Alivio. Como el que se siente cuando el vecino deja de usar la taladradora el sábado por la mañana, o cuando la orquesta termina su actuación en la plaza del pueblo (a las 5 de la madrugada) después de habernos regalado los tímpanos con Paquito el chocolatero, el chacachá del tren y otros hits intemporales. Un alivio cercano al puro placer es lo que mejor describe mi ánimo (y creo que el de más de uno) tras el cierre de la temporada de fichajes.
No es que nos vayamos a librar de oír y leer mil estupideces acerca del fútbol, de los futbolistas, de los clubes y de lo que les rodea, pero al menos no estaremos todo el santo día con la monserga de si Neymar viene o va, si Pogba se queda o se marcha, si hay trueque de Fulano por Mengano o si la oferta de los de acá es menor que la que realizan los de allá. Todo ello sin más fundamento que la teoría del flogisto, naturalmente.
Existen, gracias a Dios, tratamientos paliativos. Yo he recurrido esencialmente a tres: la lectura, la ingesta moderada (o no) de cerveza fresca y la música. Inesperadamente, un viejo tema de Kenny Rogers vino a explicar el tinglado en apenas tres minutos, a través de los consejos que el narrador escucha de un veterano jugador, a cambio de un trago de qüisqui.
El tahúr empieza por decirle al aprendiz que “You’ve got to know when to hold them, know when to fold them”. Acaba de descubrir el agua caliente: hay que saber cuándo quedarte con un jugador y cuándo descartarlo; se dice fácil, porque los naipes no se agarran a tus dedos, pero ¿cómo se deshace uno de una Q o de una K, pongamos un Marcelo o un Ramos si ellos no quieren? ¿Cuándo es el momento de desprenderse de Bale, de James o de Modric? Y además ¿serán esas las cartas que hay que cambiar o las que hay que conservar?
La primera clave resulta espinosa de llevar a cabo. El jugador insiste con sus consejos: “Every gambler knows that the secret to surviving is knowing what to throw away and knowing what to keep”. Ahí está la madre del cordero, qué arrojar por la borda (si se deja) y qué mantener en la mano (si se puede). Porque corremos el riesgo de tirar al mar a Llorente y Ceballos, como quien se descarta de un cuatro de picas y un seis de tréboles, y no recibir a cambio cartas jugables. O que nos entre un Areola donde teníamos un Navas. Aunque también puede que recibamos un Mendy para sustituir a un Reguilón.
Saber qué descartar y qué conservar. No es mal consejo, pero ¿cómo se hace eso? Es casi como saber qué número elegir para el sorteo de la lotería. La siguiente sentencia del experimentado jugador tiene más enjundia: “Every hand’s a winner and every hand’s a loser”. Quizá olvidemos que con cualquier mano de cartas se puede ganar o perder, según se jueguen (y según lo hagan los rivales), del mismo modo que cualquier equipo es ganador o perdedor dependiendo de su actitud, de su mentalidad, de la suerte, del planteamiento del entrenador y de cómo afronten las situaciones críticas. Hemos ganado copas de Europa con doble pareja Salgado-Iván Campo y Anelka-Morientes, y hemos perdido semifinales con póker Sanchis-Míchel-Martín Vázquez-Butragueño.
Entender que todas las manos son ganadoras o perdedoras, y hacer lo posible para triunfar con la que tenemos, he ahí un buen consejo. Seguro que Zidane ya ha tomado nota. Y finalmente, un mensaje para todos los que evalúan la situación, a menudo negativamente, antes de que se juegue la partida: “You never count your money when you’re sitting at the table, there’ll be time enough for counting when the dealing’s done”. No hace falta decir nada más.
Con estas reflexiones, si es que merecen tan alto nombre, me entretenía mientras escuchaba country tratando de escapar del bombardeo insistente de rumores, invenciones y cháchara insustancial, y aquí las dejo.
Post Scriptum: He mantenido como encabezamiento para este divertimento el título original del tema, en inglés. Pensé si traducirlo al español, pero “El jugador” evoca tan violentamente a Dostoievski que lo descarté. Decididamente, si alguna vez traigo al genio ruso para hablar del Real Madrid, no será con “El jugador”, sino con “Crimen y castigo”, o tal vez con “El idiota”.
Pero ésa es otra historia.
Los síntomas de decadencia son evidentes para cualquiera con ojos en la cara y con pulso firme hay que traer el relevo una temporada antes de dar salida a la vaca sagrada y ponerle a jugar. Para eso hay que tener buena vista, conocimientos y pulso firme. Casi nada.
Lo importante en la vida es la actitud .
En el campo interesan los jugadores cancheros, ganadores .Cristiano lo era por eso se le extraña, y por sus goles claro. Aunque siempre se me aparece el Cristiano desafiante ante árbitro y rivales más que el del siuuuuuuuu.
Nunca entenderé al jugador que cuando falla en ataque se sonríe autoindulgente .De esos hay unos cuantos en el Madrid.
Repasando el partido de Villareal, dos conclusiones: El Madrid fue mejor, más tiempo.
Por oportunidades claras debió de ganar el partido. Cómo al Valladolid. Igual.
Lo peor son los desaciertos .En ambos partidos costaron goles.
La falta de velocidad se paga cara. La expulsión de Bale, absurda.
Magnífico artículo, FGLurker. De lo mejorcito para explicar cuál es la situación. Y el paralelismo con las partidas de poker absolutamente genial.
Algunos comentarios me hacen recordar una definición que escuché, y que quien fuera atribuía a Churchill: "un fanático es aquél que no puede cambiar de opinión, y que no quiere cambiar de tema".
Que nadie olvide que regulion y ceballos volveran como KUBO y los que juega hoy tendran 1 año menos y ellos 1 año mas.
Ceballos tiene unas magníficas condiciones. Pero se sigue regateando a sí mismo. Es capaz de alternar cosas geniales con cosas incomprensibles, y en una misma jugada. Como no aprenda a jugar fácil y guardarse los regates para cuando sean realmente imprescindibles no creo que llegue a triunfar en el Madrid.