En 2009, Javier Cercas publicó una novela/ensayo: ‘Anatomía de un Instante’. En sus páginas, entraba al detalle de un suceso que conmocionó a la opinión pública nacional e internacional y que pudo cambiar la historia inmediata de España, el golpe de Estado de Tejero acaecido el 23 de febrero de 1981.
Cercas ponía el foco en tres hombres valientes: el general Gutiérrez Mellado, el presidente Adolfo Suárez y Santiago Carrillo, figura histórica del PCE. Los tres permanecieron en sus asientos sin agacharse cuando Tejero disparó al techo del Congreso de los Diputados. Ese ‘instante’ diseccionado por Cercas con maestría, marcó un antes y después y se convirtió en un icono de lo que pudo ser y finalmente no fue.
Courtois tuvo también su particular ‘instante’. Su periplo en el Real Madrid transcurría cuesta abajo y sin frenos. La afición la había tomado la matrícula y sus números distaban mucho de los que suponen a un arquero de su categoría. El debate se había trasladado a un terreno muy peligroso: ¿Sería capaz de parar el primer remate que le hicieran y salvar puntos?
En una posición endeble, sin contar con la confianza de gran parte de la grada, con la siempre poco favorable prensa al Real Madrid acechándole y con Areola asomándose a la titularidad, su ‘instante’ llegó.
Fue en el Ali Sami Yen, un estadio considerado como el ‘Infierno de Estambul’, ante un equipo de guerreros que toman su nombre de antiguas tribus celtas como es el Galatasary y con el Real Madrid y Zinedine Zidane con el agua al cuello. Una derrota en la puerta de Asia dejaba a los blancos con un pie y medio fuera de la Champions League y a ‘Zizou’ con su futuro en entredicho en el Club. Durante esa semana, no habían sido pocas las tertulias y noticias en las que ya se buscaba sustituto para el francés. La situación, por tanto, era límite.
El Madrid tenía que ganar o ganar. No le valía otro resultado y Courtois aparecía una vez más en la alineación con el estigma de no ganar partidos, de no dar puntos, de ‘comerse’ el primer disparo y, a partir de ese momento, obligar al equipo a remar cuesta arriba.
Con el viento soplando en contra con fuerza y la grada del Ali Sami Yen rugiendo, en el minuto 9 del partido, un pase filtrado le llegó en posición inmejorable al rumano Florín Andone, ex futbolista del Deportivo de A Coruña y Córdoba, perfecto conocedor del fútbol español y de las virtudes y carencias del guardameta belga. El peor rival posible. Andone encaró, se perfiló y con su pierna derecha soltó un remate cruzado que, como diría un clásico, llevaba ‘marchamo de gol’. Pero, cuando la grada turca ya se venía abajo, apareció el guante imposible de un portero con ganas de reivindicarse, de volver a ser el mismo de la selección belga o el Chelsea.
Fue una especia de epifanía. Courtois envío el balón lejos de la portería; se levantó y cerró los puños. Fue el ‘instante’ que cambió su devenir en el Real Madrid. Un minuto después, volvió a sacar otro balón de gol ante Andone y al poco fue Kroos el que marcó. El Madrid ganó 0-1; Zidane salió reforzado, el equipo encadenó una racha de resultados que le han llevado a competir con todo por la Liga, pasar sin apuros a octavos de Champions y ganar la Supercopa de España disputada en Arabia Saudi.
¿Y Courtois? Courtois desde ese momento es otro. Ha desterrado las dudas de la grada, ha comenzado a parar, a salvar puntos, a ser decisivo y ha blindado su portería. Tanto, que compite con Oblak por el Zamora, algo que no sucede en el Madrid desde los tiempos de Paco Buyo. Las cifras son espectaculares este año: 12 goles en Liga en la previa con el Sevilla. 17 en 23 partidos en todas las competiciones. Su ‘instante’ fue el minuto 9 del Ali Sami Yen. Ahí cambió todo.
Courtois vale. Portero importante. Tendrá más o menos fortuna, pero es un grande. Sin discusión.
Apoyo, confianza y a esperar que se haga mayor.
El mejor portero de la Liga, mirar estadista estas no engañan, no como los "honestos informadores" de este país que trabajan en "honrados periódicos " tipo marza asport etc....y de sus sagaces periodistas tipo segurolas maldinis lamas carreños castaños ....
El caso de los porteros, no solo de este, es especial, porque entre otras cosas su puesto en el campo lo es sin ninguna duda. Por encima de porteros mejores o peores, es muy difícil en mi opinión hacer un ranking de porteros preciso, no es como el de goleadores que parece más fácil. Con los porteros al final valoramos más las emociones que las meras estadísticas.
El caso es que no siempre el mejor portero es el mas adecuado para un equipo que aspira a ganarlo todo, como interpreto yo que debe ser la fe madridista. El ejemplo más evidente es Oblak. Todos reconoceremos en él a un portero excelente, con paradas imposibles que dan muchos triunfos a su equipo, pero que en cuanto a ganar títulos de los de verdad, de esos que a nosotros nos importan no es precisamente un referente. Yo a eso lo he llamado siempre cara de ganador o de perdedor. Casillas con todos sus fallos tenía cara de ganador, no se le escapaba ninguna final. Keylor, que también tenía momentos de desazón, era sin duda un tipo ganador. Recuerdo más sus sonrisas posando con una gran copa al lado que caras de decepción, son emociones y títulos.
Pues bien, mi mayor sospecha sobre Courtois, al que hace muchos años ya le tenía por uno de los mejores porteros del mundo, era su parecido con tantos otros eminentemente perdedores. Lo vi goleado por Cristiano, lo vi vapuleado en Lisboa, y por desgracia estaba empezando a verlo en mi Madrid con ese aura de tipo triste que jamás ganará nada. Esa es la condena que creo yo que se ha quitado el otro día, tras muchos partidos jugando estupendamente bien, siendo decisivo, además levanta un trofeo del que todos hemos visto que buena parte es suyo.
Me alegro infinito de haber encontrado en él un ganador, porque dejar irse de rositas a Keylor a mí personalmente me pareció hasta temerario.
La cara de ganador cambia según el equipo en el que juegas.
Me viene a la memoria un "pedazo de artículo" de Ramón Álvarez de Mon: "Es el Madrid, insensatos". ¿Os suena?