El tridente definitivo

Podríamos empezar este portanálisis de una manera más ortodoxa hablando de los nuevamente decisivos -cuándo no lo son- tres puntos que se juega el Madrid hoy frente al Granada. Podríamos glosar la gestión de plantilla -menuda plantilla, amigos- que lleva realizando Zidane toda la temporada y que hoy deja a Keylor y a Cristiano -sí, a Cristiano- velando armas para que eso que se ha dado en llamar equipo B limpie, fije y dé esplendor...

Podríamos incluso pensar un poco sobre eso del plan B para poner en duda el supuesto corte abrupto que, según la prensa, lo separa del plan A. No en vano, los discos, cuando tenían dos caras e incluso cuando había discos y no canciones más o menos desperdigadas por plataformas virtuales, tenían dos caras, ambas imprescindibles para que de hecho hubiera disco, ambas igualmente importantes, ambas complementarias, ambas elementos constituyentes de la misma cosa, ambas inseparables.

Sin embargo, le gusta a los medios coger un lema, una matraquilla o una verdad a medias y elevarla a los altares de la certeza incuestionada y absoluta, y esta del plan B es acaso el penúltimo intento, de modo que entre lo A y lo B, según no paran de sugerir o de afirmar, hay enfrentamiento, relación de oposición, distancia, una cosa es una cosa y otra cosa su contraria. No solo obvian los que así (no)piensan que lo A y lo B son dos modos de decir lo mismo, sino que además, en la mayoría de ocasiones, lo que realmente se da, el equipo que pone en liza Zidane es una mesurada mezcla de eso que la prensa separa para enfrentar, como si en el fútbol actual, como si en el Madrid que llega al final de las competiciones, hubiera titulares y suplentes claramente definidos, como si no cupiera en torno al Real Madrid un solo segundo de simple análisis sosegado y neutral, calmo y -fíjense qué locuras nos permitimos- hasta elogioso.

Pero decíamos que podríamos hacer en este portanálisis todo eso que no estamos haciendo porque lo que realmente queremos (debemos) hacer es ocuparnos de lo que viene. Lo primero es lo primero y hoy toca no hablar en absoluto del Madrid, ni de su vuelta a la Liga, ni del supuesto plan B, ni siquiera de que, como dice el diario As, Sergio Ramos "tendrá que jugar en Granada", en lo que sin duda, dado el verbo elegido por los de Relaño, no solo es una obligación penosa para el capitán del Madrid, sino casi un ataque de Zidane a Sergio Ramos, esclavizado hasta límites insospechados. Pero no, de esto no queremos hablar, ni tampoco de la labor de investigación (?) de la que también As hace gala para recoger de Der Spiegel un asunto sobre contratos de patrocinio. Que se ahonde ahí, señor agente. Que se busque bajo los sofás y hasta debajo de las piedras y de las butacas -seguro bien mullidas y calefactadas- del Bernabéu. Ya decía Relaño el otro día que en el palco de dicho estadio "anida un poder viscoso que envilece a la sociedad", afirmación llena de mesura y espíritu constructivo, y viscosidad y envilecimiento absolutamente alejados de la línea editorial del siempre honesto periódico madrileño. Pero de esto tampoco queremos hablar.

El tema de hoy es este, queridos galernautas. Mundo Deportivo nos enseña el camino de la verdad y de la vida. Se han lanzado a la piscina poniendo en su portada a Messi, en lo que sin duda resulta un hallazgo monumental e inédito hasta ahora. Para que no parezca que lo hacen con ciertas reservas, no solo nos deleitan con una foto del susodicho, sino que acompañan la imagen con el nombre del citado tres veces tres, con letras de gran formato, sin complejos, claro que sí.

Apoyamos muy mucho este aire fresco en las portadas catalanas, este giro, esta paso adelante, pero nuestro aplauso ya se vuelve ovación cuando miramos algo más arriba y salivamos con la posibilidad de conseguir el set de aperitivos del Barça, nada menos que "el tridente de los aperitivos", el tridente definitivo, el tri-dente, bendita maravilla. Gracias por tanto, Mundo Deportivo. Gracias por darnos hecho el tema central de este portanálisis, pero sobre todo muchas gracias por darle a los culés la opción de sentarse frente al televisor el próximo 3 de junio para ver la final de la Champions con semejante tridente hasta arriba de aceitunas, almendras o anacardos. Cuánta grandeza.

Comprenderán ustedes que las audacias de Mundo Deportivo ensombrezcan la portada de Sport. En ella sale Neymar, cosa muy manida frente a la figura tan poco habitual de Messi. En ella se dice que el Madrid juega ante un descendido, por si a los de Zidane les da por ganar sin mérito alguno, más o menos como cuando les da por ganar al Bayern o al Atleti, rivales de enjundia tan solo antes de que precisamente el Madrid les gane. Y en ella, en la portada de Sport, hay artículos sobre el único tifo que ha dado la Historia de la Humanidad y sobre Buffon, no vaya a ser que se siga pensando que en Barcelona son muy del balón, el césped, el estilo y el tiki-taka, cuando en realidad allí son muy del fútbol italiano tras haber sido cholistas. La coherencia tiene estas cosas.