Las lesiones en fútbol pueden ser de una crueldad salvaje. No tanto desde el punto de vista médico, que hoy los plazos y recuperaciones están afinadísimos, sino porque un futbolista sin entrenar, sin jugar, es un marinero varado en una playa de hormigón.
Lo que te puede salvar, en medio de la travesía en el desierto, es la loca pasión por el fútbol, que compartimos en un mismo corazón la mayoría de los jugadores y aficionados; esa a la que con tanta inspiración acaba de cantar Rafa Pons en su nuevo disco (“Es fútbol / y no lo quiero entender / el placer de lo absurdo / el orgullo de pertenecer / a algo que / no sé bien / de qué sirve / ni para qué / pero me rescata / me tienta, me atrapa / y me enseña a perder”; canta en Es fútbol). Abrazado a ese amor por los colores propios, incluso desde la grada y con una lesión grave, lo hemos visto tantas veces, se puede seguir en activo, se puede aportar cariño, consejo y euforia al resto del equipo. Se puede ser el jugador número 12.
Un futbolista sin entrenar, sin jugar, es un marinero varado en una playa de hormigón
En las últimas horas hemos conocido la nueva lesión de Thibaut Courtois. Nuestro guardameta tenía ya fecha para volver a sentirse el número 1 del equipo, al calor de la afición, y tal vez volver a tiempo para empujarnos hacia otra Champions, cuando nuestros destinos tropiecen de nuevo con el City. La ilusión estaba arriba. Nuestro hombre ha trabajado como un loco a la sombra y cuentan los cronistas que, en su regreso a los entrenamientos, a pesar de tantos meses en el dique seco, las sensaciones eran extraordinarias. Pero, cuando más cerca estaba de volver a pisar el verde, otra lesión le ha cortado la euforia, obligándole a pasar por el quirófano y despedir definitivamente la temporada. Como decía, la crueldad de las lesiones a veces resulta desesperante.
Todos recordamos algunas que nos han dolido más a nosotros que a los futbolistas. Las mil de Martín Vázquez en el Madrid de Toshack. A Fernando Redondo nos lo estropeaban con increíble facilidad —e impunidad—, pero cuando más sufrió fue con la rotura de rodilla que le dejó dos años en la grada, estando ya en el Milan. Ronaldo Nazario llegó al Madrid entre dudas y algodones después de haber pasado casi tres años de calvario por problemas en la rodilla; por suerte pudimos disfrutarlo cinco temporadas de élite hasta que su cuerpo decretó el final.
También fue sonado el adiós prematuro de Álvaro Benito, que como siguiendo la inspiración divina de Julio Iglesias, colgó las botas obligado, pero se refugió en la música. Y, ya en lo más personal, me dolió casi como ninguna la lesión de Juan Carlos Valerón, entonces en mi Depor (¿qué fue de ti?), porque a la maravillosa exhibición de fútbol que era verlo jugar en su mejor momento —aplaudido en todos los campos, como nuestro Lukita Modric—, se sumaba la pena extra de ver a un buen tipo sufrir. Me tocó vivir en La Coruña de cerca su recuperación, con algunos de sus médicos, y todavía hoy sigo sorprendido de que pudiera volver a jugar, y fuera capaz de hacerlo de esa manera. Es una cuestión de coraje. De coraje y amor al fútbol.
Más pronto o más tarde volverá a estar bajo los palos salvándonos la bolsa y la vida, como tantas veces hizo no hace tanto tiempo, y por lo que todos los madridistas lo llevaremos para siempre en el corazón. ¡Ánimo, Thibaut! Te seguimos esperando
Este año las lesiones de larga duración se nos han aparecido como fantasmas en noches de tormenta. Courtois, Militao, Alaba… Un goteo de infortunio que, sin embargo, hemos sobrellevado con talento, con el ingenio también de Carletto, y con la suerte de ser del Real Madrid, que da igual que mires al campo o al banquillo, porque todo está lleno de diamantes capaces de brillar.
Lo seguiremos salvando todo, espero. Pero me apena, en fin, esto de Courtois. Injustísimo golpe. Innecesario. Si he querido hoy mencionar algunas de las lesiones más graves, las primeras que han saltado a mi memoria, es también para recordarle que se puede, que él podrá, que más pronto o más tarde volverá a estar bajo los palos, salvándonos la bolsa y la vida, como tantas veces hizo no hace tanto tiempo, y por lo que todos los madridistas lo llevaremos para siempre en el corazón. ¡Ánimo, Thibaut! Te seguimos esperando.
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Por supuesto le estaremos esperando, pero creo que echarle tanto de menos como así se está haciendo , menoscaba y se desmerece la gran temporada de un fenómeno bajo palos LUNIN. El mundo no se acaba por está nueva lesión de Courtois.
Yo también me pregunto que parte de culpa tienen los servicios médicos de nuestro Club.
A pesar de todo nuestro MADRID no decae nunca
Creo que Lunin está haciendo una temporada notable y no tengo dudas sobre su rendimiento en los grandes partidos. Lo único que me preocupa es su extraña tendencia a meterse dentro de la portería a veces, lo que le reduce considerablemente su radio de acción y le dificulta hacerse con el balón. Lo hizo contra el Atlético (gol anulado a Savic) y en el primer gol de Osasuna. Espero que lo corrija. Una cosa es vivir bajo el larguero y otra es meterse dentro de la portería.