Este año hemos visto al Madrid demasiadas veces con el rímel corrido delante del tocador. Y con ataques de pánico y ansias de libertad y de anonimato. Qué decir de la inseguridad o de la depresión. Y de la euforia o de la decepción. Ha sido hasta hoy un Madrid Marilyn. Una cosa encantadora por momentos y frágil en general. Un equipo delicado que tiene una afición como Laurence Olivier en El príncipe y la corista: alguien que lo ama y al mismo tiempo lo detesta porque, entre otras cosas, sabe que es mejor que él.
Yo vivo mi madridismo como si fuera el joven asistente aquel que pasaba obnubilado una semana (yo todas las semanas) con Marilyn, y me imagino que todos esos que pitan a Benzema como si fuera un torero fracasado después de un partido brillante de su equipo jamás han pasado ni podrían pasar ni siquiera una semana con ella. Supongo que sí pasarán inolvidables semanas, una detrás de otra, no con ella sino con otros para llegar el fin de semana e ir al Bernabéu a pitar a sus jugadores luego de una victoria por cinco a dos.
Yo hoy he visto a Asensio adorable y rubio como solía. Yo hoy lo he visto y mientras lo veía me he sentido como Constance Collier, aquella dama y maestra de la escena que decía de Marilyn que era tan frágil y delicada que sólo podía captarlo una cámara, ninguna de la cuales sería, naturalmente, de BeIn Sports o de Canal +, esas cámaras donde la presencia, la luminosidad y la inteligencia del Madrid se pierden como si fuera un escenario.
El caso es que todos esos jugadores del Madrid llevaban hoy el pelo rubio perfectamente teñido (nada de franjas más oscuras como contaba el chismoso Capote en su retrato) y mostraban el esplendor de ‘Con faldas y a lo loco’: hasta con una petaca rellena de whisky prendida en el liguero mientras a mí se me ponían los ojos al verlo (casi en vísperas del PSG) como a Tony Curtis y a Jack Lemmon.
Luego dirán que era mala actriz pero a nadie mejor Greta Garbo, la Di Stéfano del cine, había visto como la perfecta Ofelia de Shakespeare. Seguro que esto también lo pitaría uno de esos que nunca pasó una semana maravillosa con el Madrid ni por supuesto con Marilyn; seguro también que deseando ver a Schwarzenneger o algo así sosteniendo con un brazo una ametralladora de helicóptero en Chamartín, el tan famoso y tan pelmazo “killer”, como si hoy Cristiano no hubiera marcado tres como antaño (como siempre) de todos los colores del otoño que parece que nos deja.
"Marilyn" es sinónimo de BELLEZA, incluso con "el rímel corrido".
¡¡¡HALA "MARILYN" Y NADA MÁS!!!
Marilyn es sinónimo de BELLEZA, incluso con el rímel corrido.
¡¡¡HALA "MARILYN" Y NADA MÁS!!!
Y como ella dijo: "El éxito hace que mucha gente te odie, me gustaría que no fuese así. Sería maravilloso disfrutar del éxito sin ver envidia en los ojos de los que te rodean".
Madridismo 100%!!!
Enhorabuena. Hala Madrid!!!