Ayer cumplió diez años el SIUUUUUU de Cristiano Ronaldo. Nos lo recuerda un tuitero de los que llevan la cuenta de estas cosas. El rival viste de azul, no puedo ser más específico. Isco mete un gran centro hacia las coordenadas del aire sobre el área que el portugués ya ataca por anticipado. Remata de cabeza con el fatum de una demolición y se va a la banda.
No sé si lo tenía preparado o lo improvisa, pero pega un salto levantando los brazos y al caer los impulsa hacia atrás hasta más allá de la espalda. Grita algo pero, aunque hoy a ti te parezca un grito atávico, en el hoy de entonces tú no sabes qué es. En el hoy de hoy lo ves y te parece raro que esto tuviera un comienzo, que no estuviera ahí desde siempre, como aquella chica que manifestó a Brian May su sorpresa al saber que We Will Rock You lo había escrito ALGUIEN, para ella brotó, un poco como el portanálisis de cada día en La Galerna. De no haber sido alertado por el tuitero, en tu hoy de hoy creerías que es un SIUUUUUU de tantos, pero resulta que es el SIUUUUUU primigenio, el kilómetro cero de la rúbrica de la bestia, la madre de todos los SIUUUUUUs.
On this day 10 years ago, Cristiano Ronaldo did his first ever SIU celebration.
— Mikael (@MikaelMadridsta) August 7, 2023
Es un buen día para confesar que no soy un gran fan del SIUUUUUU. Corrijo: no sería un gran fan del SIUUUUUU de no haber sido ridiculizado por los antis. En el momento en que comenzaron a cachondearse de la voz (y el gesto), alegando que revelaba un ego mastodóntico, chocante y ridículo, yo comencé a defenderlo como si, por naturaleza, el SIUUUUUU no revelara en efecto un ego mastodóntico, chocante y ridículo, como si en efecto no fuera dignísimo objeto de cachondeo, vaya. Hay gente cuya opinión contraria a un SIUUUUUU es capaz de legitimar el SIUUUUUU más inaceptable del mundo. Por ejemplo —y conste que no recuerdo si fue así, aunque es muy probable—, una desaprobación del SIUUUUUU por parte de Julio Pulido habría convertido el SIUUUUUU en el paradigma del recato, la humildat y el señorío. Es más, ¿alguien se atreve a negar que lo sea?
Ayer cumplió diez años el SIUUUUUU de Cristiano Ronaldo. Fue el SIUUUUUU primigenio, el kilómetro cero de la rúbrica de la bestia, la madre de todos los SIUUUUUUs
Lo estoy llamando “el SIUUUUUU” porque no hay otra forma de llamarlo. Hay, eso sí, diferentes corrientes de opinión en cuanto al número justo y necesario de vocales que hay que emplear para transcribirlo. Todas estas escuelas de opinión están siendo escuchadas, por riguroso orden de llegada, en la sede de la RAE antes de dar entrada a la palabra en el diccionario.
Como se verá, soy firme partidario de la escuela de las seis úes, que los más cicateros reducen a cinco. Muy pocos (a lo sumo algunos piperos de aquí y de allá, aunque principalmente de Sanchinarro) se adscriben a la escuela de las cuatro úes, que no refleja ni al pedo lo hipohuracanado del grito. Cuatro son manifiestamente insuficientes.
Los escolásticos más excéntricos respetan las seis úes pero añaden una i más a la solitaria i afirmativa, como si Cristiano hubiese precisado en algún momento confirmar la veracidad del gol. No obstante, la escuela del SIIUUUUUU (con dos íes) ha caído en franco descrédito. Se ha creado un consenso entre los estudiosos, en el sentido de que prima en la voz ronaldesca el componente eufórico por encima del afirmativo. El parecido del grito con la fórmula afirmativa por excelencia (sí) sería pues una mera excusa para la expresión de la alegría del gol como suerte suprema del fútbol. Es un simple inicio, un arranque ad hoc para el berrido de éxtasis más que una fórmula para asentir, un pretexto. El SIUUUUUU se parece tanto a un escueto y rutinario “sí” como All You Need Is Love a la Marsellesa.
