A juzgar por innumerables madridistas que pululan por ese hormiguero que llamamos redes sociales, el Real Madrid, tras encadenar dos derrotas consecutivas que han puesto fin a nueve meses de imbatilidad, se precipita una vez más de cabeza hacia la plenitud del abismo. El Real Madrid -¡al suelo, que vienen los nuestros!- es, si hemos de hacer caso a estos aficionados que esperan ansiosos el primer tropiezo para darse golpes de pecho al grito de "¡yo ya lo dije!", un club que se arrastra de crisis en crisis levantando Copas de Europa por el camino. Estamos a punto de proclamarnos campeones de invierno con una sola derrota pero ya nos anuncian estos augures compulsivos a tiempo completo, interpretando el vuelo de las golondrinas y el último cambio de Zidane, que la Liga ya está poco menos que perdida. Hemos sufrido una derrota en Copa contra el Celta, y pregonan desde el púlpito que superar la eliminatoria ya es empresa imposible. ¡Estad preparados, madridistas, porque el fin de los tiempos se aproxima! ¡Que no cunda la alegría! Somos del Madrid, ¿qué motivos tendríamos para el optimismo?
Yo ya entiendo que al Real Madrid le pasa como al Pacífico de Neruda, que es tan grande, tan desordenado y tan blanco que se sale del mapa, que no cabe en ninguna parte y que no hay dónde ponerlo. Por eso todo el mundo se cree que lo dejaron frente a su ventana pero, a diferencia del poeta chileno, hay muchos aficionados que confunden el marco de la tronera por la que ven al equipo con los límites de la grandeza oceánica del Madrid. El Madrid les queda grande, vamos. No lo entienden. Son incapaces de hacerlo. La primera decepción sacude sus frágiles piernas madridistas con la violencia de un terremoto, y todo su madridismo se tambalea y acaba desplomándose con estrépito y ni siquiera son conscientes de ello. Declararse madridista y dar por perdida la eliminatoria frente al Celta no es sólo una grosera contradictio in terminis, es no haber entendido lo que el Real Madrid significa. Es hacer gala de una mentalidad liliputiense y perdedora en un club que sólo concibe buscar la victoria hasta el último suspiro. Yo no puedo afirmar que vamos a remontar la eliminatoria -el rival también juega y hasta los madridistas sabemos que no siempre se gana-, aunque estoy convencido de que así será. Pero lo que sí afirmo sin lugar a ninguna duda es que ni el más acérrimo hincha del Celta la da por ganada. Pregúntense por qué.
En el frontispicio de uno de los edificios adjuntos al Capitolio de California, en la ciudad de Sacramento, puede leerse grabado en granito el verso inicial del poema The Coming American, tal vez la obra más conocida de Sam Walter Foss, poeta norteamericano de la segunda mitad del siglo XIX. El poema, de un madridismo emocionante, comienza así:
Bring me men to match my mountains,
Bring me men to match my plains,
Men with empires in their purpose,
And new eras in their brains.
El equipo de Zidane ha demostrado que está hecho de hombres a la altura de nuestra historia y de nuestra grandeza. Nadie que presenciase el desempeño del equipo el año pasado desde que el francés tomó las riendas podrá poner en duda este aserto. Como tampoco podrá hacerlo quien haya sido testigo del discurrir del Madrid en lo que llevamos de temporada. Estos jugadores, desde el primero hasta el último, han demostrado ser dignos de la camiseta que visten y del glorioso escudo que lucen en el pecho; tan dignos, al menos, como los más dignos de los que les precedieron. Son merecedores no sólo del agradecimiento sino también de la confianza de todo buen madridista.
Así que no estaría de más que buena parte de la afición, esa afición cuya fe flojea al primer revés, reflexionase que también a ella le son aplicables los versos de Foss. Que los leyese y releyese hasta memorizarlos, porque en ellos está todo el madridismo.
Traedme hombres a la altura de mis montañas,
Traedme hombres del tamaño de mis llanuras,
Hombres resueltos a crear imperios,
Y a concebir nuevas eras.
Yo no entiendo qué hacen aquí los agoreros, los cenizos y los aguafiestas, porque el Real Madrid sólo entiende de honor, de grandeza y de gloria. El Madrid merece una afición hecha de hombres a la altura de sus montañas.
Alto y claro
Gran parte de lo tan magistralmente expuesto arriba es muy cierto. Dicho esto, alguien debiera preguntarse porque este equipo crea tanta desconfianza entre los suyos. No creaban tanta desconfianza los que perdieron la final de copa de Europa frente al Liverpool, un equipo ínfimo en comparación al actual, un equipo que perdió, pero un equipo al que nadie le reprochó nada. Al contrario. Tampoco creaba tanta desconfianza los que jugaron la final de la séptima frente a la Juve, un equipo bastante mejor que el nuestro. En este caso se ganó, pero si se hubiera perdido la mayoría lo hubiéramos entendido. Viene esto al caso porque este equipo actual ha demostrado ser capaz de todo, pero se sospecha que sólo cuando ellos quieren y eso no es nada bueno, ni para el Madrid, ni para la afición, ni para los jugadores. Muchos de estos jugadores serán recordados por la historia blanca para siempre, pero pocos queridos de verdad.
