Este sábado juega España. Suena bien. Afronta la segunda jornada de la Eurocopa más atípica que recordamos los que ya vamos teniendo un bagaje de memoria futbolera considerable: un torneo que se tenía que haber celebrado en 2020 y que se juega ahora; con multitud de sedes, con algunos estadios llenos como el Ferenc Puskas de Budapest y otros con aforo hiper reducido; con récord de equipos participantes, sin ningún jugador del Real Madrid en la convocatoria de la selección española…
El rival que le toca a España hoy, Polonia, no es de los que asustan actualmente en el panorama del fútbol mundial, aunque en sus filas juegue Lewandowski, posiblemente el mejor delantero centro puro de la última década, ariete siempre en la agenda del Real Madrid y con muchas balas aún en la recámara ya en el tramo final de su exitosa carrera.
Polonia tuvo su momento de oro en los años setenta y comienzo de los ochenta. Aquel equipo comandado primero por Lato y luego por Boniek o Smolarek, alcanzó dos semifinales mundialistas (en Alemania 74 y España 82) e incluso tuvo un brillante canto del cisne en los Juegos Olímpicos del 92, con una plata que ganaron (o perdieron el oro) precisamente ante España. Desde entonces, más bien nada.
Polonia no asusta a nadie en la actualidad, como tampoco asustaba Suecia y los de Luis Enrique no pudieron pasar de un empate a cero, el único durante toda la primera jornada de la Euro, y que pudo ser peor si Berg no hubiera hecho de Morata por el lado sueco.
El caso es que La Roja tiene la necesidad de ganar para no depender de una última jornada de resultado incierto y tener, además, que esperar los marcadores de todos los equipos que se puedan clasificar o no como terceros. Lo bueno es que en esta primera fase de la Euro se clasifican casi todos. O al menos casi todos que han hecho algo positivo. Eso quita presión.
Aun así, mucho me temo que lo que es pan para hoy será hambre para mañana. España no tiene equipo para ganar esta Eurocopa. Llegar a semifinales ya sería una proeza, visto lo visto. Lo natural sería quedarse en cuartos de final, con suerte. No hay para más.
España no tiene equipo para ganar esta Eurocopa. Llegar a semifinales ya sería una proeza, visto lo visto. Lo natural sería quedarse en cuartos de final, con suerte. No hay para más
Por delante de España, tras haber visto jugar a todas las selecciones, están claramente Italia, Francia, Holanda, Portugal, Inglaterra, Bélgica y si me apuran hasta Alemania, a la que hace poco se goleó pero que ha sabido reconstruirse con acierto. Todas ellas están muchos cuerpos por encima, incluso algunas, como son los casos de Italia, Francia o Bélgica, a años luz del momento actual de la Selección.
Si el nivel de los rivales es enorme, tampoco llama al optimismo que a España, sin embargo, se le vean las carencias y las costuras de manera nítida. Tiene déficit en las dos áreas, tanto en la propia, con el arco defendido por Unai Simón, como en la contraria, con la clamorosa falta de gol de Morata y el empecinamiento de Luis Enrique por no buscar alternativas, que las tiene sentadas en el banquillo. En las áreas es donde se ganan y se pierden los partidos. Con eso se dice todo.
Tampoco tiene un defensa con jerarquía ni un centro del campo definido. ¿Juegan nuestros centrocampistas a defender o a atacar? ¿Hay un futbolista con capacidad de llevar la manija o marca el ritmo del partido? ¿Hay un jugador con capacidad de liderar el equipo y echárselo a los hombros? La respuesta, a mi entender, es no.
España tiene un equipo aseado, compensado en todas las líneas, pero en ninguna de ellas tiene un crack que marque las diferencias
España tiene un equipo aseado, compensado en todas las líneas, pero en ninguna de ellas tiene un crack que marque las diferencias. Y por si eso fuera poco, defiende regular y ataca peor.
Con este panorama, ¿qué se puede esperar en esta Eurocopa de España? Sin duda alguna, la respuesta es clara: ganarla. Esto es fútbol y los milagros existen. O al menos, es uno de los pocos deportes en los que aún se cree en su existencia.
Fotografías Imago.
Por esas cosas del destino, este partido de hoy me toca verlo en el extranjero, en un país cuya selección no se ha clasificado, y en el que no leen la prensa española.
En definitiva, aquí pasan de esta Eurocopa del año pasado. Y como pasan, y no tienen mucha idea de quién es Luis Enrique, ni escuchan las ruedas de prensa de Morata, pues piensan que ganamos nosotros.
Por cierto, que en este lugar nos siguen llamando "España" (que escriben Hispaania), sin mencionar ningún color.
Aquí no hace falta un milagro. Aquí hace falta un entrenador.
Tener un buen entrenador sí que sería un milagro.