Es un buen día para confesar que no soy un gran fan del SIUUUUUU. Corrijo: no sería un gran fan del SIUUUUUU de no haber sido ridiculizado por los antis
Los madridistas más viejos contamos con más recursos que los jóvenes, tanto para esquivar la eyaculación precoz como para defender el SIUUUUUU. La razón tiene nombre propio: Hugo Sánchez. Hugo nunca gritó SIUUUUUU para celebrar un gol, pero la voltereta y el gesto de rabia inmediatamente posterior (puños al aire) son claros precursores. Cristiano no solamente siguió la estela de las chilenas. Son personalidades parecidas. Hugo metió una vez un gol con el pecho y lo celebró mascullando “Macho mexicano” a la cámara más cercana. Quienes en su momento tuvimos que defender eso como claro ejemplo de contención y respeto lo tuvimos, años después, facilísimo para hacer nuestro el SIUUUUUU. Hugo nos curtió. El “Macho mexicano” era una horterada, pero era NUESTRA horterada. No me hagáis decir que el SIUUUUUU también lo es (o SIUUUUUUU, perdón, o sí). Se convirtió también en un salvoconducto para el susto gratuito, y aun así lo defendemos. En pleno 2023, nadie está a salvo de que su primo madridista le responda de esa guisa, por WhatsApp, a la pregunta de si piensa ir a la boda de Miguel en Valdepeñas.
Cristiano se empeñó alguna que otra vez en ponérnoslo difícil. Fue cuando optó por solazarse de ese modo no con un gol, sino con el Balón de Oro. Aquel grito resonó de modo más antinatural que nunca, además no combinaba bien con el tuxedo, pero le queríamos tanto —y le odiaban tanto los que odian al Madrid— que todos defendimos aquel arranque con el argumento de que la vergüenza ajena es ajena por algo, y que quien debe estudiar su sarpullido es quien encima lo tiene, como sucede en los pedos con quien los huele y por tanto debajo los encuentra. Yo casi me autoconvencí, lo recuerdo bien.
El SIUUUUUU de Cristiano es como la corona y la capa de armiño de Freddie al final de los conciertos. Arrogante hasta el pasmo. Excesivo a todas luces. Prescindible sin duda. Pero tan autoconsciente de su propia ridiculez, tan voluntario en su humorismo, en su autocaricatura, que me gusta
Diez años después, sigo apostando por la pertinencia de un buen SIUUUUUU, sin reflexionar mucho sobre ello, eso sí, no vaya a encontrarle pegas mi lado estético más tiquismiquis. Antes hablábamos de Queen, y se me ocurre ahora que el SIUUUUUU de Cristiano es como la corona y la capa de armiño de Freddie al final de los conciertos. Arrogante hasta el pasmo. Excesivo a todas luces. Prescindible sin duda. Pero tan autoconsciente de su propia ridiculez, tan voluntario en su humorismo, en su autocaricatura, que me gusta. Me recuerda que Freddie era el mejor. Me recuerda, más allá de cualquier consideración que pretenda aislar este factor, que Cristiano fue el más grande de su era, sencillamente, que fue nuestro en los mejores años de nuestras vidas, y que será fundamentalmente nuestro cuando deje el fútbol. Para siempre.
Feliz cumpleaños, SIUUUUUU. Supongo.
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Según mis arduas investigaciones, los azules eran los blues. O sea, el Chelsea. El partido fue en Miami. Era la final de la International Champions Cup. Mourinho acababa de cambiar el banquillo del Madrid por el del Chelsea, así que hubo quien interpretó que Cristiano estaba vacilando a Mou por cuitas pasadas.
Cristiano marcó el 2-1 y el 3-1 final. Este último fue el gol del siuuuuuu.
Lo que resultó ser fue el principio de la segunda época más dorada del Real Madrid. Desde entonces, cinco champions en diez años. Siuuuuuu... es bueno mantener la sexta u porque cada una representa una orejona, en mi libre interpretación.
Me parecen muy acertados los argumentos esgrimidos por don Jesús a la hora de defender la idoneidad del SIUUUUUU de Cristiano Ronaldo, el coloso de Funchal. Su sentida opinión al respecto, al igual que la mía , es un ejemplo que serviría para explicar el mecanismo cognitivo que la Psicología denomina razonamiento motivado.
Pulido...puffff (4 efes); nada que ver con la Agencia Efe.