Adoré a Guti, lo reconozco. Me parecía un genio. Siempre he defendido que era el jugador con más talento del Real Madrid incluso cuando a su lado estaban Zidane, Figo y compañía. Era diferente. Indescifrable. Estábamos sus fieles y los que no sabían si odiarle o quererle, pero siempre acudían a él cuando el partido se torcía. Ese crack sin etiqueta en el que confías porque su fútbol te obliga a ello.
Lo recuerdo jugando como interior, como delantero y hasta organizando por delante de los defensas. No era rápido ni un virtuoso del desborde, pero tenía un don en esa rebelde zurda. Pases milimétricos entre líneas que hacían más daño que un uno contra uno al borde del área. Veía lo que otros ni imaginaban. Daba taconazos donde a otros les quemaba la pelota. Aquel a Zidane en un Real Madrid-Sevilla (qué ratos nos regaló contra los de Nervión) o el inolvidable de Riazor para que Benzema fuera actor secundario pese a marcar. Estaba loco. Nunca seguía la línea recta. El Guti jugador era un reflejo del Guti persona.
Tengo un amigo con el que he visto muchos partidos del Real Madrid. Solíamos decir que a Guti no le gustaba el fútbol. Simplemente jugaba cuando le apetecía. Pero lo hacía tan bien que media hora buena suya era como tres partidos notables de otros. Si hubiera amado su profesión estaríamos ante un futbolista de época. Pero no sería Guti. Ahí radica el esplendor de su figura. Un crack sin pretenderlo. Derribaba la puerta sin saber que había llegado a ella.
Posiblemente ahora, que me fijo tanto en los detalles y exijo que los jugadores de mi equipo sean profesionales intachables, Guti no entraría en mi lista de favoritos. Pero todos tenemos un pasado y en la juventud lo racional escapaba de nosotros muchas veces. Sabía que Guti salía, intuía que no lo daba todo, sospechaba que se conformaba con poco. Y me daba igual.
Cada vez que él recibía el esférico, yo esperaba que el guión habitual se transformase en algo escrito por Tim Burton. Hubo un Real Madrid-Sevilla en la famosa segunda liga de Capello que encumbró a Guti como un descomunal agitador de partidos. Una asistencia a Van Nistelrooy con 0-1 en contra, otra a Robinho con 1-1 y una apertura a banda para Sergio Ramos con la pierna derecha con 2-1 que acabó en gol de Van Nistelrooy -doblete del holandés-. Monumental. Aquel tosco Real Madrid tenía al jugador más extraño de todo el campeonato. Y eso le ayudó a ganar el título.
Su gran problema, más allá de no entrenar como Raúl González, era la irregularidad. Desconectaba con demasiada facilidad. Hubiera tenido hueco en el actual Real Madrid que piensa que con 1-0 ante la Juventus ya está todo el trabajo hecho. Había voces que apuntaban hacia Guti como un revulsivo más que como un jugador que mereciera la titularidad. Y tenían su punto de razón. Un Guti afinado y concentrado durante media hora te resolvía más problemas que muchos jugadores a pleno rendimiento durante noventa minutos. Pero Guti no era Solari y nunca se conformó con tener el último rato. Quizá por eso no acabó cedido en un equipo de segundo o tercer nivel.
Han pasado años desde su adiós y sigo sin encontrar un jugador como él. Los hay mejores, mucho mejores, y peores, mucho peores. Pero diferentes, pocos. Y Guti era diferente, descuidado. Echo de menos esos pases que veías repetidos más veces que algunos goles. Y ese desapego por un deporte que, en ocasiones, él convertía en arte. Fue un puedo y no quiero. Pero cuando quería era maravilloso.
Amén. Desde la primera a la última palabra. Amén H.A.Z
Amén, también. Y que viejo me he sentido sabiendo que ya no se repetirán esos momentos para la eternidad, y nada más, con los que Guti regaló nuestras infancias.
Siempre he pensado exactamente lo que has escrito, sólo que no sabía que lo pensaba hasta que te lo he leído.
Para mi que tuve mucha afición, pero nula calidad,siempre me desesperaron los jugadores tipo Guti. Siempre pensé que fue un indolente con mucha calidad y eso era lo peor de todo. Dar pases imposibles, se nace con ello y no todos pueden pero correr y presionar, lo puede hacer todo el mundo y el que no, es que no quiere. Por eso nunca me gustó Guti ni los Gutis que juegan por el mundo. Admito que fue un jugador util,pero solo cuando salía en los ultimos veinte minutos,cuando el rival estaba cansado y le daba ese medio metro vital para él. Cuando salía de titular y el rival le mordía los tobillos,fracasaba casi siempre. Ese era Guti.