un partido de futbol que estoy viendo yo,no necesito que me lo cuenten y menos,estos y siempre apago el sonido y es mas,les acosejo que hagan lo mismo que yo y seguro que se ahorran,el cabreo de oir a estos "entendidos".baybayrobinson.....