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Hola a todos. Pese a ser declaradamente apátrida por representar a lectores madridistas de distintas nacionalidades, La Galerna lamenta la eliminación de la selección  española. Al fin y al cabo, la mayoría de los que componemos el núcleo duro de este medio somos españoles. Decimos pues que lamentamos esta eliminación aunque sorprendernos, lo que se dice sorprendernos, no nos sorprende. Lo que sí nos sorprende, en cambio, es la sorpresa. Nos sorprende que muchas personas no lo vieran venir. Nos sorprende que, tras el extraordinario batacazo del Mundial de Brasil, pueda alguien sentir que esto nos agarra con el paso cambiado. España esperaba poder ganar esta Eurocopa porque siempre se espera que las cosas no sean como uno teme, no porque no hubiera mucho que temer. En este sentido, poco se entiende la portada de As. ¿Fin de ciclo? ¿No es más pertinente titular algo así cuando de hecho se está saliendo de un ciclo? ¿De qué ciclo sale uno cuando viene de esnafrarse big time en una Copa del Mundo? ¿No será que el ciclo estaba finiquitado hace dos años, aunque su vida fuera artificialmente alimentada por el pulmón mecánico de la adulación vana y sin fundamento? Relaño ensaya hoy en As un adiós al ciclo lleno de una gratitud que habría sido más loable de haber tenido lugar hace dos años. Es como llamar a la puerta del domicilio donde residen tu ex-mujer y su amante, por el cual te dejó en 2014, para declarar muy solemne según ella te abre la puerta que lo nuestro, amor, ya no tiene futuro. No menos sorprendente, precisamente por el grado de sorpresa que parece encerrar, resulta la portada de Marca. "Ya no somos los mejores". ¿Y quién dijo que lo fuéramos cuando hace ya dos años que caímos en Brasil con una actuación calamitosa? ¿No será que vivimos de espaldas a la realidad, en un autohomenaje permanente (y tan español) que ya incitaba al temor más recalcitrante? "Si tienes que perder una Liga por tener a Casillas de portero, esa liga la pierdes y punto", sentenció célebremente un periodista radiofónico. Si tienes que perder una Eurocopa porque andabas ocupado en rendirte tributo por la anterior, incluso aunque en medio ondeara el fiasco mayúsculo del Mundial, la pierdes y punto, parece concluir ese periodismo tan patriotero y autoindulgente que duele. Para esta Eurocopa sentamos a Casillas, pero el espíritu del casillismo, el descanso sobre los propios laureles, seguía presidiendo el panorama. De pronto, la jerga popular -tabú durante tiempo para los grandes medios deportivos- adquiere caracteres de presentabilidad. Y trazos de posteridad, añadiríamos, pues esta portada contribuye a la entronización del mote de cara a la Historia. Nuestro corazoncito español se duele ante el apodo, pero no puede menos que encajarlo con asentimiento. Floja por su nula capacidad de reponerse a los golpes, pero sobre todo floja por la pusilanimidad de su máximo tomador de decisiones, incapaz de dar relevos en un once gastado por el calor y la dureza de la campaña ya concluida (escuchen a Ramón Álvarez de Mon en el micropodcast), empeñado en absurdas transiciones dulces donde solo correspondía emplear el bisturí (lean a Antonino de Mora) y renuente a soluciones taxativas con impresentables como Piqué (escuchen a Paul Tenorio) o el quejumbroso Pedrito. El célebre diario deportivo argentino Sport barre para casa, constituyendo la nota discordante del panorama. Pero claro, aquí tampoco cabe la sorpresa, estando -como todo el mundo sabe- la sede social de Sport en la calle Corrientes de Buenos Aires. El drama para Sport es lo de Messi y no lo de la Roja o Floja, pero que no se preocupen tanto los pibes de Mascaró y compañía, che. Como ya subrayamos ayer en esta misma sección, los términos de la renuncia de Messi a la selección son lo suficientemente taxativos como para desterrar cualquier posible duda.

-Leo, ¿es definitivo?
-No sé. Creo que sí.

La Galerna apuesta porque Messi vuelve a la selección argentina, como apuesta por el aterrizaje de Caparrós en la selección. Buena suerte para ambos. Para unos más que para otros, de hecho.