Un día menos para que vuelva el Madrid

Buenos días, amigos galernautas. Hay que ver. No hay manera. Precisamente este verano, además. Lo tenían más fácil que en ningún otro. Una Eurocopa triunfal y unos Juegos Olímpicos en París ¿Qué más quiere un jornalero de la prensa deportiva? ¿Qué más podría desear un hacedor de primeras planas?

Únicamente, un escollo; apenas una semanita entre el gran torneo balompédico en tierras germanas y el super campeonato polideportivo de los aritos en la Ciudad de L´Amour para tener ideas, investigar, si eso, alguna cosa. Incluso pensar o diseñar portadas brillantes y/o publicar primicias y/o exclusivas. Ni que decir tiene la horrenda promoción —ni regaladas, oiga— de las camisetas galapagares del Marca. Era el momento de la inspiración y han demostrado menos imaginación que otro guionista de Hollywood sin ideas adaptando otro videojuego. Claro, que un escritor del celuloide no tiene la oportunidad de visitar los lugares comunes que el periodista deportivo no abandona ni en vacaciones.

Léase el Tour de Francia.

O siesTour, término acuñado por el augusto padre de este portanalista.

Siempre es buen momento para tirar de manacorís o bicicletas cuando la pelotita no rueda. Incluso aunque el ciclista sea esloveno, que uno ve la primera plana marquista —que diría ExclusInda— y piensa que Tadej es Miguelón o Perico. La victoria de Pogacar en La Grande Boucle salva en cualquier caso una portada insulsa en la que la cutre camiseta galápaga compite con el hecho de que el Milán no llamó a nadie del Atleti para depositar la clausula de Morata. Incomprensible que en Milanello nadie quisiera disfrutar de la socarronería campechana y mundana de Henry Cherry, Enrico Ciliegio en tierras transalpinas.

Sin abandonar el angosto desfiladero por el que nos conduce la prensa deportiva de la meseta, nos detenemos en la primera plana de un diario AS que erige portadas con datos de Transfermarket y/o tuits de vendedores de crecepelo. Tan mal no lo estará haciendo el Madrid en cualquier caso con tanto jugador valorado en más de cien kilos en el seno de la plantilla. El año pasado nos dijeron que con Joselu —o Ramontxu como dice mi señora— no íbamos a ningún lado. Este año nos dicen que sin Leny, Yoro. Nada más lejos de la realidad, como demuestra el AS con su portada de Club Bilderberg que asimismo desliza entre las sábanas del lector otra serpiente de verano, la designación de sedes mundialistas para el Mundial 2030. Hablamos de un áspid concretamente si usted es un lector valencianista, que no creo, pero que si lo fuera le recomendamos salir corriendo.

Está usted en una página madridista que adora a Vinícius Junior.

Por una vez, y sin que sirva de precedente, nos detenemos en la primera página de Ultradeporte sin que haya mediado ningún ataque delirante y/o desorbitado contra el Real Madrid, sus directivos, jugadores y aficionados. Permítannos por una vez hacer como Bart en la cabecera de Los Simpson y escribir cien veces en la pizarra aquello de “Uno no debe reírse del mal ajeno”. Aun así nos da la risa. No por la ciudad de Valencia en ningún caso ni por ninguno de sus habitantes, sino con Ultradeporte y el club singapurense al que jalea.

Precisamente al de Singapur, al de siempre, pretenden colgarle una vez más el mochuelo. Que por aquí no decimos que no tenga nada que ver con la decadencia che, pero nos atrevemos a aventurar que tampoco mató a Manolete, teniendo en cuenta que la construcción del Nou Mestalla se prolonga en el tiempo ya como Keops, Kefrén y Micerinos.

Desde las pirámides viajamos a la prensa deportiva de aquel país pequeñito de la derecha que decía Pep Guardiola para comprobar cómo siguen aquejados por la maldición de Tutankamón, un maleficio que el bueno de Hansi conjurará gracias a su libreta.

Cómo les gustan las libretas por esos lares. Tanto da neerlandesa que teutona, positifa o negatifa; en Can Barça, sin libreta no hay paraíso.

Y sin euros tampoco hay Nico Williams. No es cuestión de pedir peras al (Dani) Olmo.

Claro que, sin abandonar Egipto, nos encontramos en la azotea de Mundo Deportivo a una momia de quien nos cuesta dilucidar si se trata de Q-Man o Elton John.

Aunque para Sacrifice el del Verstappen que dice ser del Barça. Ánimo, Max.

Eso sí que es duro y no ganar grandes premios.

El Gran Premio del Barcelona son sus palancas imaginarias ¿Verdad, Tebas?

¡Buen fin de semana, amigos galernautas!