Terremoto Mbappé

Solo hacía falta ver las expresiones de incredulidad de los presentes para darse cuenta de que las palabras que pronunció ayer Mbappé constituían un auténtico terremoto. Los presentes no eran cualquiera, se trataba de lo más granado del fútbol francés, incluyendo algunos compañeros del PSG y su propio entrenador. El escenario, la gala de premios de la UNFP (Unión Nacional de Futbolistas Profesionales) en la que Kylian recibió el premio a mejor jugador de la Ligue1.

Hay que destacar la tremenda madurez que demostró el delantero al pronunciar su discurso. Su oratoria está a la altura de su fútbol. Lo primero que hizo fue dar las gracias a su presidente Al-Khelaïfi por la oportunidad que le había otorgado. Luego al equipo y a su afición. Posteriormente hizo un balance de su carrera en la Liga francesa incluyendo sus inicios en el Mónaco. Celebró los triunfos, aunque también destacó las decepciones. Y terminó, para sorpresa de todo el auditorio, declarando lo siguiente: “Quizás sea el momento de tener más responsabilidades, quizás sea en el París Saint Germain, con gran placer, o quizás en otro lugar con un nuevo proyecto”.

Y como un resorte se bajó del atrio. Drogba, la persona que le había entregado el trofeo le observaba, volviendo a su mesa, con los ojos como platos. A la salida los periodistas se abalanzaron sobre Mbappé para confirmar que lo que había declarado no hubiera sido un lapsus, pero el jugador volvió a reafirmarse, confesando incluso que lo que había hecho estaba calculado: “Era el momento de decirlo. Soy alguien íntegro. Cuando digo algo lo pienso. Para mí era el momento adecuado de decirlo y lo dije”. A la pregunta de “¿Quieres más responsabilidad en el PSG?”, el jugador se reiteró en lo que había mencionado durante el discurso: “Como he dicho, si es el PSG mejor, si es en otro lugar, será en otro lugar para un nuevo desafío”.

Mbappé evidencia, por tanto, que tiene un propósito relacionado con su futuro deportivo que tenía planeado exponer desde hace tiempo. ¿Qué objetivo? A priori solo parecen razonables tres posibilidades:

-Que busque una renovación con una mejora de su ficha.

-Que pretenda un cambio de estatus, siendo reconocido como el líder del proyecto deportivo.

-Que pretenda un cambio de aires hacia una liga y un equipo de mayor dimensión.

 

La cuestión económica, no obstante, tendría sentido si hablásemos de otra entidad, pero en el caso del PSG resulta un poco incongruente con las formas utilizadas: proclamándolo públicamente y con firmeza ante todo el mundo. Bastaría un café con Al-Khelaïfi para que este accediese a equiparar su sueldo con el de Neymar. Como ya sucede en el caso del brasileño, podrían saltarse el Fair Play financiero – con la complicidad de la FIFA – firmando un contrato publicitario con el Banco de Qatar o con otra sociedad propiedad del emirato. De hecho, el jeque celebraría esa posibilidad con alborozo pues implicaría que el crack francés accedería a prolongar su estancia en Paris durante más años. ¿Tiene algún sentido lanzarles un pulso como el de ayer para conseguir ese hipotético aumento? En principio, ninguno.

La segunda opción sí resulta más creíble. Mbappé habría decidido reclamar el rango, en el club y en el equipo, que ya ejerce, por sí mismo, sobre el terreno de juego. Él es quien asume la responsabilidad, él es quien resulta más decisivo. ¿Por qué compartir liderazgo con otro jugador que no produce tanto y que institucionalmente es tratado como la bandera del club?

Hoy mismo, el diario L´Equipe informa que la semana que viene llegará a París el emir de Qatar, Tamim Al Thani, para tratar de redefinir la estrategia a seguir con el PSG. En la información se especula con que Mbappé podría haber lanzado este órdago para, en reunión con el emir, exigir un proyecto deportivo que pusiese al PSG al alcance de la Champions. Pero por las formas y las palabras que utilizó ayer Mbappé, no parece que su fin tenga que ver con el equipo y sus aspiraciones, sino con su posición dentro del mismo. Ya sea en el equipo parisino o en otro club. Su petición gira en torno a su responsabilidad, a su liderazgo, en ningún momento mencionó el potencial de su equipo en la ecuación.

Si damos por buena la información de L´Equipe, Mbappé estaría reclamando el papel de primer espada que incluso tiene potestad para reclamar cambios en la plantilla. No ya para aumentar su competitividad, sino sobre todo para reafirmarse como el jefe de este proyecto, en cierto modo, como hace Messi en el Barça.

Por lo tanto, la petición de Mbappé no sería tanto “mejoren el equipo” como “o Neymar o yo” o “yo por encima de Neymar” lo que implicaría, de manera ineludible, la salida del brasileño del club, que a todas luces sería al mismo equipo al que Mbappé acabaría yendo si fuese él quien saliese.

Pero se abre una tercera opción y es la de que realmente Mbappé tenga la intención de dejar el PSG. No es significativo que ayer mencionase a su actual club como una opción posible - y hasta preferible - donde poder refrendar sus pretensiones, puesto que no cabe, dada su situación contractual, otra declaración que esa, a riesgo de provocar un enfado contraproducente hiriendo el delicado orgullo de los qatarís.

Precisamente el diario Le Parisien, estrechamente ligado al club, informaba, hace dos semanas, de la intención del emir de Qatar de reducir la inversión en el PSG - incluso sin descartar la posibilidad de abandonar el club francés - para invertir en algún otro de una liga más relevante (la Roma es la favorita). Según Le Parisien, los qatarís se habrían cansado de que el equipo, lejos de proporcionarles el prestigio que habían buscado para su país con la inversión, se identificase cada vez más como un proyecto sinónimo de fracaso, amén de estar suscitando una reacción de animadversión generalizada en el resto de Francia.

De ser así, y de tener constancia de ello Mbappé, es posible que el jugador haya determinado que ha llegado el momento de dar el salto a otro club que le pueda llevar a cotas mayores. Eso mismo es a lo que también refirió ayer cuando específico que estaba en un momento idóneo para dar un salto en su carrera como futbolista.

Un salto ¿hacia dónde? Ya lo pueden imaginar todos ustedes.