Tranquilo, John Carlin

Buenos días, amigos. Ahora vamos con las primeras planas, como marca el título de esta sección, y con el empate europeo del Barça, que le sitúa al borde del KO de cara a octavos de la Champions. Pero, como no solo de portadas vive el portanalista, empezamos hoy por rescatar un artículo de John Carlin en La Vanguardia.

John Carlin es un buen escritor. Clint Eastwood mandó adaptar su novela El Factor Humano para hacer la película Invictus. Es metafísicamente imposible, por tanto, que John Carlin sea un cenutrio integral. Incluso aunque escribiera cafradas absurdas, sesgadas y sonrojantes, nos atreveríamos a descartar completamente el que sea un cretino desorejado, pero vamos, que si queréis lo miramos, porque a lo mejor resulta que El Factor Humano lo escribió otro ciudadano también llamado John Carlin, por casualidad, y que no es el mismo que perpetra sandeces como pianos de cola, teñidas además de antimadridismo sarraceno, en los medios de aquí y allá.

Aunque nos tememos que sí. Que sí es el mismo, vaya. Y sin embargo no puede ser. Es inconcebible que de la pluma de un tío en cuya fuente ha bebido alguna vez el viejo Clint haya brotado un regüeldo como el texto de La Vanguardia titulado “El ridículo espectáculo del United y el Madrid”.

¿Cómo lo veis, estimados galernautas? ¿Es posible que Carlin crea de verdad que el Madrid persigue de la UEFA un “trato privilegiado” por “su glorioso pasado”? ¿Es posible estar más desinformado y/o ser más tendencioso? ¿No será, estimado John Carlin, que lo que busca el Real Madrid (y con él la Juve y tu admirado Barça) es la libertad de los grandes clubes de Europa para ser dueños de sus destinos más allá de las corruptelas de la UEFA? ¿No será que se limita a exigir el respeto de Ceferin, un respeto que por cierto los tribunales ya le están obligando a acatar? Claro que Ceferin parece encantarle al bueno de John, dado que según él, “en Europa” (o sea, Ceferin) “se procura velar por los intereses de la mayoría”, refiriéndose con la mayoría -suponemos- a la mayoría de estados petroleros del Golfo Pérsico, a saber, Catar, Emiratos y ahora Arabia Saudí. Se conoce que esos son los derechos de la mayoría, en contraposición a “los de la vieja aristocracia”, tan vieja en este caso que sus últimas Champions Leagues conseguidas datan de 2016, 2017 y 2018, o sea, el Pleistoceno. Es lo que tiene el Madrid: que es aristocracia vieja, nueva y mediopensionista, y que perderle el respeto -como se lo pierde Ceferin o como se lo pierde Carlin llamándolo “ridículo”- es perderle el respeto al fútbol con el que se les llena la boca a Carlin y a otros como Carlin.

Lo que pasa, se deduce, es que a Carlin le gusta más la nueva aristocracia del fútbol, es decir, la que tiene dinero a espuertas procedentes de cosas que nada tienen que ver con el propio fútbol, mayormente los hidrocarburos; y se deduce también que al bueno de John le parece fenomenal que esos clubes, que no deben su dinero a la potencia futbolística de su marca sino a los yacimientos de los petroestados a los que pertenecen, campen por sus respetos sin que el mejor atisbo de fair play sea establecido por parte de su amigo Ceferin (amigo de esos clubes, decimos; bueno, de Carlin también).

No queda aquí la cosa.

¿Cómo os quedáis, amigos? Resulta que el Madrid se refugia “en su pasado” para no enfrentarse al hecho de que no está (“como el Barcelona”) ni “entre los cinco mejores de Europa”. Deslizar ese “como el Barcelona” es épico, John. Establecer ese intento de paralelismo entre la situación del Madrid y la del Barça es de tal atrevimiento que hay que levantarse a aplaudir por grotesco que sea.
Qué pena que la mentira no se deslice en el entendimiento tan bien como una comparación desatinada (“como el Barcelona”) en medio de una frase. El Barcelona tiene un estadio cuyos cascotes cagados por palomas se desprenden sobre los puestos de restauración, con quiebra técnica, una asfixiante deuda a corto plazo y jugadores del filial artificialmente inflados para ser convertidos en presuntas estrellas, lo que está por verse, por la sencilla razón de que no puede fichar otra cosa. El Madrid tiene unas finanzas saneadas, un equipo plagado de reconocidísimas estrellas (con capacidad para fichar otras) y una obra en curso destinada a generar rentas millonarias en el plazo de un año, o sea, “como el Barcelona”. Exactamente igual.

Resulta, por lo demás, que el Madrid, “como el Barcelona”, claro, no está “ni entre los cinco mejores de Europa”. ¿Quién lo dice, John? ¿La UEFA de tu amado Ceferin? El año pasado, en un mal año, el Madrid se clasificó para semifinales de la Champions, lo que técnicamente (si las matemáticas no mienten) supone estar entre los cuatro primeros. ¿Cuáles son tus cuentas alternativas, John?

Lo de elevar a la categoría de tragedia la derrota ante el Sheriff es otro puntazo, John. Dices que si esta noche no ganamos a los de Transnitria corremos “el riesgo de caer de la competición”. Eso se responde con un “Tranquilo” de manual, como los que se saca de la manga el objeto de tu aborrecimiento más profundo. Tranquilo, John, esta noche veremos si te llevas esa alegría.

En fin, John, nos centraremos, como bien aconsejas, en “frenar nuestra decadencia”, y “nos dignaremos” a hacer lo propio con la de la Liga Española, codo con codo con nuestro natural aliado Javier Tebas, que tan bien nos trata y tanto nos involucra en la tarea de hacer grande la Liga cuando “nos dignamos” a ello. No te podemos guardar más gratitud por tus consejos, John, aunque por el camino seamos un poquito “ridículos”. Quillo Barrios, por ejemplo, no te puede estar mas agradecido.

Por lo demás, ya sabéis que el Barça no pudo pasar del empate a cero ante el Benfica y que su clasificación (en este caso sí que sí, John) pende de un hilo. El Barça tiene más papeletas de jugar la Europa League que de estar en la ronda de Cuartos. Y es que ya sabes, John: el Madrid y el Barça están en decadencia.

Pasad un buen día.