Un estadio más grande que la vida

El análisis de las portadas de los periódicos deportivos de hoy

Buenos días. El Real Madrid reveló ayer, en un vídeo espectacular, nuevos detalles sobre el aspecto y el funcionamiento del estadio Santiago Bernabéu cuando estén finalizadas las obras de remodelación. Si bien este es un medio eminentemente escrito, seríamos innecesariamente crueles si os privásemos de dicho vídeo, aunque es posible que, al haber sido difundidos por las redes sociales del club, ya hayáis tenido acceso a él.

Por si acaso.

La enormidad de esta información sobre el nuevo estadio no ha posibilitado, curiosamente, el que todos los medios deportivos le otorguen honores de primera plana. Solo Marca, rendido ante la majestuosidad de la obra, como cualquier espíritu medianamente neutral no podrá evitar hacer, le da su primera plana al soberbio espectáculo del nuevo recinto en ciernes.

En La Galerna hemos sostenido alguna vez, solo medio en broma, que el Real Madrid es más grande que el fútbol, es decir, que eso que llamamos balompié es un subconjunto dentro de ese fenómeno que llamamos Real Madrid, y no al contrario. Lo decíamos solo medio en broma porque aún no habíamos visto este vídeo. Háztelo ver si no encuentras plasmada, hasta cierto punto, esa realidad en estas imágenes: el fútbol es solo un epígrafe en ese libro seminal y eterno que constituye el Real Madrid.

Con el nuevo estadio, el Real Madrid hará oficial una realidad que los muy amantes de la entidad ya presagiábamos: que es mucho más que un club de fútbol. Es un club de excelencia. En el novísimo Chamartín, la experiencia del espectador trascenderá con mucho el bendito deporte de la pelota. Gracias al asombroso césped retráctil, cuidado a su vez cuando no esté a la vista con la más alta tecnología (desde el interior de esa cueva tecnológica), el Bernabéu será el escenario de las convenciones, ferias y congresos de las empresas más punteras del planeta; de las actuaciones en directo más demandadas, desde Bruce Springsteen al nuevo socio de honor Alejandro Sanz; de los eventos deportivos ajenos al fútbol (tenis, baloncesto y cualesquiera otros) más destacados; y claro: del fútbol.

En el nuevo Bernabéu se podrá comprar en tiendas de las marcas más reputadas, constatar la justicia gastronómica de estrellas Michelín y, por supuesto, hacer el Tour del Bernabéu, que ya era el segundo museo más visitado de la capital (tras el Prado) antes de que fuera ampliado y mejorado como va a serlo a raíz de la obra. El nuevo Bernabéu será el principal reclamo turístico de la capital, un edificio multiusos, situado en el centro neurálgico de la ciudad, destinado a satisfacer las necesidades del visitante más exigente en materia de moda, ocio y cultura, todo ello bajo el paraguas de excelencia de la marca Real Madrid. Un enorme servicio a la ciudad y al país, incluyendo los sectores más cerrilmente antimadridistas. Al final no va a estar mal este “tuneado” tan acérrimamente denostado por quienes calificaron de “lata de sardinas” el resultado previsto.

Para la entidad, la obra va más allá del prestigio, más allá de la modernización, por importantes que ambos factores sean. Para el Real Madrid, como recientemente reconocía Jorge Valdano en la entrevista que nos concedió, este es también el camino para generar ingresos (se esperan 200 millones al año) que permitan a la institución tener un equipo competitivo en un entorno manifiestamente hostil y desleal, en el cual los petroeuros campan por sus respetos, como muy bien explicaba Franzel Delgado en este gran artículo.

Sí, amigos. Yendo de lo general a lo particular, como gustaba hacer Descartes: si se puede decir que el Madrid es más grande que el fútbol, habrá que decir también que su estadio va a ser más grande que la vida. ¿Hipérbole? ¿Megalomanía? Por supuesto. Exactamente la misma de la que se acusaba a Santiago Bernabéu cuando tuvo la visión de construir un gigantesco estadio primero, para luego llenarlo con los mejores futbolistas de la época. Es decir, lo mismo que, con idéntica concepción preclara del futuro, está haciendo Florentino Pérez.

Mientras el Real Madrid presenta su obra capital a sus fieles (y a los infieles), el FC Barcelona no logra ni siquiera echar a andar el proyecto de su nuevo estadio, y se dedica a intentar rapiñar en el desierto un entrenador con nombre, sin haber podido aún sellar la paz financiera con los dos entrenadores anteriormente despedidos. La comparación entre ambos clubes arroja un saldo tan abrumador que produce cierto apuro resaltarlo, incluso desde un madridismo desacomplejado como el nuestro. Pobre Barça, consiga o no a Xavi a trueque de cuatro camellos y un Dembélé averiado.

Lo más hilarante de la portada de Mundo Deportivo, no obstante, es precisamente el enfoque torticero del mínimo recuadro inferior a la izquierda que el rotativo cataculé dedica a la obra de Florentino que tiene al mundo (aunque parece que no al Deportivo) con la boca abierta. “Más deuda por las obras del Bernabéu”. El Madrid ha explicado perfectamente su muy solvente plan financiero para la obra, posible gracias a unas cuentas saneadas; el Barça debe 1.300 millones (700 a corto plazo) y no tiene ni para empezar a recoger los cascotes de un estadio que se cae a pedazos.

Te tienes que reír muy fuerte.

Sport es optimista respecto a la llegada de su Jardiner particular, como lo es sobre la llegada de Nico a la selección. ¿Quién es Nico?, puede que os preguntéis. Un chico que no juega mal al fútbol y que ya recolecta los frutos de la escandalosa sobrevaloración que el actual seleccionador, al alimón con la prensa patria, otorga a todo lo que huela a culé. Ese es Nico, a quien Sport dedica ese faldoncillo de hype y confección.

Por su parte, As se centra en lo deportivo, ponderando como merece a la pareja atacante de moda en el fútbol europeo. Entre Benzema y Vinícius, resalta el diario madrileño, suman sólo un gol menos que el líder de Primera, que es la Real Sociedad. Un día habrá que hacer un catálogo de barbaridades publicadas sobre estos dos espléndidos jugadores a lo largo del tiempo. Van a faltar cuevas (no precisamente tecnológicas) en las que esconderse.

Pasad un buen día.