Toda derrota, como se sabe, es un pequeño apocalipsis para el madridista. Si se trata de la Copa de Europa las cosas adquieren la dimensión de un crimen pasional. Ha pasado una semana desde el PSG 1 - 0 Real Madrid y a Dios gracias el equipo de Ancelotti sacó adelante con buena cara el inmediato partido en casa frente al Alavés. De las conclusiones que en frío se pueden extraer del partido del Madrid en París del martes pasado la más importante a mi juicio es la de la velocidad, que es el concepto que ha marcado la degeneración del dominio español sobre los demás clubes europeos. La pérdida, en este caso, de velocidad en todos los niveles del juego, la ausencia de velocidad tanto de pensamiento como de piernas, circunstancias que suelen ir unidas. Si el Madrid perdió en París fue fundamentalmente porque parecía que había dos de azul por cada uno de blanco y el regusto fue semejante al que dejó lo del Chelsea de no hace tanto, una mezcla indefinible entre impotencia, frustración y amargura.
La velocidad es importante en la vida, aunque no siempre. Si uno está corriendo un encierro en San Fermín, por ejemplo, o huyendo de los Dominican Don´t Play, tener velocidad o no tenerla puede ser la diferencia entre acabar con el torso como un coladero o mantener intactas todas las partes del cuerpo. Los futuristas afirmaban que la velocidad era una nueva belleza que enriquecía desde la revolución industrial “la magnificencia del mundo”: la velocidad era la lanza con la que el hombre del futuro atravesaría todas las capas de la tierra. La familia de Marinetti era lombarda, por eso en el fútbol fue el Milan de Sacchi el que estableció un nuevo paradigma dejando claro que la velocidad es la ventaja tecnológica decisiva. Quien además logra combinarla con la precisión tiene entonces la llave del tesoro, aunque eso es tan difícil que se requiere contar con futbolistas excepcionales. Los tuvo el Barcelona con Guardiola. Los tuvo el Madrid de Zidane. Ambos equipos han escrito la historia de este juego en lo que va de siglo.
La conclusión más importante del partido del Madrid en París es la pérdida de velocidad en todos los niveles del juego
Pero el fútbol del Madrid en 2022 es un fútbol paquidérmico, lento, pesado. El PSG, con centrocampistas muy inferiores a Kroos, a Modric y a Casemiro, se impuso sin embargo en esa faja del campo que inclina los partidos. Lo hizo por pura superioridad física, por su capacidad para elevar el ritmo de los choques, de las transiciones, de la presión. La CMK es el caparazón de la testudo que obliga, por inercia, a jugar al Madrid al paso de una formación tortuga. En la Liga sirve porque la diferencia entre esos tres con respecto a todos los demás es cósmica, pero en Europa la cosa ya no alcanza, parecen la caballería polaca lanzándose a pecho descubierto contra los panzers alemanes. Sin un exocuerpo que los acompañe, que los ponga en la órbita del ritmo actual, este triunvirato de jerarcas absolutos, los mejores centrocampistas de la historia del club, sólo pueden aspirar a controlar el juego metiéndolo en formol. Puede funcionar a veces porque son buenísimos, pero como plan para las grandes ocasiones requiere un cúmulo de circunstancias y, sobre todo, un aparato táctico a su alrededor que debe estar muy sincronizado, más afinado que un stradivarius. Zidane lo consiguió el año pasado y llevó al Madrid de vuelta a semifinales, pero la cosa tiene un punto cada vez más evidente de agonía, de finitud.
