Julio Gómez nació en Ronda, y soñó desde niño que el tajo era la portería mancomunada de todos los rivales del Real Madrid. Como su infancia transcurrió imbuida de la magia rondeña, cabe pensar que realmente lo fue, y que el tajo encajó en su imaginación (y por tanto en la realidad) todos los goles del mundo. No solo eso. Los mayores señalaban con el dedo a otros mayores y le explicaban cosas también mágicas cuya dimensión solo alcanzaría a comprender de mayor.
-¿Ves ese señor gordo? Es un americano famosísimo que hace películas y se llama Orson Welles. ¿Y ves ese otro con barba que va a su lado, entre Ordóñez y el gordo? Es un escritor también americano. Hemingway.
Cuando tuvo edad para irse a Madrid a estudiar hizo exactamente eso: ir a Madrid a estudiar y a conocer a mi hermana, no necesariamente en este orden. No sé cuándo ni cómo desarrolló esa inteligencia fuera de lo común y esa sorna tan afilada con la que podía hundirte en el lodo si se lo proponía. Conmigo nunca se lo propuso. Conmigo reservó su sarcasmo para los camareros ante las desorbitadas cuentas de los restaurantes ("A lo mejor el bistec componía madrigales y no me he dado cuenta") y los narradores de los partidos televisivos ("Buenas noches, señorita. ¿Podría decirle al locutor que está retransmitiendo al Madrid que se calle?"). Su rebeldía contra los abusos cotidianos y -fundamentalmente- contra la gilipollez humana solo estaba a la altura de la agudeza que desataba contra ellas.
Hace pocos días estuve en el hospital y le pedí que me recordara su infancia, así que volvió a contarme lo de Welles y Hemingway. Un aura de irrealidad lo cubría todo cuando lo narraba. No le privé de que volviese a contarme otras historias protagonizadas por prohombres rondeños menos célebres pero igualmente ilustres, como su profesor D. Manuel Martín, ese gran pedagogo que sacaba a Felipe a la pizarra para rectificar en cuanto agarraba la tiza.
-Espera un momento, Felipe. ¿Esto no va a ser mucho para ti? Sí, sí, este problema es mucho para ti. Anda, anda, siéntate. Y menos mal que no has llegado a poner eso que ibas a poner porque estos son muy burros y se lo aprenden.
Julio Gómez, mi cuñado, era un madridista cabal. Cada verano traía consigo el bullicio del mercado de fichajes, que comentaba con su inimitable estilo.
-¿Qué Maradona nos endosarán este año? ¿Será el Maradona de los Cárpatos? ¿El de los Balcanes? ¿O será el Maradona del Danubio?
Una de las últimas veces que lo visité en su casa, antes de visitarlo por última vez en el hospital, aprovechó nuestro reglamentario repaso a la actualidad del Madrid para soltar lo que me pareció una completa genialidad, y no creo que mi juicio se viera comprometido por las circunstancias. La genialidad le adornaba con frecuencia, y esta fue una de sus mejores perlas.
Piqué acababa de decir lo del palco del Bernabéu, donde Florentino mueve presuntamente los hilos de los poderes fácticos, rendidos por supuesto a sus veleidades. Bartoméu apoyaba a Piqué en sus manifestaciones, y Julio coincidía conmigo en que ese respaldo representaba un ataque institucional de club a club. Pero apostaba por la sutileza en perjuicio de los cañones. El Barça iba a visitarnos en el Bernabéu, y la cortesía obligaba a invitar a sus directivos a asentar sus culos en los asientos del mismo palco que anatemizaban. No le parecía a Julio que debiera anularse la tradicional invitación.
-Yo creo (eso sí) que el Madrid, un par de días antes del Clásico, debería emitir un comunicado que dijera algo parecido a esto: "El Real Madrid desea manifestar su orgullo ante las grandes figuras políticas, empresariales y artísticas que suelen visitar su palco. Sin embargo, deseamos recordar que la asistencia al mismo es enteramente voluntaria".
Le pedí permiso para citarle, cosa que hice en este artículo que le mostré en mi iPhone la última vez que fui a verle al hospital. La cita estaba metida con calzador, pero yo necesitaba que Julio apareciese por primera vez en La Galerna antes de que lo hiciese por segunda vez, es decir, ahora. Fue un homenaje por anticipado que pretendí sutil, aunque en realidad quedó forzado, aparatoso, aterido por el miedo a perderle.
