Toda una liga
me estaría contigo,
no me importa en qué forma
ni dónde ni cómo,
pero junto a ti.
Así ha sido, Real Madrid. Toda una liga contigo sin sucumbir. 38 jornadas sin derrotas, las transcurridas desde que perdiste el 24 de septiembre de 2023 frente a Alberola Rojas y a las rayas blancas y rojas del Atlético de Madrid en el Metropolitano.
No me importa en qué forma. Quiero estar contigo incluso en esta competición macilenta tutelada por un señor que se jacta de mentir para contrarrestar a la Superliga, que le parece jocoso que un presidente actual comprara la permanencia en primera de su club hace varios años, que reconoce que el Barça no cumplió los requisitos económicos para inscribir a futbolistas que a la postre le permitieron conseguir un campeonato y, sobre todo, que, aunque pide una sanción para el City por saltarse el fair play financiero, no ve tan grave que el FC Barcelona pagase durante décadas al vicepresidente de los árbitros por influir.
Ni dónde ni cómo, ya sea apoyándote en el campo, desde la tele de un bar en Callao, por aquello del ruido, o en el sillón orejero, pero junto a ti.
Toda una liga
te estaría mimando,
te estaría cuidando,
como cuido a mi vida,
que la vivo por ti.
De acuerdo, me deslizo hacia la hipérbole, pero el amor ha de ser mayúsculo para aguantar toda una liga como la que hemos padecido. Me comprometí no sé ni cuando y he de mantener aquellos votos que no hizo falta ni verbalizarte: te recibo a ti, Real Madrid, para ser tu seguidor, para gozar tus champions, para amarte, honrarte, consolarte y cuidarte, en la salud y en la liga, guardándote fidelidad, durante el tiempo que duren nuestras vidas.
No me cansaría
de decirte siempre,
pero siempre, siempre,
que eres en la liga
ansiedad, angustia,
desesperación.
Más allá del juego, mejor o peor, de la táctica y los cambios de Ancelotti, en la liga se apodera de mí la ansiedad ante las encerronas racistas, neonazis o violentas que te preparan algunos sectores de aficiones rivales como las de Valencia, Atleti o Mallorca. Me angustia ver cómo cazan a Vinícius y lo acosan, esto último también desde nuestra afición. La desesperación es inevitable al asistir, jornada tras jornada, a la prevaricación arbitral consecuencia de un sistema corrupto en manos de los pupilos de Negreira y de un VAR alimentado por los avalistas del Barça.
Toda una liga no, toda una vida estaría contigo.
Getty Images.
Recordando, para que no se olvide nunca. El Farçalona, el "mes que un club", ha pagado durante décadas al vicepresidente del CTA, Enriquez Negreira, para "conseguir neutralidad".
Ni un día sin pan en casa, ni delito o fraude del FARÇA. (R. Ramos Neira, dixit).
Ni jornada sin prevaricación arbitral.