El mismo martes por la mañana pasó por Twitter un vídeo del gol de Marcelo al PSG en la ida del último enfrentamiento en eliminatorias entre los dos equipos, febrero del 2018. El vídeo es especialmente bueno porque muestra toda la secuencia del gol, desde su génesis hasta que Marcelo recorre la banda celebrándolo. Es un gol que resume la apabullante superioridad que había alcanzado aquel equipo que por entonces era bicampeón de Europa y que caminaba hasta su tercer título consecutivo: Bale y Asensio, los dos desde la derecha, hacen bascular a todo el Madrid pivotando sobre Kroos y Modric y haciendo verdad lo de Arquímedes: dame un punto de apoyo y moveré el mundo. Es una secuencia preciosa, el Madrid se balancea como una ola de espuma blanca, elegante y afilada. Reducen al PSG a la nada, liliputienses persiguiendo sombras, enanitos azules impotentes. Es la jugada de la Decimotercera, el Madrid vence así al Bayern en semifinales y desnuda al Liverpool de Klopp en la final con el mismo compás que parece lento pero que no lo es, que es rapidísimo y sobre todo que tiene esa cosa que tenía el Barcelona de Guardiola de jibarizar el alma del contrario, que ve pasar la realidad ante sus ojos con la misma capacidad que tiene la vaca de parar el tren que pasa a trescientos kilómetros por hora delante de su cara. Un tren que parece congelarse en su movimiento pero que va a toda pastilla, esa es la magia. La jugada, en la izquierda, acelera. No lo hace de forma impactante, no hay ningún tío que salga corriendo. Entre Marcelo, Asensio y Kroos centrifugan el dispositivo defensivo del rival intercambiándose las posiciones, trazando desmarques diagonales, rompiendo por dentro y llevando la pelota hasta las barbas del portero como lo haría un equipo de adultos burlándose de un equipo de niños.
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Todo lo contrario ocurrió en el Parque de los Príncipes. Los jugadores eran prácticamente los mismos. Sucedía que la CMK, con cuatro años más que entonces, trataba de conservar el aliento bajándole el diapasón al equipo. Asensio ya no podía ejercer de engarce precioso entre el rombo central y las bandas; no existía un imán en punta que fijase la atención de los defensas del PSG, como entonces hacía Ronaldo, y Vinícius, desconectado del motor del equipo, parecía un torero detrás del Telón de Acero. La clave, como entonces, era la velocidad. El Madrid carecía de ella y por lo tanto la precisión perdía asimismo su cualidad diferencial. De hecho, suele pasar que cuando un equipo es superado en intensidad, cuando no puede desasirse del control por parte del adversario y cuando el balón no le dura demasiado en su poder, lo primero que se le escapa volando es la precisión en los pases, condición sine qua non de manejar un partido. Con la pérdida de precisión viene la desesperación, individual y luego colectiva.
El Madrid carecía de velocidad y por lo tanto la precisión perdía asimismo su cualidad diferencial
El PSG sometió al Madrid por gegenpressing, que es más o menos por lo mismo por lo que el Madrid no pudo meterle mano al Chelsea en mayo del año pasado, en semifinales. Es la razón que explica el desplome del fútbol español con respecto al inglés en los últimos tres años. Los últimos tres campeones de la Liga española, Barcelona (2019), Real Madrid (2020) y Atlético de Madrid (2021) fueron eliminados de la Copa de Europa por un equipo inglés en la temporada en que campeonaron aquí. Mientras España bajaba el nivel y se “sudamericanizaba”, Inglaterra imponía por fin el “estilo Premier” refinado, eso sí, con lo mejor que el capital americano y arábigo ha sido capaz de comprar en Italia, en Francia, en Alemania, en Brasil, Argentina y por supuesto, en la propia España. Klopp, Guardiola, Tuchel, Emery, Sarri o Conte han multiplicado el “capital humano” de la liga inglesa que ya habían cimentado antes Mourinho, Ancelotti, Wenger y Ferguson. Al mismo tiempo, España perdía a Cristiano Ronaldo y a Messi, perdía la hegemonía que ambos representaban, perdía el combate universal a muerte que alimentó la imaginación y la potencia narrativa del campeonato español durante diez años. Todo esto tenía que notarse de alguna manera.
