Superecuanimidad de España

Dos o tres veces al año las portadas deportivas recuerdan que el deporte es algo (mucho) más que fútbol, y ello si es que los restantes 363 o 362 días se ocupan realmente de fútbol, cosa que está lejos de ser una evidencia. Esta salida de la norma suele coincidir con algún éxito del deporte español allende los mares, cosa que creemos de justicia, pero también transida de cierto mal disimulado oportunismo cuando no de hipocresía. Le ha tocado, o mejor, se ha merecido con creces esta vez el foco la jugadora onubense de bádminton Carolina Marín, ya bicampeona del mundo de un deporte ciertamente minoritario, lo que tal vez no lo haga más deporte, pero sí menos viciado por la tan extenuante "opinología" reinante. Vaya desde aquí nuestra más sincera felicitación para Carolina, sin que ello nos pueda convertir de la noche a la mañana en finos analistas de su deporte, o en conspicuos aficionados que a la hora del éxito salen hasta de debajo de las piedras como lo hacen los lagartos cuando el sol está en su punto más alto. Este zapatero que es La Galerna conoce bien cuáles son sus zapatos y a ello quiere dedicarse, no solo por amor a los quehaceres más o menos elegidos, sino por no cometer el error (ay, tan español) de ponerse a hablar incluso sentando cátedra de aquello que ignora casi por completo.

Marca se hace eco hoy del notable éxito de Carolina Marín, pero le concede más espacio al inminente fichaje de Kovacic por parte del Madrid. No dejamos de ver la injusticia de tal extremo, si es que atendemos al esfuerzo muy poco reconocido que seguro hay detrás de las victorias de la campeona de bádminton. Ocurre, sin embargo, que esta injusticia no torna en justicia solo porque un día llegue Carolina (o un regatista, un atleta, un karateca...) a las portadas. Mucho nos tememos que serían necesarios muchos más días y cambios más profundos para que la sobreabundancia de noticias (?) futbolísticas no opaque otras historias dignas de mención, aprecio e interés. Así que ya ha quedado dicho: zapatero a tus zapatos, galernauta a tu galerna.

Parece que viene Mateo Kovacic, y a nosotros nos gusta que venga Mateo Kovacic, aunque solo sea -así de raros somos- porque nos parece realmente sonoro y atractivo su nombre, tan peculiar. Además, cuentan que Mateo admira sobremanera a Luka, y ello no solo nos parece lógico, sino también digno de cariño. Ambos son jugadores destacados de la selección croata, donde Luka ostenta más galones que Mateo por el poso que otorga una calidad contrastada durante años. Hay, por tanto, algo de transferencia psicológica en esto de ver ya con buenos ojos la llegada de Kovacic, a quien consideramos algo así como un hermano menor de Modric, quien seguro sabrá orientar del mejor modo posible al joven Mateo en sus primeros pasos como madridista. Por lo demás, parece un centrocampista de talento, buen trato de balón y esfuerzo generoso, características adecuadas para entrar con buen pie en el Bernabéu, además de muy propias de lo que viene siendo desde antiguo el jugador balcánico. Sea, pues, bienvenido Kovacic, o mejor Mateo, a quien -no nos engañemos- solo unos pocos conocían bien antes de que hoy le tocara recibir la luz del foco mediático, más o menos como le ha ocurrido a Cristina Marín.

Mateo y Carolina pasan a un respectivo tercer y segundo plano en la portada de As. Hoy se juega la vuelta de la Supercopa de España (con perdón) y el diario de PRISA se centra en este evento de un modo gráficamente ecuánime: media portada para cada uno de los equipos en disputa, una declaración de cada uno de los entrenadores y un titular en disyuntiva. Aunque no sea el Madrid el protagonista de la portada, les invitamos a anotar el día de esta ecuanimidad, cosa no tan acostumbrada para el diario As como sería deseable. Dando una tal vez impertinente vuelta de tuerca, acaso este trato justo y medido se haya hecho posible precisamente por no ser el Madrid el protagonista de la portada, razón perfecta para repasar algunas lecciones de periodismo académico y no forzar la realidad, no torcer los argumentos, no tirar barro a la pared, no hacer una ouija invocado a Juanito, o no dedicar una portada entera al portero del Oporto. Dicho lo cual, sabemos bien (y nos duele) que la ecuanimidad no cotiza al alza en los mercados, aunque queremos creer que su ausencia -es decir, todo lo que no hace hoy As, pero sí otros muchos días, cuando el Madrid es el centro- tiene fecha de caducidad.

Si en un alarde de lecherismo centralista el diario As centra su portada en la Supercopa, cómo no iba a hacerlo la prensa catalana. Eso sí, Mundo Sport, Sport Deportivo o simplemente Sportivo no puede hacer gala de equilibrio informativo, ya que su esforzada tarea es la de arengar, querer, desear, impulsar, motivar y todas esas cosas que el coaching triunfante recomienda. Es Messi el recurso principal -el clavo ardiendo- al que se agarra el barcelonismo para ver como posible una "noche mágica" de remontada. Messi sonriente y pleno de tatuajes, Messi eufórico abrazado a Dani Alves, Messi incluso como el Ethan Hunt de Misión Imposible, título al que en Mundo Deportivo han tachado la partícula negativa para convertir la tarea en realizable. Entendemos el recurso al crack argentino, pues esta noche es una ocasión ideal para que saque su mejor juego y su mayor efectividad, pero -aun siendo tal vez injusto- nos alegramos de no desayunar cada mañana con una foto de Cristiano en las portadas de la meseta, aunque solo sea porque (Laporta nos perdone) estamos más cómodos no siendo més que un club, sino nada más (y nada menos) que un club.