Cuando el Manchester City ganó la última Champions League me asaltó una duda. ¿Se conformarían los de Pep y su jeque con la obtención del ansiado título, o seguirían apostando por reventar los mercados para instaurar una hegemonía que perdurase en el tiempo a la manera de otros clubes históricos europeos?
La respuesta a mi duda ha llegado a lo largo de este verano y, la verdad, no la había visto venir. Parece que ganar la Copa de Europa les ha resultado más difícil de lo que pensaban. Quizá han visto que carece de sentido continuar invirtiendo en un club (o varios) que para ganar tiene que jugar contra otros y, por tanto, corre el riesgo de no ganar. Es decir, ¿por qué poner a competir al City o al PSG, aunque sean dopados de presupuesto, si pueden hacer que todas las estrellas que hoy conforman el fútbol mundial jueguen en los equipos de su propia liga?
Insisto, no lo vi venir. Quizá ellos tampoco cuando ficharon a Cristiano Ronaldo. Parecía un destino exótico más en el que “CR7” pasaría un par de años mientras le cubrían de oro y los jeques disfrutaban de sus goles. Sin embargo, el ver a tantos niños llevando la camiseta de Al- Nassr, tanto en Oriente como en Occidente, quizá les hizo darse de cuenta de que tenían en sus manos una gran oportunidad. ¿Por qué no montar su propia liga con todas las estrellas, cuyas camisetas están deseando llevar todos los niños del mundo entero? Es la manera perfecta de lograr lo que siempre han buscado; blanquear, gracias al fútbol, unos regímenes políticos absolutistas e intolerantes con aquello que no se ajusta a sus arcaicos principios. Si un niño lleva la camiseta de los equipos de la liga árabe (de Arabia Saudí o de donde sea) terminará por identificar a ese país como un aliado. Un lugar cercano y amigable en el que los futbolistas dan espectáculo todas las semanas y en el que, por tanto, sería agradable vivir.
Ya no hablamos de clubes estado. Hablamos de ligas estado. No es de extrañar que a gente coherente del fútbol, como lo es Toni Kroos, le avergüence ver como ya no son sólo los jugadores en el ocaso de su carrera los que se van a Arabia. También han puesto el punto de mira en los jóvenes valores que son, nada menos, que el futuro de las competiciones europeas tal y como las conocíamos hasta ahora. Jamás pensé que lo diría, pero a día de hoy me hace más ilusión ver a niños con la camiseta de Messi y su Inter de Miami que las amarillas y azules del gran Cristiano con el Al-Nassr.
¿Por qué no montar su propia liga con todas las estrellas, cuyas camisetas están deseando llevar todos los niños del mundo entero? Es la manera perfecta de lograr lo que siempre han buscado; blanquear, gracias al fútbol, unos regímenes políticos absolutistas e intolerantes con aquello que no se ajusta a sus arcaicos principios
Las perspectivas son desoladoras, si bien, hay un atisbo de esperanza. Y, cómo no, ese rayo de luz se llama Real Madrid. La realidad es que esta nueva liga árabe ofrece mucho dinero. Porque solo pueden ofrecer eso, dinero. Nada más que dinero. Sin embargo, hay casos de jugadores que buscan algo más. Buscan hacer historia, buscan cumplir un sueño. Buscan, en definitiva (además de, lícitamente, ganar mucho dinero), alcanzar la felicidad jugando al fútbol. Quizá suene utópico, pero los ejemplos recientes de jóvenes figuras como Bellingham, Arda Güler, Rodrygo o el propio Modric, que son capaces de renunciar a mejores ofertas por formar parte del Club de sus amores, hacen pensar que aún es posible competir contra los nuevos modelos de clubes sustentados por gobiernos cuestionables.
Además, y esto es importante, este hecho convierte al Real Madrid en el club más rico en lo que a lo intangible se refiere. Nadie pude ofrecer más historia, presente y futuro. Nadie puede competir con el Real Madrid a la hora de seducir jugadores que no sólo buscan dinero. Esto es un gran poder que conlleva una gran responsabilidad, como si de un superhéroe se tratara. Y le obliga a emprender una cruzada nada fácil pero que representa a muchos equipos.
Será una lucha larga y por momentos frustrante, pero si alguien puede ganarla es el Real Madrid. Me alegro de que dependa de ellos.
Maravilloso artículo
GRACIAS