Hay dos futbolistas en el Madrid que se antojan imprescindibles: para competir contra el PSG: Vinícius y Valverde
En estas condiciones hay dos futbolistas en el Madrid que se antojan imprescindibles: para competir contra el PSG: Vinícius y Valverde, la doble uve de velocidad y de vértigo, una auténtica pastilla de viagra para el cuerpo anciano de un equipo oxidado por el peso de los años. Podría haber más: Camavinga o Ceballos son centrocampistas por hacer, mediohombres, pero que corren tanto como Paredes o Verratti, pero tampoco conviene elucubrar. Los que tienen posibilidades reales de cambiar las cosas en la vuelta, sin Casemiro, son los dos primeros, sobre todo Valverde, que dispararía a Vinicius sobre todo vinculándolo al equipo, pues en París era un islote a la deriva en medio del océano. Con Valverde el Madrid se ensancha y respira, abre los pulmones y desplaza la orilla del mar hasta donde está Vinicius, que en París estaba obligado a tirarse al vacío cada vez que Kroos, para tomar oxígeno, le enviaba un melonazo al cielo. La baja de Casemiro puede ser una oportunidad y Carletto sabe convertir las amenazas en oportunidades: me viene a la cabeza su planteamiento en la vuelta de cuartos ante el Atlético, 2015, sin Modric, ni Bale, subiendo a Ramos al puesto de 5. En marzo de 2022 tendrá que afrontar una circunstancia parecida, reinventar el centro del campo. Los riesgos son enormes porque Neymar y Mbappé tendrán praderas fordianas a la espalda de los carrileros del Madrid, obligados, qué menos, a intentar invocar a los ecos espectrales del Santiago Bernabéu. Pero la ganancia, por supuesto, también es enorme.
Getty Images.
Acertadísimo el escrito, que me gratifica desde el punto de vista de la comprensión personal, ya que llevo años jaleando en las innumerables tertulias de tabernas, irrelevantes barbacoas y demás eventos cuyos análisis se lleva el viento, que el mayor problema del Madrid es el medio campo dinosáurico que se tiene, absolutamente incapaz de hacer frente al fútbol físico actual, tanto por falta de capacidad física, como por falta de motivación, pues es imposible que juegue con los mismos bemoles un profesional que ha ganado 4 champions, que uno que no ha ganado ninguna.
Mis análisis se quedarán en reflexiones de taberna y no llegarán a Ancelotti, espero que el de usted si lo haga.
Enhorabuena y un abrazo.
Verdad!
Coincido con este magnífico artículo desde la a hasta la z. Pocas veces me he sentido tan identificado con un análisis técnico futbolístico.
Lo realmente aterrador para mi es que algo tan obvio escape por completo a nuestro muy numeroso cuerpo técnico
Muy buen análisis de la realidad actual.La pregunta es porque algo tan obvio para muchos,no lo ha visto en los últimos años,la llamada cúpula deportiva del club,que ha sido incapaz de ir encontrando relevos adecuados.Lo mismo que ha pasado con la punta del ataque.Se fue Ronaldo y detrás el desierto.
Buenos días D. Antonio, dice usted, entre paréntesis
( La baja de Casemiro puede ser una oportunidad y Carletto sabe convertir las amenazas en oportunidades: me viene a la cabeza su planteamiento en la vuelta de cuartos ante el Atlético, 2015, sin Modric, ni Bale, subiendo a Ramos al puesto de 5. En marzo de 2022 tendrá que afrontar una circunstancia parecida, reinventar el centro del campo. Los riesgos son enormes porque Neymar y Mbappé tendrán praderas fordianas a la espalda de los carrileros del Madrid, obligados, qué menos, a intentar invocar a los ecos espectrales del Santiago Bernabéu. Pero la ganancia, por supuesto, también es enorme.)
