Gattuso fue el gran ausente de la revancha de la semifinal de aquella infame Supercopa de Arabia Saudí. El inconfundible Real Madrid de Ancelotti y el Valencia de Voro, el más reconocible Valencia de los últimos tiempos, se enfrentaron en una improvisada jornada liguera intersemanal. Gennaro no quiso revancha contra su antiguo maestro Carletto, pidiendo dimisión el último día del mercado invernal; una situación difícil la del banquillo che, donde parece imposible que se asiente entrenador alguno.
El encuentro en el Bernabéu estuvo atascado en la primera parte, con un equipo blanco en el que Dani Ceballos fue la mejor pieza y Camavinga la peor, porque no termina de atesorar oficio suficiente para jugar de lateral. El franco-angoleño, por ser zurdo y bueno, será un parche frecuente y necesario tras la inoportuna lesión de Mendy, pero ojalá vuelva pronto al lugar donde explotan sus cualidades mayúsculas: el centro del campo.
El susto de la noche lo dio el comandante de la zaga Éder Militão, sustituido con molestias en la ingle, por un Carvajal que parece recuperado y llega para sumar en defensa los próximos partidos. Al filo del descanso, el VAR intervino para anular un plácido gol, tras remate de córner del siempre portentoso Rüdiger. Antes, Benzema había apartado con la mano un desfalleciente jugador che, que gritó al notar el contacto y desconcertó a sus compañeros con el chillido.
El grito del futbolista y el desconcierto general de la zaga valencianista propiciaron el cabezazo, sin saltar apenas, del siempre pintoresco Rüdiger, que celebró el gol a sabiendas de que se lo podrían quitar. "Vete al suelo y el VAR verá algo" es la consigna general, revelada por Thibaut en el micrófono a pie de campo. Tras pitar el final de los primeros cuarenta y cinco minutos, el estadio abucheó al colegiado Alberola Rojas por haber anulado el tanto a expensas del videoarbitraje.
El que abrió la lata al principio de la segunda mitad fue Asensio, en quizá uno de sus últimos golazos con el Madrid. Había estado algo desacertado hasta entonces el mallorquín, pero aprovechó y de qué manera la titularidad del partido intersemanal, con un obús desde la esquina del área que el notable portero georgiano solo pudo acompañar con la mirada. Acto seguido marcó el segundo Vinicius, tras un pase en profundidad del mismo asistente: monsieur Karim, otro imprescindible que se retiró tocado, pero que no sea nada. Se quedó como capitán Nacho, al que no le sienta el brazalete nada mal.
El Valencia de Voro acabó desalmado, con un jugador menos a veinte minutos del final tras una fea acción de Gabriel, que le propinó una violenta patada a su doblemente compatriota Vinicius (ambos tienen la doble nacionalidad hispano-brasileña). El punta carioca, en vez de irse al suelo como de habitual -desgraciadamente, es la consigna general-, esta vez desbordó carácter y evitó caerse para, aupado por el público, levantarse a recriminarle. A Paulista el árbitro le mostró la roja directa y se marchó increpado en portugués por sus también paisanos Rodrygo y Militão, que siempre están para, como dice Courtois, proteger un poco a Vini.
Tercer partido consecutivo con la portería a cero y concluir la primera vuelta con 45 puntos, al acecho de un Barcelona que tarde o temprano pinchará. El Real Madrid de Carlo Ancelotti, con la vieja guardia entonando su mejor versión, tiene algunas bajas sensibles pero ninguna de larga duración, y jugadores alcanzando su mejor nivel, como Rodrygo y Ceballos, al que por fin el Bernabéu ha coreado unánimemente. También se le cantó el “A segunda” al Valencia, rival histórico que haría bien en escuchar el aviso. Porque, a la larga, si sigue en esta línea…
El VAR , que en principio parece un muy buen instrumento para que exista más justicia en el futbol, va a conseguir cargarselo si no se hace una autocritica profunda y se ponen los medios para evitar la vergüenza que supone, día si y día no , ver un partido.
El gol anulado a Benzema es un ejemplo claro. Es imposible tratar de justificar que se vea esa jugada y se avise para su revisión y se pase por alto la cantidad de agarrones,empujones e incluso agresiones que hay en cada saque de esquina.
Además como justificar la amarilla a Karin en esa jugada cuando en cada partido hay innumerables empujones y agarrones que ni siquiera son consideradas faltas.
En su estupidez congénita el colectivo arbitral argumenta que su trabajo es bueno porque deja descontentos a todos, cuando en realidad lo único que significa es que son un desastre absoluto, que sólo siguen ahi por la corrupción que domina al fútbol español.
Hay que tener en cuenta que aunque exista una herramienta como el VAR tiene que estar dirigida y controlada por personas, que tienen su criterio personal y que puede tener sus filias y sus fobias.El problema es que su criterio personal esté condicionado por sus gustos y no por el juicio profesional que demanda su posición.Que yo tenga simpatía por tal equipo o al contrario, que ésto sea lo que determine mi valoración profesional, desde luego que no es ni ético ni mucho menos profesional.
Si el caso es que soy presionado para que me decante por el criterio personal de otro u otros,es tres cuartos de lo mismo:ni ético ni profesional.
Y por último, teniendo claro que el VAR necesita del profesional para que sea funcional, dónde queda el árbitro de campo?
Le quitamos la autoridad en el campo para otorgarla al profesional de la sala que maneja el VAR?
Ésa es la coartada para que el profesional que está en la sala VOR no sea cuestionado por sus decisiones más allá de las quejas del aficionado de a pie o los medios de comunicación.Que tome la decisión que tome el árbitro de campo su criterio es el decisivo, el definitivo.Y con eso ni el reglamento,ni el criterio del profesional de la sala VOR puede ser judicializado.Todo acaba siendo interpretable por éste, y éste puede sentir las mismas presiones y sentir las mismas filias y fobias que los que trabajan desde la sala VOR.
El equipo debe abstraerse de provocaciones y todo aquello que le pueda descentrar. A jugar a fútbol , que tienen mucha calidad.
Hay que reconocer que la liga, y el comité de árbitros, están dando lo mejor de sí mismos para conseguir destruir la competición. Florentino, va a tener un camino de rosas para inaugurar la SL.
El tema del VAR es decepcionante para todos los aficionados independientemente del color de la camiseta, y los córneas son un despropósito, partido sí, partido también.
Qué manera más rápida de echar el telón, a una competición cada vez menos interesante.
La liga RIP