Suspiros por España

Buenos días, amigos. Cantaba Concha Piquer aquello de El vino en nuestra tierra / Bebimos en tierra extraña / Qué bien que sabe ese vino / Cuando se bebe lejos de España, y si cambiamos el vino por el fútbol, podemos aplicarlo a las semifinales del Mundial de Clubes que superó la escuadra de Ancelotti anoche, lejos del ambiente tóxico, más bien delictivo, que muy a nuestro pesar se respira en España en torno a Vinícius y al Madrid en general.

Él, Vini, no vino en un barco, seguramente lo hiciese en avión —aún con la cabeza sin morder—, pero sí tiene nombre extranjero y aunque no el pecho tatuado, sí posee por el cuerpo varios grabados. Pero sobre todo atesora fútbol, también en general, y cuando no le agreden física o verbalmente puede dar rienda suelta a su juego y sucede lo que ocurrió ayer: gol, un penalti provocado señalado, otro no señalado, MVP del partido y ni rastro de insultos racistas ni patadas antideportivas ni maffeos ni raíllos.

Ojo, que el hecho de que Vinícius juegue mejor —en realidad tendríamos que decir que le sea posible jugar— cuando no le están pegando cada dos minutos es una afirmación muy diferente a aquella otra según la cual cuando Vini se centra en el juego es diferencial, leída con más o menos literalidad entre otros a Míster Chip. Y es muy distinta porque esta versión de los de siempre significa que depende de Vinícius poder jugar o no al fútbol, que Vini puede elegir que un racista de manera impune le llame mono o no, que el extremo del Madrid puede optar  por que el mostrenco de turno le saque del campo a patadas o no.

Como bien escribe Genaro Desailly hoy en nuestras páginas, es endémico en el Madrid perder el control de partidos que tiene ganados, y ayer no fue diferente. Con dos a cero el juego no era virtuoso en alto grado, pero daba para haber amarrado el resultado, si no ampliarlo, sin haber sufrido ningún sobresalto. Pero, como reconoció Ancelotti en la rueda de prensa posterior, el equipo bajó el nivel unos minutos y el rival se le subió a las barbas. La historia de siempre. Así, el Madrid tuvo que volver a emplearse con fuerza hasta que Ceballos y Rodrygo engarzaron un gol de esos que centellean en el estómago de manera cercana al amor. Y hablando de amor, aprovechamos para meter aquí la cuña de nuestro I Certamen de Cuentos Madridistas de San Valentín. Participad, el ganador se llevará a su casa (o a donde quiera) una camiseta del Madrid firmada por una leyenda y un Casio. Fin de la cuña.

Merece mención aparte Arribas, que salió al campo para meter un gol en 28 segundos. Qué bárbaro lo de este futbolista.

Del mismo modo que Vinícius no sufrió en Rabat el calvario que sufre en España, Marca tampoco ha castigado al brasileño con ninguna portada dañina. Sería cuestión de ir pensando en construir un Bernabéu en el Sáhara, por ejemplo.

La portada de As la ilustra una foto de Ceballos sosteniendo a un Rodrygo extasiado tras el orgasmo del gol. Vini contempla la escena sin temor de que venga algún Alejo a pegarle un empujón.

En el faldón destacan que Paco Blázquez, presidente de la Federación de Balonmano, quiere llevar este deporte al Bernabéu en 2028. Proponemos que fiche a Piqué y que arbitre Ovrebo.

Dejamos la portada de Mundo Deportivo por aquí, servimos otro café y continuamos.

El frontispicio de Sport tiene más tela que cortar.

Arriba, la exmujer de Alves asegura en una entrevista concedida al medio que el ex del Barça no haría una cosa así. Se refiere a la presunta violación, por supuesto. “Le conozco desde hace 22 años y sería incapaz de deshonrar a una mujer”. ¿Esta entrevista y este titular tienen la intención de blanquear la imagen de Dani Alves? No lo sabemos, pero sí sabemos que quien tiene que decidir es la Justicia en base a las pruebas, y no la exfamilia política del otrora lateral derecho del Barcelona.

Abajo, “La pegada del Madrid le mete en la final en otro partido muy gris”. Se aprecia con claridad que lo han escrito con algo contundente atorado entre la tráquea y esófago. El recurso ridículo de la pegada denota madriditis aguda.

Y en el medio, lo gordo, la rajada de Matías, el hermano de Messi. Sport recoge perlas como: «No vamos a volver a Barcelona y, si lo hacemos, haríamos limpieza echando a Laporta», o «Los españoles son unos traidores. Mi mamá se lo dijo a Lionel: “Te lo van a pagar como a Ronaldinho”».

Es llamativo que Sport escriba que los españoles son unos traidores cuando en el vídeo se escucha claramente que Matías Messi dice que quienes son unos traidores son los catalanes. Curiosa metonimia del todo por la parte la de Sport. Cuando es malo, escribimos españoles; cuando es bueno, escribimos catalanes. El hermano de Messi, por cierto, ha ofrecido ya unas disculpas que no convencen a nadie.

Pero no recoge otras joyas verbales del hermanísimo como: «El Barcelona se empezó a conocer por Messi, no lo conocía nadie, solo se conocía al Madrid». Boom.

Después de escuchar esto, no faltará quien niegue lo que ha dicho el hermano de Messi y siga deseando que vuelva el diez, o el treinta, argentino como si aquí no hubiera pasado nada. Here peace and after glory. Hipocresía de la Masía.

Y oyendo esta música, allá en tierra extraña, nos despedimos suspirando por lo que con Vinícius ocurre en España.

Pasad un buen día.