Me deja usted impresionado, no sabía, ni suponía que creía en los milagros, sobre todo después de desperdiciar ( Carletto) la oportunidad de aprovechar la visita de un colista, como el Alavés, para hacer los cambios tácticos que con afán y denuedo reclama, es evidente que el ruinoso 4-3-3, nos lleva a la perdición, a no ser que Vinicius se marque un partido estratosférico como en Liverpool la temporada pasada, me alegro de su artículo porque no le van a hacer ni "repajolero" caso, pero al menos que no digan que no se les advirtió. Sigamos en el puesto de Ramos, digo de Casemiro, pongamos a Alaba, lo cual nos asegura salida de balón toda la que queramos, en los interiores por la derecha Valverde arropando a Carvajal, por la izquierda Camavinga, arropando al otro lateral, yo pondría al chaval del Castilla, Carletto vaya usted a saber, de medio centro puro, Kroos, y de medio de enganche Ceballos, de media punta Hazard
y de delantero puro y duro Vinicius, con absoluta libertad de movimientos por todo el frente de ataque, en mi opinión no podemos permitirnos el lujo de perder otra vez la batalla en el centro del campo, es posible que así no nos de para levantar el resultado, pero no me extrañaría que estuviésemos muy cerca
Saludos blancos y anti qataríes
Estoy en todo de acuerdo con sus explicaciones, yo siempre he defendido y lo sigo haciendo, que Valverde es imprescindible en el Madrid, tanto en la Champions, como en la Liga, es un verdadero pulmón , con un arranque y un coraje muy poco común.
De acuerdo con usted.
Saludos.
Es un análisis fantástico del por qué de la pujanza del fútbol inglés y la decadencia del fútbol español. La diferencia de marchas entre un fútbol y el otro, contando también con la diferencia de presupuesto que se maneja en la Premier League respecto a la Liga.
En cuanto al Real Madrid,habría que reflexionar por qué desde el año 2015 sigue vigente el mismo centro del campo. Ni Zidane, ni Lopetegui, ni Solari ni Ancelotti han confiado en las alternativas que ficharon a Modric, Kroos y Casemiro.
Cual es la alternativa que ficharon? Zidane queria a Pogba y JAS no. Zidane queria modernizar el medio campo del Madrid, el club tenia otro pensamiento. Y Zidane jugó con los que tenia. Además con ZZ, Fede jugaba bastante más. Titular en muchos partidos importantes. En la actual plantilla hay un jugador con condiciones fisicas para jugar en la Premier: Mendy. Quien lo ficha? Zidane!
Menos lobos.
Los años pesan en el mediocampo del Real, espero que Carleton ponga a Lucas Vázquez para proteger a Carvajal, y a Marcelo a formar tándem con Alaba o Nacho, en esa banda, debemos jugar a tener la pelota, y esperar alguna oportunidad al contragolpe, de no hacerlo así, es probable recibir un duro castigo, pues par sujetar a mi M'bape y a Neymar, no basta con un solo jugador , el enano me preocupa algo menos, pues no está agusto en el equipo, y Valverde o Camavinga pueden dar buena cuenta de lo que queda de él, vigilandole de cerca, a Asensio y Bale, los reservo como plan B, o para la 2@ parte, vamos a ver si la palabra suerte está de nuestro lado, que eso también cuenta.
Otra vez Kante a demonstrado que es otro nivel. Vaya jugada bestial que ha hecho contra el Lille. Casemiro ya ni da para eso.
Fede Valverde que es el único mediocampista del Madrid con ese potencial no juega. Zidane era criticado injustamente pero con él, Arribas, Miguel, Marvin, Blanco jugaron y era habituales en las convocatorias. Yo no entiendo que Arribas no tenga sitio en esta plantilla.
JAS no hizo caso a Zidane cuando le pedia jugadores con más físico como Pogba... el tiempo le dado razon al frances.
Ahora es hora de fichar a Tchouameni. Ya no espero que miren el pedazo de jugador que es Milinkovic-Savic.
La dirección deportiva del Real Madrid está superada.
Alaba podría ser la solución ocupando el puesto de Casemiro, aunque con más tareas defensivas.
Nacho le puede sustituir en la defensa.
La pareja Kros, Alaba podría funcionar como doble pivote.