Buenos días. Después de diecisiete partidos invicto, y con solo dos empates separándolo del pleno de victorias, el Real Madrid perdió ante el Leipzig por razones que cabrá analizar y criticar, pero sobre todo porque en la vida de vez en cuando se pierde, incluso si eres el Real Madrid. La derrota es dolorosa por el mero hecho de serlo (el verbo perder se conjuga mal por fuerza en los aledaños de Concha Espina), pero dista mucho de ser una tragedia ni un trauma (un tragitrauma, se nos ha ocurrido como apócope) sí consideramos que una muy accesible victoria ante el Celtic en la última jornada, en feudo blanco, representará el pasaporte a Octavos (ya garantizado) como primeros de grupo.
La relativa importancia de este fracaso puntual no impide, por supuesto, que tanto Twitter Madrid como los medios afines (¿?) hayan puesto el grito en el cielo, lamentando el cataclismo. Para ellos sí hay tragitrauma. Debemos decir que en este caso ha sido las redes sociales vikingas las que han superado con mucho en ofuscado dramatismo a los medios tradicionales.
“El Madrid se duerme (y ahora se jugará el liderato en la última jornada)”. Bien. Se jugará el liderato en la última jornada con su público y ante el voluntarioso (como mucho) Celtic. No es del fin del mundo, y aunque Marca aluda a Morfeo nosotros lo vimos más como un lamentable lapsus de atención o contundencia, o dos mejor dicho, porque cuando nos dimos cuenta ya nos habían clavado un par de ellos. Después se intentó, y no sin buen juego, pero el rival era de entidad y los dos tantos encajados pesaron cual sendas losas. En algún momento tenía que pasar, y mejor en este punto que en otro momento. Defensivamente estuvimos mal. Podéis leer la crónica de Andrés Torres para más detalles.
Marca tiene cabida también para lo que se juega hoy el Atleti, el triunfo balsámico del Sevilla de Isco -que se garantiza la Europa League- y, en un detalle insignificante, en una mosca revoloteante, el desmantelamiento del ridículo órdago de la Liga a la Superliga. Habrá fútbol sin que la nueva Ley del Deporte prohíba afanes superligueros de los dos grandes, lo que constituye una derrota de Tebas por mucho que trate de venderlo como un triunfo. La centralización de la venta de los derechos no estaba en tela de juicio.
En definitiva, habrá fútbol este fin de semana. Era la amenaza de cierre patronal más absurda de todos los tiempos, un ataque frontal a los dos principales generadores de dinero, con enorme diferencia sobre el resto, que participan en el campeonato del dúo Tebas-Roures. En parte es una pena que no haya parón. Nos han dejado sin el que habría sido uno de los mejores títulos de portanálisis ever, el que ya nos había sugerido José María Faerna: “La Liga se castiga sin respirar”.
As se adelanta a la temida crisis energética que vendrá del frío y habla de “apagón”, calificando con manifiesta exageración de “desastroso” el primer tiempo. Hace referencia también al afán didáctico de Ancelotti: “Se aprende más de esto que de diez victorias”. Fred Gwynne le corrigió en Twitter: si las derrotas enseñaran tanto, el Atleti tendría varias Champions.
Los medios culés, como no podía ser de otro modo, se centran en esta tarde noche, el doble duelo Inter-Pilzen y Barça-Bayern que puede dejar, salvo milagro, al Barça fuera de la Champions y abocado a la Europa League (en el mejor de los casos) por segundo año consecutivo. Esa palabra, milagro, es la que más se repite en los mentideros mediáticos culés, y no es para menos. Sport habla de soñar, pero el fondo negro sobre el que sueñan en portada hace intuir unos sueños más cercanos a la pesadilla que a otra cosa. Mundo Deportivo trae a Schuster embutido en lo que suponemos en su viejo uniforme culé. Si el sueño de la razón produce monstruos, conforme al viejo aserto goyesco, imaginad los engendros que producirá la pesadilla de la razón.
Antes incluso de que comience el Barça-Bayern, la pesadilla puede estar confirmada.
No queremos concluir sin felicitarnos por el buen resultado de la operación a la que fue sometido ayer el presidente Florentino Pérez, así como también desearle una rápida recuperación.
Pasad un buen día.