Esta camiseta, de la temporada 2015/2016, firmada por superjugadores tiene superpoderes. Le falta Varane (váyase a saber por qué. Igual ese día estaba malo; bueno, malo no puede ser porque los superhéroes no se ponen malos. Estaría ese día llevando el ascensor con bomba de la torre Eiffel fuera de la atmósfera, por ejemplo, o desbaratando un contraataque rival como si fuera el comecocos del videojuego), pero eso es como cuando la ninfa Tetis, madre de Aquiles, sumergió a este de niño en la laguna Estigia para hacerlo inmortal y se olvidó de sumergir el talón, que es por donde lo sujetaba. Nadie se va a atrever con ese talón porque lo estará guardando Ramos, o Pepe, Casemiro o Nacho. Lo digo por el niño que consiga esta camiseta de niño.
Esta camiseta es como el agua de la laguna Estigia que da superpoderes. Se puede volar enfundado en esta camiseta igual que Cristiano en un remate para una Copa. O ser el expreso humano de Cardiff que no para en ninguna estación. Uno puede bajar esquiando una duna en el desierto como Marcelo. O ser el pasmo del Calderón como Benzema. Soñar que allí, por detrás de aquella línea defensiva, hay un oasis a por el que merece la pena lanzarse como Modric bajo la atenta mirada de Toni Kroos, mientras Keylor reza por ti y la zurda de James te envuelve, y luego sientes que la tienes, la zurda, y puedes ir por ahí dando zurdazos curvilíneos, más curvilíneos aún que los derechazos desde la esquina del área contraria de Isco.
Esta camiseta te lleva a esos lugares. Es una máquina del tiempo madridista que viaja por extraños mundos de Supercopas y Copas y Mundiales y Ligas, y termina ganando una Copa de Europa que parecía perdida, como todo lo demás, aquel año que acabó con la gran victoria por la que tanto suspiramos en estos tiempos difíciles.
Puja por la camiseta firmada por los jugadores
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