Nací en 1963. Cuando el Madrid ganó la sexta, tenía 3 años. Como es normal, no me acuerdo de nada de esa efeméride. Me pasé toda mi infancia, adolescencia y juventud sin oler a orejona. En blanco. Como el resto de la generación Baby boom. Por esta razón, si a los miembros de mi quinta, nos preguntan cuál es el momento más feliz de nuestras vidas, seguro que la mayoría dirá que cuando el árbitro pitó el final de ese partido contra la Juventus en el que anotó Pedja el gol más importante de nuestras vidas, incluso más trascendental que el de Iniesta de Sudáfrica.
Los jóvenes madridistas de la actualidad han sido unos privilegiados. 8 Copas de Europa en 25 años. Una media de un título cada poco más de 3 años. Un chollo. Un derroche para aquellos que nos pasamos más de media vida tirando del NODO para escuchar las glorias deportivas de nuestro himno. Muchas veces les digo a mis hijos que son unos elegidos por haber tenido la suerte de vivir estos momentos de bonanza y de no haber sido testigos de una larga travesía en el desierto, que llegó a ser desesperante y frustrante para aquellos que sufrimos ese extenso invierno de vacas flacas.
Pasarán muchos años antes que un equipo llegue a tener 14 Champions. Dudo mucho que ninguno gane 5 consecutivas, ni incluso 3 como recientemente hemos celebrado. Salir en coche hacia Cibeles a festejarlo, se convirtió en una rutina. Como ir de fin de semana a la casa de la sierra. Lo cotidiano, se banaliza y se le resta méritos.
La última Champions, la 14, fue el éxtasis. Yo creo que fue un regalo que nos hizo Dios por ser los mejores de la historia
La última, la 14, fue el éxtasis. Yo creo que fue un regalo que nos hizo Dios por ser los mejores de la historia. Desde luego, algo de ayuda divina tuvimos para en vez de caer eliminados en cuartos, como todo apuntaba ,salir vencedores en Paris, ciudad del equipo al que eliminamos y en el que juegan, entrenan y presiden nuestros amigos Mbappé, Luis Enrique y Nasser Al-Khelaïfi.
Desde un punto de vista deportivo, yo me puedo morir tranquilo. He visto más que cumplidos mis sueños como madridista. Pero como el ADN ganador de nuestro equipo se mama desde niños, no me conformo con lo hasta ahora conseguido. Imagino que tú tampoco. Todos queremos más y por mucho que digan algunos necios, una Champions vale más que 10 ligas.
No va a ser fácil reverdecer los laurales en los próximos años. Muchas son las razones, que básicamente se pueden reducir en una: el poder del dinero. Los equipos estado son uno de los responsables de adulterar la competición, con fichajes de más de 200 millones de euros cada verano, sueldos intergalácticos y pasándose el Fair Play financiero por Sierra Morena. Es como poner a correr en un circuito a un Ferrari contra un Škoda. Una farsa consentida y permitida, por no decir aplaudida por nuestros también grandes amigos de la UEFA.
No va a ser fácil reverdecer los laurales en los próximos años. Muchas son las razones, que básicamente se pueden reducir en una: el poder del dinero
Por si éramos pocos, parió la abuela. Pero con turbante y chilaba. Arabia Saudí ha roto el mercado Europeo al potenciar su liga y ya no sólo se conforman con jugadores cercanos a la jubilación si no que no dejan títere con cabeza entre jugadores jóvenes, como el exceltiña Gaby Veiga. Otro dislate en forma de lluvia de millones que cubren de oro negro a jugadores de todas las razas y colores.
Si a esto añadimos los disparatados Derechos de Televisión que cobran los equipos ingleses, los multimillonarios americanos que invierten en equipos en USA y otras excentricidades de nuevos ricos de todo el mundo, han hecho cambiar las reglas del juego de nuestro deporte favorito para acercarlo mucho más a Wall Street que al mítico Maracaná. La esencia del futbol se está perdiendo y esto es muy preocupante y desalentador.
Se me podrá argumentar que el dinero siempre ha influido. Pero durante los años 60, 70, 80 y 90, ganaron equipos tan dispares y con presupuestos reducidos para los tiempos de la época como el Celtic (1967), Hamburgo (1983), Steaua de Bucarest (1986), Olympique de Marsella (1993), Borussia Dortmund (1997), Feyenoord (1970), Aston Villa (1982), PSV (1988), Estrella Roja (1991), además de Ajax, Barcelona, Milán, Real Madrid, Oporto, Juventus, estos últimos más clásicos y consolidados. El pastel estaba más repartido porque no había petrodólares ni gringos futboleros.
No hay que ver más que los fichajes de La Liga este verano. Desolador. Parecemos Uganda o Vietnam. Salvo Bellingham, el resto, cesiones y casi ningún pago por traspaso.
El Madrid ha puesto en marcha estrategias acertadas para afrontar la próxima década con las condiciones económicas más favorables. Ha invertido mucho dinero en un estadio futurista y multiusos para obtener ingresos diversos mediante la realización de todo tipo de eventos y espectáculos casi durante los 7 días de la semana. Será un éxito seguro y una vez más seremos innovadores ganándoles la partida de mano a nuestros competidores más directos.
El Madrid ha puesto en marcha estrategias acertadas para afrontar la próxima década con las condiciones económicas más favorables. Ha invertido mucho dinero en un estadio futurista y multiusos para obtener ingresos diversos mediante la realización de todo tipo de eventos y espectáculos casi durante los 7 días de la semana
El departamento de Marketing hace un gran trabajo desde hace años en patrocinios, comercialización de derechos de imagen, merchandising e ingresos televisivos.
En el aspecto deportivo se han fichado jóvenes de brillante futuro que algunos ya forman parte de la élite mundial, lo que nos asegura tener conformado un equipo de proyección para como mínimo el próximo lustro. Hay que acertar con el delantero centro, pero eso lo dejaremos para el curso que viene.
Aún así no lo va a tener fácil nuestro equipo para ganar en Europa la próxima década. Alguien me ha dicho recientemente que la afición debe bajar el pistón. Que debemos acostumbrarnos a no exigir grandes títulos internacionales. Pero eso es imposible. En nuestra alma, está grabada la palabra Europa en minúsculas y Champions en mayúsculas. Todo lo que no sea una obsesión por ganarlas es una blasfemia en tierra santa.
El madridismo sueña con la 15, aunque 14 era ya una quimera para mi generación. Casi nunca hemos sido el equipo con más presupuesto en Europa pero hemos sido capaces de vencer por una mezcla de buena gestión, ambición, valentía , esfuerzo y honradez dentro y fuera de la cancha( cosa que no todos pueden decir). Sigamos en esa línea y volveremos a ser el equipo más temido y envidiado de Europa. Y si no, al tiempo.
Y cuando acabemos de celebrar esa victoria de la 15, le volveremos a decir al encargado del himno de la Champions: “ Tócala otra vez, Sam”. No aprenderemos nunca.
Getty Images.
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