Así (afanosa y desconcertante) quedó su aparición en el artículo y estoy seguro de que así la encontró Julio, pero no ofreció acuse de recibo de mi torpeza. Reaccionó con la misma jovialidad ligera que me gustaría pensar que opondría a esta segunda pieza.
-¿Habéis visto? Salgo en La Galerna- dijo sonriente a sus hijos.
En el artículo le definía como "ilustre galernauta" y me quedaba corto. Confiaba en su criterio y tuvo mucho que ver en los incipientes bosquejos de esta página. Le hacía gracia lo de "Madridismo y sintaxis", y solía darme consejos que invariablemente encandilaban al Padre Suances y a sus hermanos. Lloraré su inteligencia como se llora un corazón. Ya me pasa como a Lou Reed en aquella canción. Con qué pasmosa sencillez lo expresa el neoyorquino. "I miss your jokes and the brilliant things you said".
Julio Gómez, mi cuñado, mi hermano, el rondeño, ha muerto en paz en la habitación de un hospital en Madrid. La última vez que fui a verle, hace muy pocos días, se despidió desde la cama con un "Buen viaje" cuando yo ya salía por la puerta. Sabía que me iba a Cardiff, donde vivo, esa misma noche, pero no descarto que estuviese diciendo lo otro. Bien pensado, y aunque es el que se queda quien suele decir eso al que se va, los papeles pueden muy legítimamente invertirse. El que se queda también se está yendo.
Me cuentan que en su última noche, con todo decidido, pidió a uno de sus hijos que le pusiese el Deportivo-Madrid en la tablet. "Qué golazo", dijo al primero de James. Lo dejó encauzado en el descanso y luego entró en una somnolencia dulce de la que no despertó.
Probablemente (quiero creerlo tanto que lo creo) hay una Ronda donde el Madrid siempre gana, donde el mundo ha dejado por fin de ser imbécil, donde Welles y Puskas cotejan ufanos sus barrigas mientras se asoman al tajo, a la espera de quien pueda subir.
Qué bonito, Jesús, para tu cuñado. Esté donde esté, se sentirá orgulloso de estar nuevamente en La Galerna en un homenaje tan sentido y que lo trasciende todo.
Buen viaje, Julio. DEP.
Et lux perpetua luceat ei.
Precioso y emotivo.
Mi más sincero pésame, Jesús.
No te quepa duda que le has hecho los honores en este artículo póstumo dirigido principalmente a él.
De todas las personas que han sido importantes en nuestra vida, siempre nos queda algo de ellas una vez que se van. Y honra mucho a los que se quedan, hacer gala de todo lo bueno que nos enseñaron, que nos dieron y que nos divirtieron antes de irse...
Una gran persona se fue, no tengo duda que a mejor destino. Mi sincero pésame a la familia.
Mi pésame, bonito homenaje
Buenas a todos los madridistas de bien, solo lamentar la pérdida de un gran madridista y por ende gran persona que tuvo que ser tu cuñado; mi más sincero pésame tanto a ti Jesus, como a tu familia.
Hala Madrid y salud a todos los madridistas.
Una despedida preciosa, realmente emotiva y muy del RM. Siento su pérdida. Ánimo.
Precioso texto. Un fuerte abrazo.
Emocionante, Don Jesús. Me ha dejado con el corazón en un puño. Mi pésame vaya para usted y su familia. Un abrazo enorme
Mi más sincero pésame.
Precioso artículo. Un fuerte abrazo, Jesús.
Un abrazo Jesús. Bonito homenaje.
Palabras sentidas que plasman el afecto y cariño profesado hacia quien ya se fue. DEP.
Julio ¡ Tú te quedas ¡ nosotros seguimos ¡ DEP en tu feliz eternidad ¡ Hala Madrid
Maravilloso homenaje. Si, además, entró en esa somnolencia en el descanso del Deportivo-Madrid, tuvo la inmensa suerte de descansar tras ver los mejores minutos del Madrid en mucho, mucho tiempo, llenos de belleza, repletos de brega e intensidad. Una muerte dulce, sin duda. DEP, mucho ánimo, Jesús.
Jesus, mi mas sentido pesame desde CUERNAVACA(MÉXICO).
Se que te puede parecer estúpido, pero para mi sería importante que al lado de tus comentarios en Inglés por favor pusieras la traducción al mismo. Un abrazo.
Muchas gracias, Alfonso. Y no es ninguna estupidez, tomo nota de tu muy razonable petición. Un abrazo.
Gracias, por responder. Te mando tambien un fuerte abrazo.