Bueno, aquel Madrid de la 7ª jugaba fenomenal en Europa y era un horro en liga y precisamente por eso generaba desconfianza, que de eso me acuerdo bastate bien, la afición esperaba que fuese el equipo de la champions y no de la liga.
De acuerdo con todo lo dicho por el sr.Falstaff,ahora lo que no entiendo,es lo que insinúa el sr.Perez¿que este equipo actual,que ha estado 40 partidos sin perder,jue
ga bien solo cuando quiere y juega mal por su gusto?
Esto no se lo pueder ceer nadie,pero no sólo referente al real madrid,ningún equipo juega bien o mal,cuando se le apetezca.Saludos desde Gran Canaria.
No es que jueguen mal , es que no juegan que es mucho peor. Solo hay que mirar atrás la ultima década para verlo. Este equipo sabe que la fama y el dinero están en la Champions y es cierto, en consecuencia las demás competiciones, si hace falta, se sacrifican en aras de ese fin mayor. Por eso han ganado más Champions que ligas y eso los hace sospechosos.
Lagrimones como pomelos, qué bonito y cuanta razón tiene.
Si los mamelucos no disfrutan en esta etapa no sé cuando esperan hacerlo, son como un enorme forúnculo en el culo.
Siempre me he declarado fan de tus artículos, con (o sin) permiso de los otros galernautas. Y hoy una vez más me das razones de sobra para ratificarlo. Y tal vez no me equivoco si digo que tu metáfora del Pacífico de Neruda, aplicándola al madridismo, es una de las cosas más hermosas y acertadas que he leído en esta santa casa (y mira que el listón es alto). Creo que este artículo es el complemento perfecto para el tuyo de las Montañas Rusas: de alguna manera, ambos se explican, se completan, se retroalimentan.
Pueda que me equivoque, pero las generaciones jóvenes se han acostumbrado demasiado a pensar que ganar es fácil, que los rivales no juegan y, aunque es verdad que el Real Madrid tiene que darlo todo para ganar siempre-, no siempre se puede. Hay mucho complejo al contemporizar con el Barça de Messi y sus tripletes, sextete, tete... Mucha guerra mediática que pilla despistados a madridistas acríticos. Y también muchos intereses de antimadridistas y ciertos sectores del propio madridismo (o al menos así se autodenominan aunque con la práctica no demuestren tanto serlo) de que el equipo no gane nada, porque tienen otros objetivos y no les interesa que entre la pelotita ni que las vitrinas se sigan llenando de copas y títulos.
También es verdad, Javier Pérez, que no sabemos si en las épocas de las que hablas, de haber existido las redes sociales con el auge de ahora, igual sí los cenizos-agoreros-desconfiados se hubiesen mostrado en todo su esplendor. No lo sabemos ni lo sabremos. A veces se nos olvida que el mundo 2.0 y esta facilidad de decir lo que pensamos abiertamente es un privilegio de hace apenas dos días, como quien dice.
Sea como sea, me quedo con la idea final de Sir John Falstaff: El Real Madrid merece una afición hecha de hombres y mujeres a la altura de sus montañas.
Buenos días D. John, delicioso y divertidísimo artículo que se lee con deleite y en un suspiro,
sólo una pequeña precisión, a pesar de ser considerado una moca "co......" necesitamos hombres
y necesitamos dirigentes, en estos tiempos que se avecinan, no son suficientes los buenos gestores
para dirigir titanes, hacen falta lideres, no meros contables por muy buenos que sean. Salud
Saludos blancos, castellanos y comuneros
Muy cierto Sir John y excelente texto con matiz poético.
Con versos ajenos opino:
"No os desalentéis frente á la fatal carcoma de la
envidia humana, que, al fin, este vicio, como dice la
vieja sentencia, es el desgraciado homenaje que la in-
ferioridad rinde al mérito."
HALA MADRID!!!
Completamente de acuerdo con todo lo expuesto en el artículo Sr. Falstaff.
Muchísimas veces me pregunto cómo pueden haber madridistas tan negativos y agoreros. Bueno, seguramente serán lectores fieles del AS y asiduos seguidores de Deportes Cuatro. Fijo.
Excelente, como siempre. nada que añadir.
un abrazo
No liaros en pajas mentales mientras la FEDERACION la dirijan Villar, Gaspar, y los arbitros el Cantabron, y los medios audiovisuales que retrasmiten el futbol sean afines al farsa, o de Roura lo tenemos claro los madridista y por ende el Madrid, no nos dejaran ganar ni liga ni copa, ellos lo impediran sibilinamente.