Tinta de calamar

Desviar la atención, mirar para otro lado, despistar al personal y hasta sacar algún conejo de la chistera son viejos (y malos) trucos para intentar ocultar renuncios, defectos, taras y malos augurios. La prensa catalano-culé, ya de por sí experta en estas argucias cuando la pelota entra con la debida frecuencia en la portería contraria, no duda en perfeccionar su "arte" cuando el fútbol de otros (siempre con minúsculas) se impone al suyo, académico, canónico y hasta platónico, por aquello de aunar verdad, bien y belleza en un eterno e inmutable toque cósmico cual somnífero. Decía Whitehead que toda la historia de la filosofía no era más que una constante nota al pie al pensamiento de Platón, con lo cual podemos llevar el caso a su reducción más absurda para notar que, cuando vienen mal dadas, Mundo Deportivo y Sport saben apuntalar su propia carverna para intentar dejar fuera el ruido exterior. Notable ejercicio si no se le vieran las costuras al truco, si la caverna no tuviera grietas y goteras, si más que pétrea cavidad no fuera una carpa de circo.

Por ejemplo, ¿qué duda cabe de que el protagonista futbolístico de estos días es Gameiro? Sí, el delantero del Sevilla, que tan bien lo hizo, sin ir más lejos, en su eliminatoria contra el Athletic de la Europa League. Gameiro, queridos galernautas, Gameiro. Poco más nos interesa estos días que Gameiro, y más cuando puede ser fichado por el Barcelona la próxima temporada. Noticia de alcance como tinta de calamar. Nada por aquí, saquemos lo que sea por allá. El presente nos da malas señales, así que vayamos al futuro, que siempre cabe pensarlo bonito, limpio y aseado como un tiqui-taca. La utopía debe continuar, aunque nos tiemblen un poco las piernas y por esa rendija hayan entrado frías dudas ya ancestrales. Tapémonos con mil mantas.

El Madrid puede colocarse hoy a un solo punto del Barcelona, pero nosotros tenemos a Gameiro como impecable respuesta. El Madrid ha pasado a semifinales de la Copa de Europa y nosotros no, pero las bolas calientes le han regalado el "chollo" del City. Ens roban. Todo el mundo sabe que, caso de ganar la Champions, el equipo de la meseta apenas tendrá mérito alguno, porque claro, así se las ponían a Felipe II, no como a nosotros, que siempre tenemos que bailar con la más fea, lo que incluye -oh, sorpresa- al City, si es que nos toca a nosotros y no a ellos, la verdad sea dicha y desvelada por la hemeroteca.

Si cabe la posibilidad de que el City sea rival nuestro y no del Madrid, entonces lo que hoy es un "chollo" se convierte en "durísimo" (miren arriba la peculiar calificación de cada posible rival) y en "el imparable equipo de Pellegrini". No, un "no" bien grande como ven en el titular, que no nos toque lo imparable; nosotros nos pedimos al Olympiacos, porque es verdad que nuestro modelo -basado en la Masía, como todo el mundo sabe- es capaz de imponerse a cualquier otro que pise este mundo (y aun otros), pero no vamos a negar que preferimos hacerlo con la mayor facilidad posible, más o menos como todos los equipos del mundo, sin duda más prosaicos que el nuestro, pero se ve que igualmente pragmáticos. Seremos poetas, pero no tontos. Otra cosa bien distinta es que se nos pille el truco a mil leguas, pero qué más da si tenemos a Gameiro.

Y a Messi. ¡Tenemos a Messi! Es verdad que no está apareciendo demasiado (más bien nada) en los momentos álgidos de la temporada, pero que sonría, por favor. "Tu sonrisa es la nuestra", querido Leo. Ya decíamos que éramos poetas y aquí está el titular de Sport para atestiguarlo. Ríanse ustedes de Juan Ramón, de Machado o de Rilke, porque, repetimos, "tu sonrisa es la nuestra". Ah, qué paz, qué deleite para el espíritu, ¿no? Confesamos que nos cuesta seguir emborronando estas líneas y estropear el aura que han creado las aladas palabras de Sport, pero nobleza obliga, amics.

No busquen ni una sola crítica al de Rosario en las portadas catalanas; él es nuestro pastor, nada nos falta. Si él sonríe, nosotros también; si él no sonríe, hagamos bromas para que lo haga, cantemos para que baile, hagamos portadas como malabares para que la vida siga siendo en rosa chicle. Que Leo sonría y no corra, que camine por los campos sonrisa en ristre y seremos felices, aunque venga Dani Alves con peluca a afear nuestro pulcro relato de autoayuda.

Mientras tanto, ya en eso sin duda más prosaico que llaman actualidad, es decir, ya lejos de la galaxia esponjosa del entorno culé, de su aparentemente mullida pero agrietada caverna platónica, Zidane no sonríe. Qué le vamos a hacer si nosotros estamos en modo concentración. Pedimos perdón por no tener un relato más amable que ofrecerles, pero es que, ya en semifinales de Champions, seguimos afilando cuchillos para lograr acabar el día a un punto de la sonrisa de Messi, y comprenderán ustedes que no sepamos -que no queramos- sonreír, sino ansiar la mordida (que nos perdone Luis Suárez).

Efectivamente, hoy toca Liga y, como dice la canción de Queen, I want it all. Ese all pasa por ganar esta tarde al Getafe, por dejar a un lado los fastos de la remontada europea para ponerse el traje de faena y seguir compitiendo con brío. No hay ningún partido fácil si el Madrid se lo toma como un partido fácil, así que sea bienvenida la advertencia de Zidane a la plantilla -"No me gusta el ambiente; parece que vamos a ganar fácil"- para que esta sepa que el trabajo no está ni terminado ni hecho de antemano. Solo lamentamos no tener a Gameiro.